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"Si pudiera devolver el tiempo, lo haría. Si pudiera evitar que se vieran, lo haría. Si pudiera contener lo que sentía, lo haría. Lo haría para protegerla"



...



Subí las gradas, y, en cuanto alcé la vista... Lenna estaba de pie, frente a SU puerta, tocándola. Enfurecí.

–¿Qué haces? –ella regresó a verme. No pensaba, solo actuaba.

–Ah? Pues, bueno yo... Quería conocerla jejeje.

Camine, lento, tratando de aparentar que todo estaba bien, que no me disgustaba en lo absoluto. No quería que la vea. Nunca eh querido que las conozca, estas perras no merecen que su vista se pose en ellas.

–Bueno. Ya te dije que está enferma.

–Si lo sé, Víctor, pero... Yo...

–No, Lenna. En cuanto ella este bien yo te la presento.

¿Qué diablos digo, no la va conocer.

Ella, se acercó, lentamente y sonriendo. Me intento tomar de la mano y...

–¿Por qué el picahielo?

Dirigí mi vista hacia mi mano, me temblaba, pero no porque me descubrió, era emoción.

Sonreí.

Lenna retrocedió dando traspiés. Y yo seguí caminando lento.

Su mano temblorosa se movió hacia la puerta.

–Lenna.

La advertencia en mi voz era notable.

–Ví-Víctor?

–Vamos a la habitación.

Su pequeña boca se abrió, pero no emitió sonido alguno.

–Lenna–tome uno de sus mechones rojos y juguetee con el– Vamos-incline un poco mi cabeza, aparentando entendimiento y algo de sumisión.

Su mano se estiro a mi rostro y en ese momento, su rodilla dio contra mi miembro. El dolor fue punzante.

–¡¡¡AYUDAME!!! –su grito resonó junto a los golpes que dio contra SU puerta.

–¿Qui-quién? –SU voz temblorosa invadió mis oídos y la ira me cegó.

–¿Cómo? –me levante, el dolor aun presente en mi verga–¡¿CÓMO TE ATREVES HABLARLE?!

Su mirada se llenó de miedo y en un instante estampe su cabeza a la puerta, Lenna cayó al suelo a la vez que la puerta era abierta y una pequeña y asustada Adriana se asomaba.

–¿Qué-qué ha pasado? –preguntó, mientras me miraba con horror.

–Vuelve a dentro–susurré, y me agaché para recoger el cuerpo de la chica y colgarla a mi hombro, sangre brotaba de su cabeza.

Una punzada en mi pecho me obligo a volver a mirar Andriana.

–Regresa–dije, apretando la mandíbula. Quería abrazarla y susurrarle que todo estaba bien.

Siguió parada ahí. Pequeñas lagrimas se acumulaban en sus preciosos ojos avellana.

–Adriana, no me quiero desquitar contigo–mi voz demandante la sobresalto. Realmente quería abrazarla y.... besarla.

Lentamente la puerta se cerró y con ese sentimiento me fui al sótano.

...

Su respiración tranquila hinchaba sus generosos pechos que, para atrasar mi tentación, estaban tapados por una fina manta.

Me gire y tome las tijeras que había afilado anteriormente junto al frasco de vidrio con hielo y agua.

Me gire al escuchar un pequeño quejido.

–Mhmm, despertaste.

Su cuerpo se removió, mandando a la verga la manta que la cubría.

–¿Víctor?

Sus ojos parpadearon para adaptarse a la luz y me miraron con incredulidad y miedo.

Su inútil intento de zafarse era tierno. Sus manos y tobillos estaban amarrados.

–¡SUELTAME!

–Mmm. Nop.

Lagrimas bañaron su rostro y pequeños gemidos fueron emitidos desde su garganta.

–Por favor...

–No Lenna-me acerque a paso lento con las tijeras en la mano-Tu decidiste confiar en mí. Tú te subiste a mi auto. Tu entraste por esa puerta seduciéndome como la puta que eres. Tú me diste permiso de hacer lo que quiera contigo.

Su cuerpo se removía y con cada movimiento sus tetas brincaban.

–Tú tienes toda la culpa. Tu debes hacerte cargo de esto.

Tomé uno de sus pechos y sin titubeos empecé a cortar el pezón.

Sus gritos, sus ruegos, sus lamentos y la sangre era lo único que percibía. Era lo único que me importaba. Era lo único que quería.

Al terminar de extirparlo proseguí con el otro.

Lenna, estaba roja, no solo por la sangre, la perra maldita se estaba aguantando lo gritos.

Me detuve, dejando la tijera en su pecho y tomé sus mejillas, apretando sus labios hasta hacer un puchero.

–Si no gritas será peor, perra.

Seguí cortando sin embargo ella no emitía sonido alguno. Sin remordimientos, aparte las tijeras, tome su pezón y lo arranque.

El grito que soltó fue desde el esófago. Fue tan grave y desgarrador que casi me da pena. Casi...









M.C

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⏰ Última actualización: Jun 03, 2023 ⏰

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Diario de una mentira {EN PAUSA}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora