- ¿Puedo saber por qué tenías tanto interés en limpiarte? - Pregunto, aburrido mientras veía a la chica limpiarse la cara por octava vez frente al espejo de la enfermería.
Él se encontraba sentado en la cama, no le había dejado acercase a ella, retrocedía siempre que lo hacía o rechazaba su ayuda. Eso lo empezaba a cansar, ella era una belleza y eso no lo podía negar, pero parecía bastante egocéntrica, y no era como si él no lo fuera y no se pasará horas delante del espejo, pero nunca lo hacía frente a un desconocido o tenía una crisis por no verse perfecto.
- Tengo TOC. - Hablo en un susurro, como solía hacerlo, como si no quisiera llamar la atención con sus palabras.
- ¿Eso qué es? -
- Trastorno obsesivo-compulsivo. - Lo miro, le avergonzaba levemente su trastorno, pero sabía que si no lo explicaba podría haber malentendidos. No era como si lo ocultara, solo que si no le preguntaban ella no lo iba a contar, por eso solo los profesores y su hermano eran conocedores de eso. - Básicamente, me da terror todo lo que está sucio... aunque es un nivel bastante bajo el que tengo. -
- Ya veo. - Asintió el chico y se miró a sí mismo, su sudor ya se había secado, pero seguía oliendo a él, algo normal después de hacer deporte, por eso la chica se alejaba siempre que intentaba acercarse y rechazaba su ayuda.
Se quedaron unos segundos más en silencio hasta que él volvió a hablar.
- ¿Y por qué te apuntaste como manager? El fútbol es un deporte en el que siempre estás sudando por correr, además, tienes que coger nuestras toallas cuando acabemos de usarlas. - La miro con curiosidad, era raro.
Un escalofrío pasó por la espalda de la chica, y una arcada le llegó a su boca cuando pensó en recoger las toallas sudadas, por suerte llego a detenerla sin hacer algún ruido. - Me lo pidio mi hermano.-
Chigiri la vio y asintió, normal que nadie hubiera aceptado, hasta sus "fans" preferían animarlo tras la vaya a hacer todo el trabajo de un manager, solo los chicos que no habían sido aceptados en el equipo tomaban ese puesto, para algún día poder participar y dejar ese trabajo, como lo había hecho su hermano. Pensó que sería un típico favor entre hermanos, aunque creía que se llevaban mal.
Chigiri se acercó aún con una distancia de seguridad para no incomodarla y cogió una toalla húmeda, comenzando a limpiarse la cara del sudor seco.
Cuando levanto la vista vio a la albina que lo miraba, con un atisbo de luz en sus ojos atentamente.
- ¿Sucede algo? - La miro extrañado.
- No, no es nada. - Sonrió tímidamente y volvió a verse al espejo, mirando por el cómo el chico también se limpiaba detrás suya.
Quedaron en un tranquilo silencio, uno cómodo y pacífico, mientras el olor de las toallitas húmedas de limón inundaba la habitación.
Ya de nuevo en el banco bajo la sombra del campo de futbol volvió a hacer sus deberes, hacía un rato los jugadores se habían intentando acercar para preguntarle por su sangrado nasal debido al balonazo en la nariz, pero Chigiri los había alejando diciendo que deberían seguir entrenando o no llegarían a las nacionales, lo que hizo sonreír a la chica, agradecida por el acto del chico, entraría en pánico de nuevo si esos chicos sudorosos se le acercaban.
El pitido del entrenador sonó, dando por finalizada la practica, mientras que a su vez la chica acababa su tarea.
- Bien, Kaori empieza a repartir las toallas y botellas de agua, por favor. -
Asintió de manera incómoda y se levantó a coger todo mientras el entrenador les hablaba y daba instrucciones.
Comenzó a repartir las cosas con incomodidad, alejándose lo más posible del chico que la tomara sin que lo notara, por suerte todos cogían la toalla del otro extremo que ella no tomaba. Menos uno.
- Gracias Kaori. - Su hermano sonrió con burla, mientras Kaori podía ver a camara lenta la mano sudada de su hermano dirigiéndose a la limpia mano de ella para coger la botella.
- Ah me muero de sed. - Dijo Chigiri quitándole la botella a Kaori sin tocarla, deteniendo la mano del mayor de los Yamato.
- Esa era mi botella. - Le dijo molesto.
- ¿Y qué? Es más importante mi bienestar para este equipo que el tuyo. - Alzó los hombros restándole importancia. - Así que bebé de la fuente o algo. - Tomó la toalla que también le ofrecía Kaori, sabiendo que su hermano utilizaría la misma técnica para molestarla.
Kaori abrió la boca sorprendida cuando Chigiri le tiro la toalla a la cara, enfadado más a su hermano.
- ¿¡Quien te crees!? - Le grito quitándose la toalla de la cara, haciendo a la albina retroceder.
- La pantera roja. - Le dio una sonrisa socarrona y se giró hacia los demás. - Cuando acabéis dejar las toallas en el carro de la ropa sucia, ¿o dejaréis a Yamada tocar algo algo tan sucio? - Pregunto y tiro su toalla a ese carro, bajo la atenta mirada de todos, que acabaron haciendo lo mismo.
No podían dejar a una linda chica como Kaori tocar las toallas sucias de unos sudorosos chicos.
Chigiri se giró hacia ella y la miro seriamente, no le costaba nada ayudarla, y no quería que la pobre chica sufriera otro ataque cuando podía evitarlo. Además, ella había sido la única que había aceptado el trabajo de mánager sin esperar nada a cambio.
La albina bajo la cabeza levemente para agradecerle, y cuando la subió los chicos ya se encontraban caminando a los cambiadores, podía escuchar las quejas en susurros de su hermano que le daba la espalda.
Con una leve sonrisa se giró y comenzó a recoger los balones, utilizando sus pies para no tocarlos con las manos.
Cuando se dio cuanta, la mayoría ya habían salido de las duchas y ya se dirigían a casa, entre ellos su hermano. Cuando acabo también recogió sus cosas y comenzó a andar camino a casa, sin realmente muchas ganas de volver.
Se apartó cuando escucho el timbre de una bicicleta, viendo segundos después una cabellera color cereza brillante moverse al viento, dejando por donde había pasado un rico olor a frutos rojos.
Sin duda, Chigiri Hyoma era un buen chico, y lo más importante, parecía limpio.
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Clean - Chigiri Hyoma
FanfictionChigiri nunca había tratado con alguien que por una enfermedad no pudiera seguir con el deporte que le animaba a seguir viviendo, Kaori era esa persona, que veía con ojos brillosos como Chigiri cumplía los sueños que ella no podía. Hasta que llegó e...