Esta historia trata de como el inicio de cada historia de amor no siempre es de una forma romántica, ellos se odiaban pero en algún punto decidieron llevarse bien, por obligación, o quizá... ¿No?
Autora de la historia que estoy reescribiendo y conti...
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En una tarde soleada, Tacna se encontraba tumbada en el sofá de la sala, absorta en sus pensamientos mientras observaba el techo con admiración. La luz del sol se filtraba a través de las cortinas, creando un ambiente cálido y reconfortante. Sin embargo, su mente estaba lejos de esos rayos de luz, pues se sumergía en preguntas, cuestiones sobre las veces donde cada vez que salía con Lima se sentía observada, sentir eso le daba escalofríos, temía mucho sobre aquella persona, pero exactamente más por las posibles intenciones de esta misma persona.
Tacna mientras se encontraba perdida en sus pensamientos, había una voz llamándola. Era Amazonas, el cuál estaba llámandola junto a Ica. Así es como la tacneña sale de su mente y atiende a los llamados de sus hermanos.
—¡Tacna! ¡HÁBLANOS! —Dijo Ica desesperado.
—¿¡QUÉ SUCEDE!? ¿¡YA PUSO LA MARRANA!? —Gritó Tacna.
—Eh no... Irémos a un paseo Tacna, y queremos que seas el perro. —Bromeó Amazonas.
—Tacna le dio una mirada amenazante antes de hablar— Cállate, por eso no tienes novia.
—Ica soltó una risa antes de hablar— Bueno ¿Pero vamos o no?
—Sí, vamos.
—... Ya, pero solo falta la correa para Tacna.
—¡¡BASTA!! —Gritó Tacna para abalanzarse sobre Amazonas— POR ESO NO TIENES PAREJA... —Hace una pausa— Y es por eso... que... SIGUES ¡VIRGEN!
—¡HEY! TACNA. ¿¡QUIÉN TE ENSEÑÓ ESO!? —Hablo Ica para luego acercarse y quitar de encima a Tacna, la cual parecía que quería ahorcar a Amazonas.
—¿¡Qué importa!? Vámonos. —Agarra sus cosas lista para irse.
—Tacna no te creí capaz... —Habló Amazonas decepcionado— Es mejor que nos vayamos.
Se dirigieron a la puerta sin más que decir, Tacna y Amazonas estaban peleados, no querían dirigirse la mirada, ni hablarse. Ica decidió no decir algo y solo trató de hablar con ambos por igual. Eso solo provocó más ira dentro de ellos, ya que sin darse cuenta, hicieron una competencia de quien hablaba más con Ica.
Así siguió hasta que llegaron a un pequeño parque, con algunos juegos en este. Los tres se sentaron en el pasto y aún se encontraba la tensión en el ambiente.
