~Conqueror~

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— Princesa Azula la Conquistadora — dice Azula suavemente, con los ojos brillantes. Mai lo encuentra gracioso, ella nunca ha visto a Azula tan... contenta — Eso suena bien, ¿no?, Princesa Azula la Conquistadora —

Están solas en sus amplias habitaciones, Ty Lee tratando de desenredar su trenza, Mai cubierta casi por completo con mantas y Azula paseando metódicamente. Mai se cansa de verla pasear. Puaj. Se siente como si fuera a vomitar y solo quiere irse a dormir antes de que conquisten el Reino Tierra o sean aplastadas por rocas voladoras gigantes.

— Nadie te va a llamar asi, Azula — suspira Mai, tirando de las mantas hasta su cuello. Hace frío en el Reino Tierra, y ella nunca se acostumbro, incluso después de dos años de esta nación tortuosa y maloliente.

— Si lo digo suficientes veces, se entenderá y podrá de moda — dice Azula bruscamente, con los ojos brillantes. Mai suspira de nuevo y Ty Lee maldice con ira su cabello. Azula fantasea brevemente con quemarlo todo, pero, de nuevo, acaricia sus curvas muy bien.

— Nunca se va a poner de moda — repite Mai y Ty Lee hace un sonido como si tragara saliva. Cada vez que Mai le responde a la princesa Azula, Ty Lee imagina una pelea horrible. Mai apuñalando a Azula o Azula electrocutando a Mai. Cada pequeña disputa parece aumentar en intensidad y Ty Lee espera que no llegue a un punto de combustión.

— Pues entonces le ordenaré a la gente que me llame Princesa Azula la Conquistadora — responde Azula y Ty Lee asiente febrilmente, desplazando más su cabello y enrollándolo más fuerte en los nudos que sus ágiles dedos tratan de desenredar.

— Te llamaré... —

— No me trates con condescendencia, Ty Lee — espeta Azula y Ty Lee se ahoga. Rápidamente vuelve a sus ojos saltones cruzados por brillantes mechones de cabello castaño claro.

— No se va a poner de moda — Mai cierra los ojos y finge irse a dormir. Pero, por supuesto, aún esto no se a acabado para la Princesa Azula.

— Llámame. Ahora mismo — Y Ty Lee se estremece. Mai se obliga a abrir los ojos y suspira fuerte y deliberadamente.

— No — Se toca las uñas negras.

— Ahora —

— No me apetece —

— Te lo ordeno, como princesa de... — Los ojos de Azula parpadean momentaneamente. Ella mira a su alrededor como si alguien que no está involucrado en el golpe estuviera escuchando a escondidas su fiesta de pijamas.

— Ya me lo imaginaba — Mai se sienta, las mantas se mueven sobre su cuerpo. Ty Lee se esfuerza mucho por no darse cuenta de que ella duerme en ropa interior, y las cintas de su sostén están medio desabrochadas.

Y Ty Lee a veces ve que los ojos de Azula parpadean hacia Mai de la misma manera. Se pregunta si Azula ha estado con Mai en la forma en que han estado juntas y eso la llena de celos inusuales. Como si los afectos equivocados de dos niñas de catorce años que se acuestan bajo las tenuas luces de un palacio abandonado y en sacos de dormir en tiendas de campaña, la frustración sexual reprimida que fluye en movimientos confusos fuera algo de lo que sentirse orgullosa. Teme aún más que Mai se entere de que sus dos mejores amigas tienen sexo entre ellas.

La forma en que se siente bajo el mando de la Princesa Azula es completamente diferente a la forma en que se siente Mai. Ty Lee está segura de que no tiene nada de qué preocuparse mientras las dos chicas discuten sin descanso. Y luego se siente celosa porque Mai es la mejor amiga de Azula y no puede protestar contra ella, incluso si al final siempre es rechazada.

Ty Lee se está poniendo casi tan celosa como la Princesa Azula.

— Sabes, ustedes dos solo pelean porque en secreto quieren besarse — dice Ty Lee sin pensar. Oh, cómo desearía que su boca tuviera un filtro.

Conqueror |ATLA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora