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Narrador omnisciente

El tratamiento de Karl había terminado, ya se había tomado la última pastilla.

Ahora, estaba en aquel consultorio con Leonard, su psiquiatra.

Aquel hombre, de ya unos cincuenta y algo de años, le había dicho que se veían dentro de 5 meses, para ver cómo iba, y si necesitaba otro tratamiento con alguna otra pastilla. Cosa que era muy poco probable, ya que el tratamiento con mirtazanpina ya había terminado.

Karl salió de aquel consultorio, para dar un suspiro e irse a su casa.

El, se planteaba el hecho de meterse en otro tipo de pastillas; en la droga.

Tomó una decisión, esta era probar la morfina. El, no tenía mucha idea sobre las drogas, Karl simplemente sabía el nombre de algunas y de como se consumían.

Decidido, esperó a que se haga de noche.

Ya en el horario, tomó una navaja y se dirigió hacia aquel callejón. Rezando por dentro de que no le pase nada.

Se adentró en la zona. En el camino había demasiado gente en el piso durmiendo, o desmayados gracias a las drogas. También otros inyectandose.

Se metió a ese famoso lugar, y vió a una persona bastante misteriosa. Esta estaba bastante a la defensiva.

Se acercó, y ahí comenzó la charla y las preguntas. Esta persona era bastante amenazadora, realmente daba miedo.

Luego, comenzaron las recomendaciones.

Karl optó por comenzar con un poco de morfina, y de paso llevarse una pequeña bolsa de cocaína.

Pagó, se desearon suerte y el menor se retiró de aquella zona peligrosa.

Llegó a su casa y vio aquella jeringa y aquel tarro de vidrio, también a su contenido.

No quería inyectarse primero, pero si probar aquel polvo blanco.

Tomó una tarjeta y puso un poco de la cocaína sobre la mesa. Luego, comenzó a armar la línea. Obviamente bastante irregular; era la primera vez que lo hacía.

Decidido, se acercó a aquella raya y la inhaló, sin problemas.

Al hacerlo, suspiró. Ya estaba, ya lo había hecho.

Los efectos comenzaron rápidamente.

Karl estaba eufórico, caminando de acá para allá. Con la mandíbula tensada, y su aumento de pulso. Todo eso se sentía tan bien.

Bajo los efectos de la cocaína no se arrepentía. Y sin los efectos tampoco.

Karl había entrado a un mundo tan complicado, sin siquiera saberlo. ¿Todo por qué? Por un problema amoroso que podía solucionarse con una simple charla.

That teacher - karlnap Donde viven las historias. Descúbrelo ahora