Chu WanNing nunca había estado con nadie antes de Mo Ran, nunca había siquiera pensado en un hombre o una mujer antes de Mo Ran.
Luego de casi seis años de matrimonio con Mo Ran, Chu WanNing comienza a tener pensamientos involuntarios en su cabeza...
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-Te ha dicho que la sueltes-. El rostro de Wanning estaba desfigurado por el asco y la rabia, ardiendo por dentro, aguantándose tal vez las ganas de desplegar todo el potencial de Tian Wen sobre aquel asqueroso hombre.
El susodicho se giró pero no soltó la cintura de la joven, sonrió morbosamente ante la figura del inmortal vestido de blanco frente a él.
-¿Me hablas a mí?-. WanNing lo miró con más desprecio, como si su mirada pudiera cortarle el cuello.
-No lo volveré a repetir, sueltala-. El hombre rió a carcajadas soltando algunas gotas de saliva sobre el cuerpo de la chica. Ésta asqueada, se apresuró a limpiarselas y en un momento de debilidad del hombre, logró empujarlo lo suficiente para huir de sus brazos y correr a ponerse detrás del inmortal, presionando sus mangas en un intento de sentirse protegida.-Ahora vete-. La cubrió con su delgado pero duro cuerpo, ella era mucho más pequeña en altura que él así que fue lo suficiente para taparla por completo de aquel hombre, no pasaría tan fácil sobre él.
-Tú no entiendes, señor. Ella es mi esposa, ¿Verdad, cariño? Ven con tu esposo-.
La niña aterrada negó varias veces mientras sus lágrimas no paraban de salir, hasta había reemplazado el hambre por el miedo atroz de estar a punto de ser abusada en un sucio callejón.
-No te creo, estuve en el restaurante y ví cómo la forzaste a venir-. El hombre comenzaba a ponerse nervioso así que lo primero que atinó a hacer es lanzarse a golpear a WanNing.- ¡Tian Wen!
(Au: El verdadero cagasste xd)
Mo Ran.
El macho alfa iba provocando un desastre de hormonas entre las jovencitas del mercado mientras caminaba buscando algo en especial desconocido para todos.
-Estaba por aquí, lo sé-. Pensó mientras observaba todo el lugar. No fue hasta que llegó al final del mercado que la vió, una tienda de lona en tonos violetas y negros. En un cartel de madera posaban las letras "adivinación y destino".
Mo Ran no dudó ni unos segundos en correr hacia allí cuando ya estaba delante de una sacerdotisa de oráculos, especialista en problemas amorosos. No pregunten cómo Mo Ran consiguió la información de cómo encontrar a esta señora, simplemente creyó que en algún momento la necesitaría pues siempre se encontraba inseguro de si algún día su WanNing se cansaría de él y tuviera que recurrir a la adivinación para "avivar la llama". Y sin duda ese día llegó.
-Pero que joven es usted, Gongzi. ¿En qué podría ayudar yo a un jovencito tan fuerte y atractivo como usted?-. Mo Ran se sentó frente a la mujer de avanzada edad y suspiró antes de responder.
