Woman Like Me | Mick Schumacher✨

Capítulo 8.

29 de diciembre de 2022.
Aeropuerto Internacional Puerto Vallarta.

Me tomó cerca de 50 minutos llegar al aeropuerto. El camino fue tranquilo, y realmente no me cuesta mucho trabajo, aprovecho esos cincuenta minutos para tranquilizarme mentalmente.

Viajar en carretera es algo que me gusta, escuchar música, ver nuevos paisajes, me da tranquilidad, así que realmente esto no es un problema para mí.

Estoy esperando a Mick en la entrada del aeropuerto, estoy nerviosa, es decir, somos amigos, pero está es la tercer vez que lo veo, y va a ser la primera vez que convivo con el más de tres horas.

Camina hacia mi, se ve confundido, supongo que por estar en un lugar que no conoce y dónde no habla el idioma. Aunque al ser un destino turístico, muchas de las personas hablan inglés. Es adorable con el ceño ligeramente fruncido, lleva una maleta, una mochila y lo que parece un estuche para una tabla de surf.

Me acerco a paso lento, no quiero asustarlo, o mejor dicho no quiero apresurar las cosas. Sin embargo, todo se va a la mierda en el momento que hacemos contacto visual. Sus estúpidos y hermosos ojos azules me miran fijamente unos segundo y veo como sus labios se alzan hacia arriba en una sonrisa, y no puedo evitar sonreír también.

— Bienvenido a México Schumacher — digo cuando lo tengo en frente — ¿Cómo estuvo el viaje?

Espero una respuesta que no llega, en su lugar siento sus brazos rodearme y estrecharme en un abrazo, y es inevitable que yo rodee su torso con mis brazos. Solo me he sentido segura en los brazos de tres personas, los brazos de mi padre cuando yo era pequeña, los brazos de Pato, los brazos de la abuela, y ahora podemos agregar a esa lista los brazos de Mick Schumacher.

Me suelta y sonríe mientras acomoda un mechón de mi cabello.

— Cuanto amor — le sonrió — también me alegra verte Mick, ahora, debemos irnos, nos espera una hora en carretera — empiezo a caminar con el a un lado de mi — espero estés preparado para una hora con música de Little Mix.

— ¿Viniste sola? — pregunta mientras se coloca los lentes de sol.

— Sip, Pato dijo que era demasiado temprano. — abro la cajuela del auto — es un flojo, así que dijo que mejor nos esperaría con un rico desayuno.

He escuchado su risa miles de veces, pero nada se compara con escucharla en vivo. Subimos al auto e inicio nuestro viaje a Punta Mita. Estoy nerviosa, de buena manera, son demasiadas emociones a la vez.

— ¿Estas emocionado por estás vacaciones? — pregunto mientras doy ligeros golpecitos al volante.

— Si, es decir, he venido otras ocasiones a México, pero realmente no conozco mucho.

— Espero estés preparado para comer muchas cosas poco sanas.

— Mi entrenador me matará.

— Créeme Mick, valdrá la pena — lo veo de reojo — la comida de Elba es la mejor, y a ella le encanta alimentar a las personas.

— ¿Y Pato cómo se mantiene en su peso? — siento su mirada fija en mi perfil.

— Entrena todos los días, dependiendo de qué y cuánto comió entrena de una a tres veces al día.

— Wow...

— Si, prefiere eso a simplemente comer algo en su dieta y dejar la comida grasosa y deliciosa.

Nos quedamos en silencio algunos minutos, en los cuáles tarareo una de las canciones que se escuchan.

— ¿Qué haremos estos días?