Capítulo 8: Hasta luego

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《—Sabes que lo he pensado y ahora que nos vamos a casar, ¿por qué no reconsideras eso de ser escritora?

Levantó la mirada con sorpresa al no esperarse aquella conversación de la nada. —¿De qué hablas?

—Ya sabes que ser escritora, es difícil, es más, si tanto te gusta, ¿por qué no mejor escribes un blog o algo así y te dedicas a estar en casa? Incluso podrías ayudarme con mi trabajo en la empresa de mi familia, ¿qué te parece?

Estupefacta, negó. —No importa lo difícil que sea, es mi sueño. Antes, incluso habías dicho que serías mi editor personal, ¿por qué me dices eso ahora?

Jason se rascó la cabeza, algo que hacía cuando estaba exasperado. —Lo sé... La verdad, no te quería decir para no hacerte sentir mal, pero no creo que tengas talento. Es mejor, si desistes ahora, a que te desilusiones más tarde, lo hago por ti, Naike, ¿entiendes? 》

Alterada se despertó del sueño que tuvo, o más bien pesadilla, y llevó una mano a su frente por el punzante dolor de cabeza que llegó y nada más abrió los ojos.

—Lo que me faltaba, soñar con ese tipo y de paso tener resaca por tomar a penas un par de tragos —se quejó entre gemidos mientras se obligaba a levantarse e ir por unos analgésicos, pero cuando llegó a la cocina un enorme ramo de rosas casi la cegó, incrementando su dolor...

Cualquiera que las viera diría que eran hermosas, pero para ella eran repulsivas a la vista. Frunció el ceño haciendo una nota mental de buscar una forma de deshacerse de ellas mientras se servía un vaso de agua para tragar las pastillas para el dolor.

Una vez más repuesta, se sirvió algo de granola con yogur, el único desayuno seguro que se podía preparar ella misma.

Después de comer, terminar su rutina mañanera y limpiar el desastre que quedó del día anterior, estaba libre para ponerse a escribir, algo que había esperado hacer hace mucho tiempo, pero cuando iba por su nueva libreta digital, escuchó que golpeaban a la puerta.

«Tendré que conseguir un timbre pronto», pensó mientras se dirigía a abrir y se encontró con una cara familiar.

—Buenos días. Tengo una entrega para Naike Anderson.

—Sí, buenos días —saludo al repartidor, que era el mismo chico de ayer...

—Aquí está su paquete, firme aquí —le señaló con la mirada fija en el timbre inutilizado.

—Se rompió ayer, ya estoy pensando en reemplazarlo —explicó algo avergonzada mientras le devolvía la pluma.

—Es una buena idea. Que tenga un buen día.

—Gracias, igual —se despidió, cerrando la puerta con la caja en mano—. Lyn definitivamente tendrá que restaurar mi timbre. ¡Qué vergüenza!

Dejo la caja en la mesa y busco su celular y un cortador. Luego de enviar un mensaje avisándole a sus padres de que el paquete llegó bien, procedió a abrirlo con curiosidad.

Dentro había tres regalos de distintos tamaños. Uno pequeño, uno mediano y uno grande...

Tomó el grande y ligero que era de su padre, dentro había un pijama kigurumi de "Hamtaro". Era adorable y calentito, pero no dejaba de ser infantil, además le recordaba que antes Ashlyn le había dicho hámster...

—Papá no deja de verme como una niña. —Suspiró mientras dejaba el pijama y tomaba el regalo mediano que era de su madre, al abrirlo sacó un diario y dos libros que le hicieron preguntarse: "¿Quién soy? ¿Dónde estoy? ¿Qué estoy haciendo aquí?".

Golpe de amor ~Entre hojas que caen, una historia surgióDonde viven las historias. Descúbrelo ahora