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⊹ . Pov Mitsuri Kanroji
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La niña caminaba con una canasta en uno de sus fuertes brazos, sus labios teñidos de rojo en una hermosa sonrisa al pasar por los puestos de frutas y verduras. Kanroji siempre que podía iba a la feria de la ciudad a comprar comida fresca para el restaurante para el que trabajaba, siempre haciendo lo posible por complacer los paladares de los diversos clientes que acudían al establecimiento en busca de buena comida.

Sus ojos verde aguacate miraban los puestos con curiosidad, buscando algunas verduras y verduras frescas, pensando en varias comidas deliciosas que podría preparar en segundos, la joven misma estaba salivando solo pensando en cuántos platos diferentes podría hacer.

-¡Hola señora Kanroji! Las lechugas están frescas, llegaron esta mañana!

La fuerte voz del vendedor a su lado llamó su atención, haciendo que la joven dejara de caminar y echara un vistazo a lo que el joven tenía para ofrecer. Su mano libre sostenía una de las lechugas arrepolladas, comprobando que no hubiera hojas magulladas o marchitas.

-¡Kyaa, es perfecto! ¡Me lo querré llevar!

Mitsuri dijo con una sonrisa radiante, haciendo que el joven vendedor soltara un suspiro de alivio ante la aprobación de la joven. La mujer le agradeció mientras le entregaba sus últimas monedas y siguió su camino, parecía satisfecha con lo que logró comprar, mirando la canasta llena en su brazo esperaba que fuera suficiente para durar por lo menos tres días, como clientes se habían duplicado desde la última vez, por lo que fue necesario ampliar el restaurante para dar cabida a tantos estómagos vacíos.

Sabía que la razón de tanto movimiento en el establecimiento era su llegada, daba miedo saber que la gente solo frecuentaba el lugar solo para apreciar su hermoso cuerpo y disfrutar de su amabilidad, pero a Mitsuri eso no le importaba, ella sabía que había gente que iba por su deliciosa comida, por saborear cada plato que hacía Kanroji y que la hacía feliz, eso era lo único que le importaba a la joven.

Salió de la feria mientras saludaba a algunas de las personas que conocía, quienes se aseguraron de devolverle el saludo. A pesar de haber vivido poco tiempo en el Tercer Reich, la niña ya era conocida por muchas personas, quienes siempre se preocupaban por elogiar a la joven, pero incluso con tantos cumplidos, Kanroji se sentía infeliz, estaba rodeada de gente que quería el fin de su pueblo y eso la entristecía, y aun con todo su cuidado todavía temía que alguien descubriera su verdadero origen y la entregara a los soldados alemanes.

Sacudió la cabeza tratando de olvidar los pensamientos que la atormentaban, no necesitaba estar triste en ese momento, no cuando necesitaba lucir feliz para los clientes que esperaban ansiosos a que abriera el restaurante en la puerta principal, ella había estado tan concentrada en sus tonterías que ni siquiera se dio cuenta de que había llegado a su lugar de trabajo, al ver la cantidad de bocas hambrientas que esperaban una buena comida aceleró el paso, entrando al lugar por la puerta trasera para no causar más perturbación.

-¡¡Llegué!!

Mitsuri gritó lo suficientemente fuerte tan pronto como cruzó la puerta, su voz suave y alegre resonó por toda la cocina, haciendo que el hombre pequeño presente saludara a la joven antes de centrar su atención en la olla en el fuego. La joven sonrió sutilmente al ver a su jefe cocinando, le encantó cuando Obanai decidió ayudarla en la cocina, la mayor logró hacer una comida deliciosa, comida que a muchos de los clientes les encantó y Kanroji agradeció eso.

-Traje unas verduras de la feria.

Dijo la joven dejando el canasto pesado en el mostrador al lado del fregadero mientras buscaba su delantal y guantes para poder ayudar al hombre a preparar las comidas del día, observó como el hombrecito se movía para analizar lo que estaba bueno en el canasto, haciendo su selección diaria y eligiendo las verduras que más le agradaban.

-Suena bien.

Dijo la mayor mientras llevaba el repollo y las papas a lavar para luego ser cortadas, dando total libertad a la joven de cabello rosado para que tomara el control de la olla, la niña se mordió el labio al sentir el delicioso olor que salía de la olla, ella deseó poder probar un poco de la carne de cerdo que desprendía un olor único y agradable que acompañado con los fideos haría que cualquiera quisiera más. Kanroji reprimió sus impulsos mientras apagaba y tapaba la olla, le dolía tener que amortiguar el delicioso aroma que desprendía la comida, pero aún quedaban muchos platos por preparar.

-¡Kyaa, parece que han llegado los clientes!

Exclamó la joven con emoción en la voz, escuchando los pasos y conversaciones que resonaban a través de las paredes de la cocina, le encanta el momento en que Kocho, una de las mujeres que laboraba en el lugar, abría las puertas a la clientela, siempre parecía tan emocionante que Kanroji había sido testigo de esto varias veces. Ella le sonrió emocionada a Obanai, quien solo le correspondió con una sonrisa sutil detrás de su máscara, asintiendo como permiso para que la peli rosa fuera a atender a los clientes que habían llegado. A Mitsuri le encantaba cocinar pero también le encantaba ir a atender a la gente que llegaba, y su jefe no le impedía hacer ambas cosas, siempre y cuando estuviera contenta él la dejaría ser libre.

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¡Ey!¡Espero que les guste esta historia! Estoy particularmente entusiasmado con esto :)

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¡Ey!
¡Espero que les guste esta historia! Estoy particularmente entusiasmado con esto :)

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