Me odio por desearte (+18)

5. Es muy tarde

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Kim Tsuki

Salí de mi habitación y me dirigí al ascensor. Pulsé el botón y el ascensor comenzó a subir. Al llegar al último piso, las puertas se abrieron y en escasos segundos se cerraron. Salí del ascensor y ahí me estaba esperando Hana. Llevaba un vestido negro de tirantes precioso conjuntado con unos tacones negros y un collar plateado a juego con sus pendientes. Se acercó a mi y me saludó con nuestro típico maullido de siempre. Salimos del campus para dirigirnos a la parada del bus. El bus llegó en escasos minutos. Nos introdujimos en el bus y pagamos un euro treinta al conductor. Nos sentamos en dos huecos libres que encontramos de casualidad, ya que había bastante gente dentro del autobús.

Llegamos a nuestra parada pasados unos quince minutos. Nos dirigimos a la puerta para bajarnos y desde la parada del bus, ya podíamos escuchar la música que provenía de la casa de Park.

Fuimos andando hasta la casa mientras le contaba a Hana como el club y yo nos las arreglamos para decorar el lugar y el escenario del auditorio. Llegamos a la casa pasados varios callejones. Era inmensa. Una casa blanca, de tres plantas, con una verja negra que rodeaba todo el recinto. Tenía algunos toques clásicos con alguna columna y algún que otro frontón al igual que antiguamente se hacía en el renacimiento. Estaba rodeada de plantas y árboles. Tenía a los alrededores muchas macetas con una gran variedad de flores, tanto exóticas como flores típicas de allí. Estaba decorada con tiras de luces LED azules y con algunos farolillos en la entrada. El suelo era de césped natural, excepto por un camino de pierdas en tonos grisáceos que proporcionaban elegancia al lugar. A parte de los pequeños focos colocados en el suelo, que se podían observar desde lejos. Había un pequeño cenador de hierro forjado con hojas en la parte superior que daban suficiente sombra de día. Al ser de noche casi ni se apreciaba, pero el lugar era hermoso. Era evidente que su familia poseía mucha influencia y manejaban bastante dinero.

Cuando Hana y yo nos íbamos a meter en la casa, en el porche delantero vimos a gente jugar al pin-pon con vasos de alcohol en los extremos de la mesa. Nos metimos en la casa y Hana comenzó a moverse al ritmo de la música dirigiéndose a la barra libre a por algo de alcohol. Yo la seguí hasta llegar a la barra un poco tímido, Hana pidió algo para mí. Un Sex on the Beach. Nunca lo había probado, pero no podía negarme, ya que Hana me obligaría a tomármelo igualmente. Ya que era la primera y última fiesta a la que iría durante la universidad, por divertirme un poco no pasaría nada. Ella se pidió un Vodka Devil's Spring.

Nos metimos a la pista de baile y le pequé un trago a mi bebida. Estaba muy bueno, le dije a Hana. Me sorprendió el sabor de la bebida alcohólica. Normalmente como no bebo casi alcohol, siempre que bebo termino sintiéndome mal. Hana seguía moviendo sus caderas de lado a lado, me agarró del brazo y me llevó entre la multitud a la parte trasera de la casa, salimos por unos ventanales enormes. Al estar al aire libre había gente fumando y bebiendo, parecía que la gente se divertía mucho. Se escuchaban risas, gente cantando...

Pasadas unas horas, me encontraba solo, un poco borracho a decir verdad. Hana se había ido a ligar con una chica y parece que le fue bien, ya que durante el resto de la noche no tuve noticias de ella y tampoco la encontré. Serían las dos de la mañana, llevaba encima unas cuantas copas de más y me sentía mareado. Me encaminé a buscar una habitación o algún baño libre para tumbarme y amortiguar un poco el sonido de la música, que me estaba dejando sordo. La música no ayudaba nada para mi dolor de cabeza. Mientras subía las escaleras tambaleándome hacia los lados hasta llegar a el último piso, vi una habitación con la puerta entreabierta al final del pasillo. Pasé de largo algunas de las puertas que estaban cerradas a los extremos del pasillo, y finalmente llegué. La puerta era grande pero desde lejos era más discreta que el resto. Agarré el pomo de la puerta y la empujé hacia delante para pasar. Cuando entré, cerré la puerta detrás de mi. Qué suerte tuve. La habitación que parecía un dormitorio, tenía acceso a un baño privado.