Bandit corrió a la habitación de Chilli después de haberse registrado y hacer todo el papeleo necesario.
Corrió tan rápido como se lo permitian sus piernas. Sentía que su corazón se saldría de su pecho, solo podía pensar en Chilli.
"No me dejes amor mío"
Cuando llegó a la puerta se tranquilizó un poco, respiró y entró a la habitación. Chilli estaba acostada en la camilla usando una bata de hospital de color verde. Estaba todavía inconsciente, pero su respiración era normal. Bandit suspiró aliviado. Aún tenía a Chilli a su lado.
No podía perdonarse a sí mismo por haberse alejado de su gran amor. El se sentía como un monstruo, se hechaba la culpa de la decisión que Chilli tomó. Creía que si él no se hubiera ido de su lado, ella no habría tratado de acabar con todo.
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Unas horas más tarde.
Chilli despertó, su cabeza le dolía, estaba desorientada, miró a su alrededor, estaba en el hospital.
"Que pasó? Que hago aquí?"
Fué entonces cuando vió a Bandit. Estaba sentado en una silla a su lado, estaba profundamente dormido. El corazón de Chilli se derritió al ver esta imagen.
"Mi hermoso Bandit"
Entonces Bandit despertó tan solo unos pocos minutos después que Chilli. Bandit sonrió cuando vió a Chilli. Él la amaba con todo su corazón. Su mundo brillaba cuando ella estaba a su lado. Preferiría morir antes que vivir en un mundo sin Chilli.
-Hola chilli.- saludó Bandit.
Su mirada tenía algo de tristeza y se notaba que había llorado bastante. Chilli se sintió triste al ver lo que le había hecho a su Bandit.
Entonces lo recordó todo. Recordó como había alejado a Bandit de su lado, recordó cuando se tomó las 27 pastillas para dormir en un intento de acabar con su dolor y se acordó del motivo de ese dolor, su bebé, su angelito.
Las lágrimas empezaron a caer por sus mejillas al recordar su dolor.
-Mi bebé.- Sollozó Chilli. -Oh mi bebé! Bandit, lo siento tanto!-
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