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→Zohamitsu
Zohakuten x Mitsuri
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⚠️›Actualizaciones lentas
»Historia creada e inventada por @amendoim_senpai
»Disfrutar🌱
»¡No lo olvides niño, el plagio es un delito!
Dijo una voz suave y gentil, llamando la atención de la niña llorando, el sonido del líquido caliente vertiéndose en la taza la hizo mirar a la joven a su lado, cabello negro recogido con unos mechones sobre su rostro, una calma Y con una sonrisa serena impresa en sus labios, era inevitable no sentirse más tranquilo con la mirada serena de Shinobu Kocho.
Sostuvo firmemente la taza de té que la joven le había entregado, sus manos temblorosas entraron en contacto con la porcelana caliente, llevándose la bebida a la boca para tomar un generoso sorbo, el calor llenando su cuerpo tembloroso dándole una sensación de tranquilidad.
Mitsuri agradeció a la joven que estaba a su lado con una breve sonrisa mientras Kocho volvía a llenar su taza de té.
-¿Te sientes mejor, querida?
Preguntó la mujer bajita a Kanjori, sus ojos morados miraban con preocupación a la pelirosa quien solo asentía lentamente, claro que estaba mejorando poco a poco, aún intentaba entender todo lo que pasaba en su joven e inocente mente. Fue difícil procesar todo lo que había sucedido, todo fue tan repentino y tan rápido.
-No te preocupes Kocho, todo estará bien...- Dijo Mitsuri antes de tomar otro sorbo de té de manzanilla, disfrutando del delicioso sabor de la deliciosa bebida- Por cierto, ¿dónde está Obanai?
El largo cabello rosado se deslizó hacia un lado mientras la joven inclinaba la cabeza esperando una respuesta, sus dedos golpeaban ligeramente la cálida porcelana mientras miraba a la mujer a su lado.
-Está en el salón.
Fue lo único que dijo Shinobu, y Mitsuri rápidamente entendió que el hombre estaba atendiendo a los clientes, habiéndolos despedido cortésmente uno por uno, provocando que el establecimiento quedara en completa calma debido a la falta de gritos y conversaciones.
Sus ojos se quedaron fijos en el suelo mientras sus mejillas se sonrojaban, se sentía culpable, incluso especial, de que su jefe hubiera detenido todo solo por su culpa, perdiendo dinero y un buen día de trabajo solo porque no pudo contener las lágrimas hasta que su descanso.
Incluso Kocho dejó de atender a los clientes para poder cuidar de sí misma, llevándole té y tratándola amablemente como siempre lo hacía, el acto amable que hizo que Kanroji se sintiera bienvenido como si estuviera con su difunta familia en la pequeña casa en la que vivían.
Ah, sí... familia.
Ahora ya no existía esta familia, todo era solo un hermoso recuerdo, un buen sueño que se perdía cada día que despertaba.
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-¡¡Papá!!
Una no tan pequeña Mitsuri corría por la casa buscando a su amado padre, quien ayudaba a su madre a esperar en la mesa. El hombre sonrió al sentir los brazos de la chica abrazar su gran cuerpo apenas lo encontró, riendo y sonriendo, apretando al hombre como si temiera que se fuera en cualquier momento.
-¡Oye cariño!- Sonrió su padre acariciando su sedoso cabello- ¡Así me aplastarás!
La risa del hombre mayor resonó por toda la casa, llamando la atención de la mujer que llevaba platos llenos de comida a la mesa, quien golpeó levemente a su esposo en la cabeza como advertencia para que el hombre bajara la voz.
-No hagas mucho ruido, los niños están durmiendo.
La bella mujer regañó al hombre, quien se limitó a sonreír avergonzado, murmurando una breve disculpa. Dejando a la pequeña y a su esposa en la sala mientras él iba a la cocina a traer los platos restantes.
Mitsuri sonrió mientras se sentaba en una de las mesas, sosteniendo un cuchillo y un tenedor, esperando ansiosamente la deliciosa comida que su madre había preparado con tanto amor como siempre.
Todo iba muy bien, al menos hasta que se escuchó un golpe en la puerta, haciendo que toda su atención se dirigiera a la puerta cerrada, su madre también dejó de organizar los cubiertos en cuanto escuchó el golpe, caminando lentamente hacia la puerta cerrada con llave, tus dedos largos y delgados tocan el pomo de la puerta y luego abren la puerta.
-Madre...?
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Tus ojos se abrieron en estado de shock cuando sentiste que tu cuerpo era atraído en un fuerte abrazo, tu visión regresaba lentamente debido a las lágrimas que caían sin parar.
-No llores querida, esto no te conviene.
Dijo el hombre bajo en un susurro, jugando con los desordenados mechones del cabello de Kanroji en un intento de calmar a la joven, quien se aferró al cuerpo de su jefe y rompió a llorar, sus delgados dedos apretaban la piel de Obanai en busca del consuelo y seguridad que él sentía cuando estaba con sus padres.
Entre lágrimas intentó decir que los extrañaba, pero su voz se quebró en medio del discurso por las lágrimas que resbalaban por su hermoso rostro femenino.
