2 ATRAPADOS

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Mirábamos a los zombies desde las rejas, pasaban sus manos por los huecos para intentar cogernos pero estábamos lo suficientemente lejos, muchos de los niños que escaparon del CCE salieron corriendo.
Los zombies ya se estaban acumulando en la puerta, eran muchos, más de la mitad de los niños fueron mordidos. Uno de los que estaban fuera se cayó al suelo, los demás se asustaron y su amigo se le acercó.

—¡No hagas eso! —gritó Maloy. —¿No te has visto las pelis de zombies?

—Pero es mi...

El niño que se desmayó se volvió un zombie y le cortó la palabra a su amigo mordiendo fuertemente su brazo, los zombies que estaban dentro del CCE escalaron unos encima de otros y empezaron a caer en la carretera, justo donde estábamos.
Unos cuantos se levantaron rápido y atacaron a los que se habían quedado mirando, Oka, Fredo, Maloy y yo, salimos corriendo muy asustados, al mirar atrás, había un zombie corriendo detrás de nosotros, era bastante rápido.

—¿No se supone que los zombies son lentos? —dijo Oka mientras corría.

—Esos son los zombies rápidos. —dije.

El zombie se estaba acercando poco a poco, llegamos hasta la central de SEGESA y cruzamos la calle sin mirar, los coches fueron frenando para no darnos pero el zombie tuvo mala suerte y fue atropellado por un Jeep al intentar seguirnos y se cayó en la carretera.
El dueño del Jeep salió para ver si el zombie estaba bien, ya que él no sabía que pasaba en verdad.

—¡Señor, no te acerques a él! —gritó Oka.

El hombre no hizo caso, los demás coches que iban a esa dirección también se pararon porque era un atropello y querían ver, cuando el señor del Jeep se acercó bastante, se agachó y tocó al zombie, este se movió con velocidad y le mordió el cuello arrancando parte de él. El señor del Jeep se cayó al suelo y el zombie nos miró, nosotros salimos corriendo hacia la carretera de Waiso.

—¿A dónde vamos exactamente? —pregunté

Ninguno me respondió, solo corrían...

—¡Chicos! —grité y me paré.

Ellos se pararon y empezaron a jadear por el cansancio.

—¿Estamos corriendo sólo por correr? —pregunté. —¿No deberíamos ir a nuestras casas?

—Es verdad, es verdad... Uuuf... Tienes razón. —me apoyó Fredo.

Había un banco cerca, Maloy se sentó muy despreocupado.

—Iros, dejarme aquí, les voy a entretener. —dijo.

—Habló el mudo y dijo lo que pudo. No entiendo como en medio de un apocalípsis zombie estamos así de relajados. —dije.

—¿Creéis que vamos a morir? —preguntó Maloy.

—Sí, nuestro país no tiene recursos para combatir cosas como apocalípsis zombies. —le dije.

—No seas tan pesimista. —me dijo Oka.

—No lo soy, solo soy realista, hasta es posible que Fredo y Maloy mueran mañana o se conviertan en unos zombies.

—Joder, que malvado. —dijo Maloy. —Y yo aquí esperando a que el TEG Campus empiece... —añadió algo apenado.

—¿Ah, eso que tiene que ver? —intervino Oka

Un autobús chocó con la rotonda que teníamos cerca, el autobús pasó por encima de nosotros y se estrelló delante, a unos 5 metros. Maloy se levantó del banco y se acercó a nosotros.
Un chico de unos 12 años pasó corriendo delante de nosotros esquivando el autobús derrivado sin mirar atrás.

—Creo que nos hemos condenado estando aquí. —dijo Oka.

Se podían oír unos ruidos salir del autobús...

—Oye... Oye... Oye... Hay zombies en el bus. —dijo Fredo agarrando fuerte la camisa de Maloy.

—Esto es peor... —dijo Oka señalando en dirección a la Plaza de la Mujer.

Venían 6 zombies, 4 lentos y 2 rápidos, nos asustamos y salimos corriendo otra vez subiendo por la carretera de Waiso, la gente nos veía correr como bobos pero cuando veían a los zombies que nos seguían, pocos corrían y otros pocos pensaban que era una broma de Halloween, por lo que morían devorados o eran infectados.
Al mirar atrás, podía ver que el número de zombies estaba aumentando,  Vimos un restaurante de comida nativa, tenía muchas mesas de plástico y con gente sentada que al ver todo lo que nos seguía y entraban en otros establecimientos manchándolos de sangre, salieron corriendo aunque dos mujeres entraron.
Yo me adelanté y fui a esa dirección, la dueña estaba por cerrar sus puertas, la gente de Waiso estaba muy asustada por la masacre que estaba sucediendo, yo llegué a tiempo y entré, seguido de Oka y Fredo luego la dueña cerró dejando a Maloy fuera por lento.

—¡Fredo, Fredo, abrirme cabrones! —gritaba Maloy con lágrimas en los ojos.

La mujer no quería abrir, estaba por sacarnos a nosotros también pero recibió un botellazo en la cabeza de parte de Oka y se desmayó, luego abrió la puerta y Maloy entró.

—Pinche llorica. —le dijo Oka.

—¿Que hacemos ahora? —preguntó Fredo.

—¿Podéis dejar de preguntar que hacemos ahora? Es irritante, estamos en medio de un apocalípsis zombie. —dije.

—Oye... Una cosa... ¿Sabes que tú no eres el prota, no? —me dijo Oka.

—¿Eh? —dijimos Maloy, Fredo y yo por no haber entendido.

Maloy vio unas escaleras, nos dirigimos hacia ellas y subir porque queríamos ver si desde arriba podíamos ver el panorama.

—¿Alguno sabe qué pasará cuando esa mujer se despierte? —preguntó Fredo.

—Pero... ¿Puedes dejar de hacer preguntas? —dije. —Me pones nervioso. —añadí.

—Estás algo borde, cálmate. —me dijo Maloy.

Llegamos hasta arriba del edificio, era de un solo piso y tenía una terraza a la que nos acercamos lentamente para poder ver lo que pasaba abajo, al mirar solo veíamos a unos cuantos zombies vagar, luego oímos disparos a lo lejos.

—La policía militar ya está actuando. —suspiró Fredo apoyado y sentado en la pared.

Estábamos los cuatro sentados y preocupados...

—Um... Chicos... ¿Qué hay de la dueña de este lugar? —preguntó Fredo.

—Ya veremos que haremos. ¡DEJA DE HACER PREGUNTAS CARAJO! —grité.

El ruido se oyó por todo el lugar y unos cuantos zombies empezaron a acercarse. Miramos en los huecos de la terraza y vimos a tres pararse delante de la puerta como si hubieran oído algo, y en efecto, era mi grito.

—En verdad, quiero hacer una pregunta. —dijo Fredo.

—Lanza. —dijeron Oka y Maloy.

—Ni se te ocurra. —le señalé.

Poco a poco empezaron a acercarse más zombies, yo me preguntaba el porqué de eso, si ya no hacíamos más ruido, eran un total de 7 zombies en la puerta, las calles estaban vacías y se oían disparos por diferentes zonas.

—Al menos me hubiera gustado coger antes de morir. —dijo Maloy.

—Ya te digo. —respondió Oka.

Los tres miramos a Oka con una cara neutra, estábamos entendiendo algo que parecía ser lo equivocado.

—Ni se os ocurra tocarme panda de salidos u os rompo la madre. —Nos señaló con seriedad. —os mataré. —añadió.

......

¡ZOMBIES!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora