Capítulo 5: Rosas

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Confundida, miró el enorme ramo de rosas rojas que se puso delante de su cara, nada más abrió la puerta...

—Srta. Naike Anderson, ¿es usted? —El repartidor preguntó aburridamente, asomándose a un lado del gran bouquet para mirarla.

—Sí, ¿y esto...? —preguntó con dudas.

—Entrega especial, por favor, firme aquí —señaló mostrándole el recibo de entrega.

—S-sí —tartamudeó desconcertada al comprobar que realmente era para ella.

—Gracias, que tenga un buen día.

Aturdida, cerró la puerta una vez que el repartidor se marchó, solo para ser abordada abruptamente por sus amigas, quienes estaban curiosas por el ostentoso ramo que cargaba.

—¿Quién envió eso? ¿Un admirador? —Ashlyn se abalanzó sobre ella con entusiasmo, pero luego su cara se agrió ante un pensamiento—. No me digas que son del viejo raro ese.

—Te dije que no le digas así —le regañó  tomando la tarjeta para ver quién era el remitente del sorpresivo regalo, pero al leerla se paralizó y casi dejó caer el ramo que repentinamente se sintió repulsivo, como si estuviera sosteniendo un cubo de basura sucio.

—¿Qué sucede? —Selene preguntó al ver que no decía nada—. ¿Quién te envió las rosas?

—Mr_X —mintió apresuradamente mientras ponía una sonrisa en su rostro y guardaba la tarjeta en su bolsillo antes de que pudieran ver el nombre que ahí ponía.

—¿En verdad fue Mr_X? —Selene se sorprendió antes de darle una mirada complicada—. ¿Entonces tú y él...?

Naike guardó silencio, desviando la mirada sin darse cuenta del significado de su pregunta. Temía que descubrieran que algo andaba mal, pero no podía decirles la verdad. Solo pudo darle la razón a Ashlyn y disculparse mentalmente con Mr_X por todo el malentendido.

—¡Wow, Niki! En serio, tú sí que llevas "me gustan mayores" a un nuevo nivel. 

—¿Eh...? No, chicas... —El sonido de su celular interrumpió su explicación, pero al ver quién era, rápidamente atendió, dejando de lado el tema—. ¿Brian?

—Estoy afuera, pero creo que tu timbre no sirve...

Al escuchar aquello, recordó el extraño sonido que se escuchó cuando el repartidor vino antes...

—Ya voy... —le dijo antes de colgar y mirar acusadoramente a Ashlyn. —Realmente rompiste mi timbre —le reprochó pasándole el ramo para ir a abrir la puerta, donde la esperaba un atractivo chico de ojos chocolates que llevaba mascarilla y gorra blanca que combinaba con su atuendo.

—¡Feliz cumpleaños! —le saludó bajando la mascarilla para darle un beso en la mejilla—. Lamento llegar tarde —se disculpó mientras le entregaba su regalo y una rosa blanca.

—No te preocupes, pasa —le invitó, haciéndose a un lado para dejarlo pasar.

—¿Y qué le pasó a tu timbre? —preguntó mientras se sacaba la gorra para dejar libre su cabello rubio.

—Pues ahí tienes a la culpable —señaló a la pelirroja que jugueteaba con las rosas rojas en sus manos—. Dejaré esto en mi habitación, ya vengo —señaló antes de irse y dejarlos solos.

Una vez en su habitación, dejó el regalo junto a los demás y, después de respirar hondo, sacó la tarjeta arrugada que había metido apresuradamente en su bolsillo.

«¿Cómo se atreve a usar el mismo truco de nuevo?». De mal humor, rompió la tarjeta en pedazos y los arrojó a la basura; si pudiera, incluso la habría quemado.

Golpe de amor ~Entre hojas que caen, una historia surgióDonde viven las historias. Descúbrelo ahora