1 - "un sentimiento viejo"

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Todas las historias empiezan con una mañana o una tarde, pero está no es una de ellas. Exactamente daban las 9 de la noche en Green Hills. Las luciérnagas bailaban sobre la luz de la espléndida luna. Las hojas de los árboles se tambaleaban lentamente con la suave brisa de la noche, el agua mostraba ese reflejo cristalino y suave. Cualquiera podría sentirse a gusto con esta hermosa noche, pero no fue así para nuestro erizo Azul.

-¿Otra vez eres tú, Hombre huevo...?- el erizo revoleo sus ojos al ver a su archienemigo denuevo allí.

-Cálmate, solo vine aquí para hablar contigo... -algo en él era sumamente sospechoso, pero ala vez se hacía presente su pacífica propuesta, así que el erizo se tranquilizó y aceptó sin más.

El hombre con vestimenta roja y un mostacho se sentó al lado del erizo, y con él, observó la luz de la luna, parecía ser que hasta el villano se tranquilizaba al ver está pacífica noche. No pasó demasiado hasta que él habló.

-Mi viejo amigo... hemos peleado por tantos años... y jamás he podido derrotarte -hablaba con algo de seriedad- pero tú sabes de que los años pasan, y con ellos mí vida también...

El erizo, por su parte, solo se dedicaba a escuchar la confesión del hombre junto a él, no podía creer que al menos una vez en la vida él y su archienemigo hablasen pacíficamente sin ninguna discusión o pelea, pero no se centró en eso, sino que prestó atención a lo que decía.

-¿A qué quieres llegar, Eggman...? -el ojos verdes preguntó con algo de intriga y un poco de molestia- no puedo entender lo que dices.

-Me retiro de la batalla, erizo. -afirmó sin dudarlo- ya estoy algo viejo para seguir intentando atraparte, es tiempo que me tome un largo descanso, amigo.

El hombre se puso de pie, sus ojos no se desviaban de la luna, pero sus palabras sonaban con tristeza y cansancio ala vez. Colocó su mano en el hombro del erizo y dió unas pequeñas palmadas.

-Hasta luego, erizo... -se despidió con una leve sonrisa, para luego girarse, subirse a su aeronave redonda y irse de allí. Dejando al ojiesmeralda incrédulo de lo que acababa de suceder.

"¿Eggman? ¿Retirándose? Eso es imposible... ¡Buen intento Eggman, pero no me engañaras tan fácil!" Dijo para sí mismo con una pequeña carcajada burlona.


--Mientras tanto en otro lugar--

"Ugh... nada podría arruinar este momento." Pensó el erizo de ojos color rubí, disfrutando de el anochecer, apreciando la leve y suave brisa que pasaba por sus púas, la luz lunar y el suave sonido del silencio. Era lo que más apreciaba de ese mundo, luego de lo que ocurrió con su única amiga, esto le recordaba mucho cuando pasaba tiempo con ella, se sentía bien, se sentía acompañado y escuchado, pero ahora que ella no está, es muy diferente. Quizás por ello él maneja las cosas y las resuelve a su manera. Solo quizás...

Estaba tan perdido en sus pensamientos, pero sus sentidos lo interrumpieron cuando escuchó el zumbido de una nave en movimiento. Inmediatamente se puso de pie y corrió hacia el lugar exacto donde provenía el sonido familiar.

No pasó mucho y llegó al lugar, observó desde los árboles a las afueras, y notó que alguien más estaba, sus sensores nunca fallaban incluso cuando cazaba. Pero todo esto resultaba familiar. Observó una vez más, ahora él tenía curiosidad. De pronto, escuchó una voz justo al lado de él, rápidamente se puso ala defensiva, y allí lo vió.

-Hola Shad-... -Shadow cargó contra Sonic dándole un puñetazo en el rostro, en forma defensiva ya que lo había asustado.

-¿...? -miró al erizo azul con extrañes, mientras bajó la guardia ante él- ¿Qué rayos estás haciendo aquí?

-Tranquilo, soy yo. ¡Sonic! -el erizo azul afirmó, tratando de calmar al mayor, mientras se sobaba el área en donde él lo había golpeado. -ugh... duele..

El ojos rubí se cruzó de brazos, mientras se quejó. Ni siquiera usó tanta fuerza en aquel golpe, como para que él estuviera llorando tanto. Por otra parte, Sonic volvió a dirigir su mirada hacia él, para luego sonreír un poco.

-No has cambiado, Shadow.. -dijo, con un golpe de nostalgia- Aún recuerdo la primera vez que nos conocimos, estaba tan asustado de tu presencia....

---En sus recuerdos---

Tres pequeños erizos caminaban ala par de su madre, los dos hermanos jugueteando entre ellos y la pequeña eriza hablando con su madre. Al parecer, se dirigían hacia el puesto de helados, al llegar allí, la pequeña pidió un helado de fresa, mientras que sus hermanos pidieron helado de chocolate. Todo iba bien en la pequeña ciudad de Green Hills, había un pequeño pueblo alejado del bosque oscuro, allí los habitantes vivían en paz, todos hacían sus deberes, un lugar en donde no había peligro alguno.

Pero, la paz jamás dura lo suficiente incluso para nuestros pequeños, puesto a que unos extraños robots invadieron toda la ciudad, convirtiendo el Caos en su mejor aliado.
Los invasores contenían una tecnología muy avanzada a diferencia de la que ya conocían, pero era mucho más poderosa de lo que se veía. No tardaron mucho en atemorizar y destrozar cada vez peor el pueblo.
La madre de los pequeños decidió protegerlos hasta morir, pero un grupo de erizos que habitaban allí se llevaron a los pequeños junto a su madre, alejandolos del peligro proveniente, pero se les había olvidado un detalle. Sonic. Él estaba tan asustado como los demás, pero su agarre se safo de su madre. Los erizos pueblerinos se llevaron a su madre junto a sus hermanos, pero... Qué pasó con él? ¿Acaso fue olvidado incluso por sus seres queridos...?

El miedo lo invadió por completo, su natural sentido lo convirtió en una pequeña bolita azul. Rodó hasta llegar a unos arbustos, escondiéndose ala perfección allí, pero sus tiernos y inocentes ojos vieron todo su pueblo destrozado, todos los bonitos recuerdos y momentos que pasó allí ahora eran historia, la invasión no perdonó siquiera la naturaleza.

Un ligero hormigueo de alerta recorrió al pequeño erizo, sintió una presencia detrás de él, la presión de sus sentidos no lo dejaban en paz. Giró a ver de quién se trataba, y allí estaba.

Un erizo algo indiferente a los demás, sus púas oscuras como la noche, con alguna que otra pincelada de color rojo vivo, al igual que sus ojos. El pequeño se sintió asustado al ver está extraña figura frente a él, tanto así que comenzó a temblar y llorar de él miedo que esté le generaba por su apariencia terrorífica y siniestra.

-p-porfavor... n-no me lastimes... -rogó, con una voz quebradiza llena de miedo-

-Soy la última forma de vida definitiva. No gastaría mí tiempo en alguien como tú. -el mayor habló, con una voz bastante firme y seria- Si quieres morir, sal de aquí, pero si quieres mantenerte al menos con vida, ocultate entre los arbustos y árboles, no hagas ni un sonido.

Esto era bastante extraño, un erizo como él, ayudando a un pequeño? No era algo que se veía todos los días, pero quizás algo que si sería bueno al menos para sí mismo.

-¿Qué estás esperando? ¡Vé! -dijo, ordenando. Los robots estaban cada vez más cerca.

El pequeño decidió moverse, como era un ser bastante rápido, no tardó demasiado en esconderse aún más entre los arbustos. Por otro lado, los robots se acercaron al erizo comandante, para inspeccionar el área en la que ellos estaban.

Lo que acababa de pasar era sumamente desconcertante, ¿Shadow? ¿Ayudando a un erizo pequeño? Realmente daba mucho que pensar, pero quizás tenía algo de buena humanidad en él, muy en el fondo no era lo suficientemente malvado como para no ayudar a un pequeño niño, verdad?


Tu reflejo - HISTORIA SONADOW +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora