Capítulo Tres

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El ambiente en el edificio que la pandilla utiliza se ha vuelto más frio, oscuro y distante. La tensión empeora con los días, y los muchachos ni siquiera tienen ánimos para entrenar en el rin o siquiera beber alcohol.

La primavera parece afectar el humor de todas las personas que rodean a Gojo o eso es lo que piensa Utahime y por más que pregunte sobre el pasado del alfa, el grupo se niega a hablar sin autorización. Más que una promesa, es por lealtad hacia Gojo.

En los primeros días hace frio, luego los capullos de las flores se abren y la ciudad se cubre de un manto rosa, los arboles de cerezo están llenos de vida. Y el día tan esperado llega junto a un sol radiante, las personas aprovechan para salir a caminar y disfrutar del buen clima, y el ruido se hace más fuerte. Las misiones junto a cualquier actividad en la editorial se cancelan, y Gojo desaparece sin ningún otro aviso.

En esta fecha, en este día, Satoru Gojo se deja consumir por los recuerdos y el sufrimiento de haber perdido lo que más amaba.

—El necesita descansar. Quizás se comunique contigo mañana—expresa Shoko antes de colgar la llamada. Utahime se siente molesta, solo trata de saber si el hombre está bien, si necesita de algo, pero ellos se niegan a decir algo. Se toma un momento para reflexionar sobre ello, entonces decide agarrar sus llaves y emprender un viaje hacia la residencia Gojo, los únicos que podrían responder a sus preguntas son los padres del alfa.

Es mediodía cuando los rayos de sol atraviesan las cortinas, iluminan la habitación y hacen que su humor empeore. Gojo coloca una almohada sobre su cabeza, negándose a levantarse de la cama. Su cabeza duele, y todo su cuerpo se siente pesado.

Es tan molesto sentirse así de miserable, tan injusto que no puede evitar patalear y arrojar las almohadas fuera de la cama.

«Cinco años»

Han pasado cinco malditos años desde su boda. Sería una mentira decir que no ha contado los días, horas y minutos desde que Megumi se fue. No se supone que su aniversario de bodas fuera de este modo, ni siquiera tuvieron la oportunidad de celebrar uno. En su mente había imaginado tantos escenarios, tantas cosas por hacer.

Primero bañaría a Megumi con besos y abrazos, prepararían el desayuno juntos, aunque su omega haría la mayor parte, porque si él lo hiciera tendrían que llamar a los bomberos. Luego saldrían a caminar, disfrutando de sostener sus manos, llegarían a una biblioteca y se besarían a escondidas. Compraría un gran ramo de flores para Megumi, y presumiría con orgullo la belleza de su omega frente a todas las personas, habría tantas cosas por hacer, pero...

«Lo arruinaste todo, Megumi» piensa, soltando un gran suspiro. Al ponerse de pie, el dolor de cabeza aumenta, aunque no se compara con lo que siente en su pecho.

El departamento esta arruinado, como si un huracán hubiera arrasado con toda la sala. Hay lámparas rotas, botellas de alcohol en el suelo y algún que otro cuadro ha sido dañado. Se deja caer sobre el sofá, los cojines son tan cómodos que valió la pena pagar millones por él, sin embargo, nunca podría compararlo con el anterior.

—Eres un idiota—ríe, mientras se refriega los ojos. El ardor en ellos es incómodo, pero se niega a llorar. Este lugar es demasiado grande y silencioso; seguro que a Megumi no le hubiera gustado. — Lo odiaría por completo.

Su omega habría preferido mil veces una casa más pequeña y acogedora, con paredes pintadas de un color cálido y no de un gris aburrido e insípido. También habría colgado fotos de ellos, de la familia y habrían adoptado alguna mascota.

Gojo cierra los ojos, y se pierde en los recuerdos.

«12 de enero, 2012»

El sofá que llego con el departamento es de un color marrón, y presenta parches que Megumi cosió para tapar los agujeros. A su parecer fue una pérdida de tiempo, porque volverán a romperse o se abrirán otros nuevos, sin embargo, Megumi parecía muy feliz de arreglarlos. El color está desgastado y los cojines son incomodos; Suguru ha dicho que lo quemara un día de estos o lo arrojara a la basura, pero...Satoru lo ha encontrado útil, demasiado útil.

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