Chigiri nunca había tratado con alguien que por una enfermedad no pudiera seguir con el deporte que le animaba a seguir viviendo, Kaori era esa persona, que veía con ojos brillosos como Chigiri cumplía los sueños que ella no podía.
Hasta que llegó e...
- Ya veo, no he visto ningún perro, la verdad. - Hablo la albina luego de que le explicaran lo sucedido.
Chigiri y Kaori miraban al gato, que comía rápidamente la lata de atún que había comprado la chica, aunque debido al miedo a acercarse se la había servido el pelirrojo.
- Sí, bueno, supongo que después de comer se irá y ya volverá a mi casa cuando quiera comer. - Alzó los hombros despreocupadamente.
- Solo le interesa la comida. - Sonrió. - Qué lindo... -
Chigiri la miro, como su piel blanca era alumbrada por la luz de un pronto atardecer, y sus ojos azules brillaban por el amarillo.
- No pensé que vivieras tan cerca, nunca te he visto de camino al instituto. - Le dijo mientras comenzaba a andar y la chica lo seguía, pues su casa era en la misma dirección.
- Oh... - Se rascó la mejilla incómoda. - Eso es porque siempre salgo tarde. - Río ligeramente. - Soy pésima con la puntualidad. -
- ¿Y tu hermano? ¿No te avisa a salir? - La miro extrañado.
- Umm... a él le gusta llegar temprano... - Desvío la mirada y Chigiri solo asintió, sintiendo lo incómoda que estaba la chica.
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- Esta es mi casa. - Señalo el pelirrojo.
Kaori vio una casa de tamaño promedio, con una construcción bastante moderna y pintada de un amarillo casi blanco.
- Oh Chigiri, ¿ya encontraste a Yoru? -
Los dos adolescentes miraron hacia el jardín, donde una mujer la cual no habían notado su presencia se levantaba llena de tierra, al parecer estaba plantando flores nuevas.
La albina no pudo evitar temblar levemente al verla acercarse a ellos manchada de tierra.
- Oh una niña del templo. - Le sonrió amablemente. - ¿Eres amiga de Hyo? Yo soy su madre. - Hablo animada. - Me alegro de que por fin tenga amigos con los que salir. -
- Oh... bueno... -
- Ella es la mánager de mi equipo mamá, la encontré de casualidad buscando a Yoru. - Respondió avergonzado por las palabras de su madre.
- Ya veo, entonces lo habéis encontrado, ¿no? - Le sonrió con calma. - ¿Cómo te llamas? -
- Kaori, Kaori Yamada. - Hizo una reverencia. -
- ¡Qué lindo nombre! - Le dijo animada. - ¿Quieres pasar? En un rato cocinarse la cena. -
- Oh lo lamento, no puedo. - Hablaría algo nerviosa. - Debo irme ya a casa, de hecho vengo de comprar los ingredientes para la cena. - Sonrió.
La mujer vio la bolsa y luego a su hijo.
- Entonces acompáñala Hyoma -
- ¿Eh? - Dijo él señalándose, preguntando si eso iba por él, como si hubiera otro Chigiri.
