Septiembre efímero

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Aveces pienso en el pasado y en lo divertidos que solían ser los días soleados en el campo, cuando mamá tomaba mi mano y caminábamos sin un rumbo preciso. 
Solo ella y yo lejos de Jon y Fabio, demasiado adolescentes para disfrutar la simplicidad de una compañía agradable.
Sonreir era tan fácil en ese entonces. Mis hermanos mayores no podrían comprender nunca el precio de ese momento que era solo nuestro, ellos preferían encerrarse por horas en sus habitaciones sin un propósito realmente válido. Por mi parte prefería ser el pequeño duende que perseguía a  mamá y papá, cuando no estaban trabajando o en reuniones importantes rodeados de gente apática.
Ser parte de una familia  pudiente nunca fué algo que me resultará beneficioso y mucho menos agradable. Sin embargo, ellos tenían un toque mágico, algo que lograba que siempre estuviéramos unidos sin dejar escapar los momentos importantes .
Me hubiera gustado que todas las promesas que me hacían a los cinco años hubieran bastado en la realidad de una sociedad tan prepotente. Porque cuando eres empujada de un día para el otro a ver por ti misma lo que solo has escuchado en narraciones,  descubres que los cuentos de hadas están sobrevalorados .

Y recuerdo muy bien la revelación de mi  cuento de hadas.
Cuando ese auto impactó directamente en la parte delantera de la camioneta de papá.
Cuando la burbuja de cristal  con la que había sido rodeada durante once años se quebró en miles de pedazos.
Y lo único que pude observar fué sangre , sangre tan roja que deseé retroceder el tiempo . 
Caí en cuenta mientras  sostenía un paraguas en su entierro, con la lluvia que no dejaba de emitir sonidos que ahora,  relaciono directamente con la muerte. 
Lo efímero de ese mes de Septiembre fué sus cuerpos siendo introducidos a un hueco sin un propósito, sin la certeza de saber que hubiera pasado después.
Con tantas cámaras alrededor de informantes, notificando la muerte de los inversionistas más importantes, sin saber nunca que ese mismo día mi alma  abrazó  los recuerdos a su lado y deseó permanecer así para siempre .

Ese ocho de Septiembre me plantee ser invisible para toda la familia sobrante, algo que resultó efectivo para sobrellevar en soledad mi creciente dolor .
Años despues, Jon y Fabio fueron adoptando una actitud sosa y demasiado grosera encargandose de los negocios y cuentas pendientes en la empresa familiar.
A medida que los  medios hablaban de la herencia y del destinatario de todo ello (puesto que el testamento no se había leído aún), seguía sin  importarme en lo absoluto.
Con diecisiete años, en lo único en lo que podía pensar era en dormir hasta tarde y deprimirme cada día más.
Sin embargo, una mañana por fin se decidió leer dicho papel.
Después de que me llevaron a rastras al gran salón  descubrí que mi herencia superaba cualquier aspiración en la prensa, convirtiéndome en  la heredera mayoritaria de la familia Malcom.
 "Un rico placer" que claramente no favorecía a mis hermanos y  supuso el inicio de mi desaparición .

Fabio y Jon ahora me veían  como a una enemiga, olvidando completamente nuestros vínculos.
Por  lo que al cumplir los veinte, vendí la casa del campo y desaparecí de su vida.

Mi alma había muerto un ocho de Septiembre.

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