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Apolo Hidalgo

Solte un suspiro, la castaña me miró sobre el espejo sonriendo

—¿que sucede?

—Oh...nada princesa es solo que...me pregunto, no esta emocionada

—la verdad, estoy más asustada — sonrió con tristeza o es lo que pude percibir

—¿se podría saber el por qué?

—simplemente...tengo miedo no amarlo

—princesa si me lo permite,no creo que la mayoría de los reyes se amaron hasta después de un tiempo — deje de plnchar el hermoso vestido de seda y me acerque la chica

—¿por qué lo dices?

—la mayoría de los compromisos son arreglado por el beneficio de ambos, el cariño se va dando conforme pasa el tiempo, no tendría por qué asustarla

La chica solo asintio, me acerque a ella y comencé a maquillarla, en unas horas llegaría el príncipe el cual la va a desposa

Cuando termine de arreglarla su sonrisa era enorme,soltó un "me veo hermosa" y eso era cierto, la chica ya sin maquillaje era hermosa con este resaltaba cada una de sus facciones

Después de un rato ambas nos dirigimos a la sala principal ahí estaban los reyes, la reina traia un vestido soñido al cuerpo, pece a su edad se veía demasiado joven al igual que el rey

—Te lo dije ese vestido se le ve hermoso

Alardeo la reina, la princesa solamente  sonrió mostrando sus hermoso dientes, a lado de ella me sentía insignificante, obviamente  que es lo que podía esperar

Yo traía un pequeño más sencillo  que el de la princesa color azul, con pequeños destellos dorados y el cabello en un pequeño chongo desarreglado, algunos cabellos caían a los lados de mi cara

Cuando el príncipe fue llamado a la sala todos nos pusimos de pie, el chico de cabello café entró, escuché a Rain tragar saliva

—reyes de Airos, me presentó vengo de un reino lejano, detrás de las montañas, mi nombre es Apolo Hidalgo

Se arodillo ante los mayores, yo no podía despegar la vista del chico, sus ojos eran de un color café hermoso, al igual que sus risas bien definidos

—puedes ponerte de pie

Hablo el rei, el chico lo hizo mostrando una gran sonrisa

—Dinos por qué tendríamos que  entregarte a nuestra hija

Los reyes junto con la princesa tomaron asiento, yo me quedé parada a lado de la joven, vi como jugaba con la pulsera de oro que colgaba en su muñeca

—Las alianzas entre los dos pueblos podrían ser benéficos, para ambos, más oro, plata y menos pobreza en los obreros

Los ojos del rey brillaron ante tales palabras, sonrió, he invito al joven a quedarse, ya que la noche no tardaba en caer

Los Hidalgo •{One shot}•  (En Corrección)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora