Capitulo 1

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Tres semanas más tarde
—Buenos días, doctora Puente.

—Buenos días, doctor Moore.

Anahi sonrió abiertamente cuando entró en el salón de la facultad, su buen humor era evidente. Iba vestida con una conservadora falda sastre azul marino que terminaba en la rodilla, una camisa blanca de algodón que estaba completamente abrochada y su masa de rizos dorados oscuro asegurada en un moño apretado en la nuca. Completando su conjunto habitual había un par de gafas negras colocadas en la punta de su nariz.

Claramente se sentía mejor de lo que se veía. Aunque de todos modos nunca había dado mucha importancia a la moda.

Anahi inclinó la cabeza hacia el doctor Moore mientras avanzaba hacia él, sintiéndose como si estuviera en una nube. Solo rezaba para que nadie en el Departamento de Antropología imaginara por qué estaba de tan buen talante. Le costaba creerlo incluso a ella misma.

—¿Qué tal está hoy? —preguntó en tono casual—. Lo lamento, llego tarde —¡Estaba muy ocupada haciendo mis maletas para mi viaje al Hotel Atlantis—. ¿Ha pasado algo por aquí que debiera saber?

El doctor Moore asintió con la cabeza, su tono pomposo tan molesto como siempre.

—Realmente han pasado algunas…

Ella escuchó la prolija respuesta de su colega con medio cerebro mientras se servía una taza de lo que la mayor parte de las personas llamarían alubias y agua, pero que la universidad clasificaba, o trataba de hacer pasar por lo menos, como café.

Anahi ignoró al doctor Moore mientras bebía a sorbos de la humeante taza de una poción barata casi colombiana, y reflexionaba sobre la conversación que había tenido con Sheri Carucci la semana pasada.

—Después de encontrarse contigo, John sintió que eras perfecta para la posición, muñeca. Le gustaría que trabajaras en la excursión de cinco días a la isla que comienza en una semana a partir de hoy. ¿O es demasiado pronto?

—N... No —había tartamudeado Anahi, su corazón le golpeaba como loco contra su pecho. No había consumido ni un solo día de sus vacaciones este año, por lo que sabía que tenía los días esperándola—. ¿Él… él realmente pensó que yo tendría un lugar allí? —preguntó ella con voz irresoluta, insegura de haber oído correctamente. O de si esa Señora Voz Ronca había oído a John Calder correctamente.
Sheri se rió entre dientes, con una sonrisa en su voz...

—Pareces sorprendida.

—Estoy sorprendida —dijo ella en una monotonía desconcertada, con la boca abierta.

—Bien, no lo estés —contestó Sheri—. Además, estos tipos ricos realmente van por las inocentes, las que se ven como chicas buenas.

Su encantamiento desapareció mientras sus dientes se apretaban.

—No soy —dijo Anahi, pronunciando cada palabra con voz clara y precisa— inocente. Tampoco soy una chica buena —cortó el aire con su mano para dar énfasis, aunque Sheri no pudiera verlo.

—¡Uh huh!

Anahi suspiró.

—De acuerdo, tal vez doy esa imagen —suspiró otra vez—. De acuerdo, tal vez soy así. Pero por favor, créeme cuando digo que no quiero ser de esa manera.

—Hmm —dijo Sheri sin comprometerse, su tono era divertido—. ¿Por qué tengo el presentimiento de que no quieres este trabajo por el dinero, muñeca?

Cuando Anahi no dijo nada, sino que simplemente se quedó silenciosa al otro lado de la conexión, mordiéndose el labio mientras se preguntaba si había dado a entender por descuido sus segundas intenciones, Sheri se rió entre dientes otra vez.

Suya (Ponny)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora