Fue una noche como las anteriores. Pero esa fue... totalmente diferente.
Hacia un mes que Víctor había empezado a dormir conmigo, y a su vez, había empezado a temblar todas esas noches.
...
Su pecho chocó fuertemente contra mi espalda debido a su acelerada respiración. Su cuerpo tembloroso se aferraba a mí.
–Vi-¿Víctor?
–Cállate
–Pe-pero tú...
En ese momento, Víctor se giró y se levantó estrepitosamente, asustándome en el proceso.
De inmediato me gire solo para verlo sentado en el borde de la ventana.
–¿Qué es lo que...?
–Solo cállate y escucha.
Trague y respire hondo.
El ambiente pasó a ser pesado y.... tenebroso.
No me esperaba lo que venía.
Creí que me diría que tenía una enfermedad terminal o que se había metido con alguien ocupada y su pareja lo estaba acosando o algo parecido.
Algo que, para mí, era realmente preocupante, sin embargo, él tenía algo mucho más grave por contarme.
Era... un oscuro secreto con el que, desde ese instante, cargaríamos ambos.
⚠️
A partir de este momento les pido que, si son sensibles a la sangre y todo este tema de desmembramientos, por favor no leer.
Saltarse al sexto capítulo.
⚠️
–Te pido que mantengas tu mente abierta y tu boca cerrada.
Trague grueso. El aire empezó a faltarme, pero me obligue a calmarme.
Él... Parecía necesitar apoyo... Un apoyo que yo no podía brindarle.
–La chica que viste hace un mes.
–¿La última que vino?
Él me miro, serio. No debía hablar. Se giro nuevamente.
–Si– a través de la oscuridad, divise como su mandíbula se tensó– Bueno ella... Esta en el sótano.
No dije nada. Él no quería escuchar nada.
–Muerta
¿Debí levantarme e irme? ¿Debí decir algo? ¿Debí...?
Víctor:
Su cuerpo semidesnudo me llamaba. Ella lo quería, yo la deseaba.
Su respiración acelerada me ponía a mil.
No podía dejar de imaginar su vida desvaneciéndose en mis manos. La sensación de su sangre cubriendo nuestros cuerpos. Anhelaba que su ser tocara al mío y que su último aliento de vida me perteneciera.
–Víctor...
Su ronroneo tan bajo y seductor provocó que mi cuerpo quisiera responder a ese estimulo, sin embargo, no debía.
Me acerque lentamente, ella, como la perra que era, se acostó, invitándome hacer lo que quisiera con ella. Lo anhelaba tanto como yo.
–Por favor...
La tomé de las caderas y la hice girar. Montándola, tenía su espalda a mi merced.
–¿Qué puedo hacer? –mi voz salió necesitada.
–Todo...–eso...–Todo lo que quieras, ...–más– Víctor... –¡más!– ¡Por favor!
Estaba listo. Tenía su permiso. Su consentimiento.
Al fin. Después de tanto haberlo soñado. Al fin podría hacerlo.
Las manos me picaban.
¿Por dónde debía empezar?
¿Debía solo follarla hasta cansarla y después ahorcarla?
¿O...?
Mire a mi alrededor, desesperado. Lo mire todo y me recrimine por no tener nada listo. No esperaba que ella aceptará venir, es decir, no solo por ser amable debía aceptarme. Lenna...Lenna era como... Ella.
Ilusa.
Confiada.
Sonriente.
...
Pequeña.
Mi única idea fue ir a la cocina.
–Ahora vuelvo–susurre separándome.
No obtuve respuesta.
Debí atarla.
No me moleste en taparme, seguro Adriana estaría en su habitación. No se atrevería a desafiarme. Y si lo hiciera... No.
Pase junto a su puerta. Podía escuchar su respiración agitada. Seguro, lloraba o se tocaba...
Bajé las escaleras y verificando que todo estuviera cerrado fui a la cocina.
Abrí el refrigerador y saqué el picahielo.
...
Necesitamos un respiro, ¿No?
M.C

ESTÁS LEYENDO
Diario de una mentira {EN PAUSA}
Historia CortaCuando leas este diario yo ya estaré muerta, talvez él me mato o simplemente ya no pude con la carga de este secreto, lo importante es que se sepa la verdad de que le paso a Lenna Ross