Salí de Bacalao Beach para que Ari pudiera trabajar sin distracciones, con la intención de volver más tarde.
Me parecía fascinante como había cambiado Chapultepec, pero fué cuando estaba contemplando la calle que se me ocurrió la fascinante idea de visitar los lugares a los que iba de pequeño.
Si de por sí la nostalgia ya me invadía al pisar aquella ciudad, no podía imaginarme cómo sería ver el cambio de mi barrio.
Tomé un Uber y me fuí mientras observaba las calles. Eran muchísimo más lindas de lo que recordaba y no podía esperar a ver mi casa de la infancia; y no es por presumir, pero yo vivía en el mejor barrio de la ciudad.
Pero mi ilusión se fué desvaneciendo mientras me iba acercando, pues las calles empezaban a deteriorarse, dejando de lado a esa ciudad mejorada y dando paso a la calle más tercermundista que mis ojos habían podido ver en toda mi vida.
¿Cómo fue posible que el mejor barrio se hay convertido en el peor? Ni siquiera las peores calles de hace unos diez años estaban tan mal.
Las palabras del conductor me sacaron de mi burbuja, así que me bajé y le pagué al conductor, para después empezar a recorrer las calles con algo de decepción.
¡Como ha cambiado mi barrio, como ha cambiado el paisaje!
Mi antigua casa ahora era un salon de masaje.
Mi viejo kinder estaba lleno de narcotraficantes haciéndose pasar por maestros en el turno de la tarde.
En la tienda donde vendían juguetes y figuritas ahora era una licorería deprimente.
Y lo peor... La comisaría que antes había, estaba completamente abandonada.
Curiosamente justo presencié como uno de los antiguos policías estaba asaltando a una viejita.
Viejo barrio... ¿Dónde has ido a parar?
No duré ni siquiera diez minutos ahí cuando pedí otro Uber de regreso, pero al sacar mi celular rápidamente me despedí de él, pues me lo arrebató el padre de mi ex-amiga.
Ni siquiera traté de recuperarlo. El pobre señor estaba todo desnutrido y probablemente lo necesite más que yo.
Ahora estaba desorientado, expuesto al asalto y sin ningún medio para comunicarme, así que simplemente empecé a rondar por el barrio en busca de alguna persona que pudiera ayudarme.
Después de unos minutos de estar caminando, pude visualizar a un chica que caminaba en chanclas, con una camisa del PRI y llevaba una coca consigo, probablemente para comer.
Se veía simpática, así que me acerqué.
-¡Hola! Mi nombre es Juan. Antes vivía aquí y se me ocurrió pasar para ver como estaba actualmente, pero...-
Aquella chica parecía haberse asustado, pues rápidamente se puso a la defensiva y sacó una navaja. Afortunadamente al ver que simplemente era un jóven perdido, guardó la navaja y empezó a actuar con normalidad.
-¡Oh, lo siento! Es la costumbre. No quiero saber qué desgracias te hicieron darte cuenta del peligro aquí, pero supongo que te quedaste sin celular, ¿no?-
Me sorprendió la naturalidad con la que hablaba sobre eso, lo que también me hizo sentir un poco de pena por ella.
-Ah... No te preocupes, puedo entenderlo; pero me asusta y preocupa la precisión que tuviste para adivinar lo que me trajo hacia tí.-
-Meh, aquí está tan mal que ni siquiera el barrio te respalda. ¡Con gusto te ayudaré, puedes decirme Rivers!-
No pude decir una palabra más cuando me arrastró hacia su casa y me dejó afuera para poder meter la coca, saliendo con un teléfono que parecía ser el de su casa.
ESTÁS LEYENDO
~El Chico del Carro Rojo~ || Spreen x Juan Guarnizo ||
RomanceJuan es un chico que vive en su rancho, el cuál está muy lejos de la ciudad y mantiene una acogedora vida rural. Un día seguía su rutina, se comía un sándwich en un banco antes de comer pero después de desayunar. De repente un carro rojo llegó y se...