Pero intentaré amarte como mereces.

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Día 7 Loid y Yor.

—Quisiera casarme contigo de verdad está vez. Amor mío, Yor Briar —balbuceó Loid mirándola fijamente.

Yor con un puño sobre su propio pecho, como conteniendo las ganas de decirle sí inmediatamente. Simplemente se quedó ahí, mirándolo, quieta, con mil y un preguntas atacando su mente, con la boca abierta, los ojos brillando de sorpresa.

No tenía sentido, estaba ebrio, él estaba tan ebrio que lo sentía, el olor a alcohol emanando de él, las palabras no salían claras de sus labios, los ojos medio cerrados. ¿Tenía que beber para realmente dejar salir lo que él quería en verdad?

—Entiendo —él suspiro desviando sus ojos al horizonte.
—¿Por qué? —preguntó ella.

Yor necesitaba escuchar esas palabras saliendo de su boca. Quería saber que él en verdad la amaba... necesitaba escucharlo.

—¿Por qué? —repitió él.

Yor asintió con la cabeza y se puso frente a él, para que sus ojos azules la vieran a ella.

—Dilo...
—¿Decirte por qué quiero casarme contigo de verdad está vez? —él sabía que eso es lo que ella quería.

Pero en este punto él se tenía miedo, de liberar todo lo que él es en verdad, todo lo que pasó desde que se convirtió en soldado, como se convirtió en el espía y como llegó a ella. Él no quería hablar. Al menos no de más. No estaban en el punto de su relación en la que Yor pudiera aceptarlo. Él creía que ella no podría aceptar al verdadero, a Twilight, el espía que se hablando con ella.

—Sí —ella pidió.

Twilight cerró los ojos, ver sus orbes rojos haría que él hablara de más.

—Porque eres maravillosa, tan dulce pero fuerte al mismo tiempo y no estoy hablando de tu fuerza física. Yor estoy hablando de todo lo que la vida te ha quitado y a pesar de eso tú te mantuviste amorosa y gentil.

La mujer abrió sus ojos, amenazando con salirse de sus órbitas.

—Porque eres mi paz. No sé cómo más explicar el sentimiento que tú me haces sentir. Siempre tengo la guardia baja contigo, porque a tú lado no siento que tenga que defenderme. A tú lado nada parece que fuera imposible.

Su corazón se aceleró, estaba segura que él podría escucharla a esa distancia.

—Estoy enamorado de Yor Briar... De esos ojos rojos que parecen perlas cuando brillan, de esos labios suaves y dulces... Te amo.

El rubor en sus mejillas se volvió tres tonos de rojo en menos de cinco segundos.

Twilight vio a la mujer frente a ella. Agradeciendo que aún a pesar de su borrachera él pudiera ocultar ciertas cosas a ella. No estaba seguro que ahora pudiera resistir sus ojos mirándolo como un monstruo, como alguien que le mintió y que incluso creyera que no la ama. Eso no es así. Él la ama en verdad, a ella y a la niña de ojos verdes y pelo rosado.

—Te amo. Estoy seguro de eso... —repitió él y solo entonces volvió a abrir los ojos.

Viendo a través de ella, pudo notar que aún las preguntas estaban atormentando a Yor. Él sin poder resistir más, tomó pasos para tomar a Yor entre sus brazos. Uno por la cintura, la mano contraria tomó su mejilla y acercó su cabeza a sus labios. Besando directamente su cabeza, hizo a un lado su cerquillo y besó su piel de la frente. Cómo si quisiera con sus labios borrar, o responder las preguntas que surgían en su mente.

—Sé que tienes preguntas, sobre la madre de Anya, sobre ella —dijo y sintió que Yor tembló.
—No... Loid yo no...
—Yor yo lo sé, te conozco. Puedo ver cómo miras a Anya y luego a mí y todas esas preguntas te atacan. ¿Por qué no hay fotos de ella en la casa? ¿Por qué Anya no se parece a mí? Lo sé Yor.

Yor sintió que no la estaba juzgando, que al contrario quería calmar esas preguntas, calmarla a ella.

—Yor... No importa. La única que es dueña de mi corazón eres tú —aseguró.

Mientras hablaba sus labios chocaban contra la frente de la mujer, ella buscó más contacto instintivamente con él, sus manos finas se deslizaron por el pecho de Loid, y atrapó las solapas de su abrió entre sus dedos, atrapándolo para no dejarlo ir.

—No te merezco. Alguien como yo jamás va a merecer a alguien como tú... Pero eso no cambia el hecho de que te amo —murmuró él.

Levantó el rostro de ella, para que él pudiera apoyar su frente contra la de ella, cerró sus ojos cuando no pudo soportar la mirada que ella tenía sobre él. Dulce.

Ella no entendía porque él decía esas cosas.
Sus manos sólo sabían matar, sus manos no hacían nada más que limpiar sangre para ocultar sus crimines. Para Yor ella era quien no merecía algo como Loid Forger.
Sin embargo, tal y como lo ve ahora. Sólo tienen dos opciones.

O deciden estar juntos a pesar de todo.
O definitivamente se quedan el uno sin el otro.

—Loid, te amo —admitió ella.

Twilight sintió que su corazón latía tan rápido. Para él, era algo nuevo, saber que aún puede sentir algo por alguien, que alguien pueda hacer su corazón latiera tan rápido.

—No es mi hija biológica, pero quiero ser parte de su vida, quiero ser parte de tu vida...
—Cásate conmigo... En verdad está vez, Yor...

La mujer sonrió, las lágrimas se desbordaron por fin de sus ojos y asintió con la cabeza eufóricamente.
Twilight a este punto sentía que todo el alcohol de su sistema se había esfumado en el aire.

—Necesito escucharlo, Yor... Por favor... —suplicó él.
—Sí, sí quiero casarme contigo.

Twilight, con su pulgar separó los labios de Yor, presionó sus labios cuidadosamente contra los de ella, esperando que ella contestara a sus acciones, Yor deslizó las manos por su hombros hasta enredar sus dedos en su cabello rubio y tirar de él, para que sus labios se presionaran contra los de él. Besando esos labios que sabían a alcohol, pero que no le importaba porque había escuchado lo que quería. Twilight presionó la carne de la curva de Yor intensificando él besó cuando la arrinconó a un poste de luz. Sus labios continuaron besándose mientras ella enredaba sus dedos en su pelo y él acariciaba sus curvas.

—Loid... Tenemos que ir con Anya, a casa —ella pudo hablar únicamente cuando los labios de Twilight se deslizaron por su cuello.
—Puedo llamar a Franky para que la cuide... Solo quiero estar contigo hoy... Yor.

Sus labios dejaban besos húmedos por su piel de porcelana, sacando suspiros de ella.

—Por favor... Yor —suplicó.

Yor sonrió con las mejillas sonrojadas. Esta sensación era nueva. Sentir que alguien te necesitaba, románticamente. Cómo ella podría decirle que no cuando el hombre que ama le está suplicando con esos ojos azules que le encanta, con su voz áspera que ella sabe que no puede ignorar.

—Llama a Franky pero... No quiero que le pase nada a Anya.
—Hecho, mi amor.

Dejo un beso fugaz en sus labios. Antes de separarse de ella, arreglando su suéter rojo con las manos, cubrió sus muslos, arreglo su cabello negro, tomó su mano y la arrastro con él por un teléfono.

Ella vio como los dedos de él se entrelazaron con los de ella y sonrió.

Twiyor Week 2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora