4 DESCANSO

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—¡Ayuda! ¡Estoy atrapada en este maldito coche y esos zombis se están acercando cada vez más! —gritó Oka.

El zombi más rápido de todos se metió en el coche y yo, sin pensarlo, lancé mi cuchillo de carne hacia el zombi y atinó en su cabeza, Oka uso sus piernas y le chutó haciéndole caer a fuera del coche.

—¡La puerta, no puede abrirse! —dijo Fredo muy asustado.

Estábamos ejerciendo fuerza, no se abría, Maloy nos apartó de repente y agarró fuerte su cuchillo.

—¡Oka, apártate! —gritó.

Oka se tumbó en la silla del coche, Maloy decidido, golpeó el cristal de la ventana del coche con el mango de su cuchillo, pero este no se rompió.
Sin perder tiempo, golpeó dos veces más y se rompió, al momento cogimos a Oka y la sacamos por la ventana, los zombis entraron en el coche y uno la mordió la pierna ejerciendo fuerza.

—¡La madre que les parió, chicos tiren tiren! —empezó a gritar Oka.

Hicimos lo que pudimos y la sacamos del coche, sin mirar por nada más, salimos corriendo hacia Los Ángeles con una cantidad generosa de zombis detrás, conforme avanzábamos más zombis se unían a la caza.
Había mucho caos en la ciudad, los coches estaban estrellados, la gente corría, había zombis por todas partes. Al intentar cruzar, llegó un camión con un contenedor azul grande que chocó con otro coche, el contenedor estaba por caerse y dejarnos atrapados porque habíamos pasado por un callejón que se conectaba con la carretera, los zombis que teníamos detrás estaban muy cerca.

—Chicos, fue un honor. —dijo Fredo.

—Igualmente Fredo, pero yo aún me quiero coger a Oka, así que no me quedaré. —dije agarrando la mano de Oka.

Salí corriendo hacia el trailler arrastrando a Oka y nos agachamos para pasar por debajo, Fredo fue el primero en salir corriendo tras verme y dejó a Maloy detrás.

—¡Yo creía que te habías rendido, traidor, iba a morir contigo wey! —le gritó Maloy justo al seguirle.

Maloy estaba por quedarse, el contenedor finalmente se cayó al suelo cerrando el callejón, nosotros fuimos en dirección a mi casa escondiéndonos de los zombis que rondaban y seguían a otras personas.
Al llegar a mi casa, la puerta estaba abierta, la casa desarreglada, yo me asusté, luego todos excepto Oka, que fue la que cerró la puerta al instante y nos asustamos.

—¡Ah! —gritamos Fredo, Maloy y yo al instante.

—Cobardes. —nos dijo Oka.

—Mi casa... Mi familia... —dije sentado en el suelo con la espalda apoyada en la pared.

—Yo creo que están bien, habrán ido a buscar refugio en otra parte. —dijo Maloy despreocupado mientras se acercaba a mi.

—Él tiene razón, cada uno de nosotros tiene familia, no creo que estemos solos, tu no lo estás, nos tienes a nosotros también. —me dijo Oka.

—Es verdad, lo que dices tiene sentido, Oka. —me alegré un poco.

—¿Y qué hay de lo que dije yo? —me preguntó Maloy algo irritado.

—Si si... Ya... Esta bien... —le dije mientras abrazaba a Oka.

—¡Es verdad, los teléfonos! —dijo Fredo abriendo su mochila.

—Aver, vamos a calmarnos un poco... Osea, desde que se ha empezado a escribir esta historia tenías una mochila y teníamos teléfonos? —dijo Maloy. —¿Que mamón el escritor, no? —añadió.

—¡Chicos, no puedo creer lo que está pasando! La ciudad está siendo invadida por zombis, la ciudad entera, se ha extendido muy rápido. —dice mirando las noticias desde su teléfono.

Nosotros nos acercamos para ver, había demasiado desorden y al momento se cortó la emisión.

—¡Oh no! ¿Qué hacemos ahora? —preguntó Oka.

—Tranquilos, estoy seguro de que encontraremos una solución. —dije mientras sacaba mi teléfono del bolsillo. —Parece que el internet dejó de funcionar, no puedo acceder a Google, seguro que por eso se cortó la emisión. —añadí.

—¡Esto no puede estar pasando! Sin internet, no sabremos qué hacer. —Fredo se puso nervioso.

—¿Alguien más está experimentando problemas de cobertura? —preguntó Oka.

—Sí, la cobertura está bajando rápidamente. Esto es realmente malo. —dijo Maloy.

—Estamos incomunicados... Estamos incomunicados... Estamos incomunicados... —se repetía Fredo una y otra vez mientras murmuraba.

—Tenemos que encontrar una manera de mantenernos informados y buscar ayuda. Quizás podamos intentar conectarnos a través de otra red o buscar en los sitios web de noticias offline. —dije.

—Primero debemos salir de aquí. No podemos quedarnos sin información en medio de esta invasión. —habló Oka.

—Chicos... puedo ver a los zombis acumularse por esta zona... Necesitamos actuar rápido porque se va a repetir lo mismo que en Waiso. —dijo Maloy mirando por la ventana. —Que onda con este pinche escritor, ¿nos va a matar? —murmuró.

Rápidamente agarré de la camisa a Oka y la tiré en el sillón. —No te muevas. —dije.

La remangué los pantalones y la miré los tobillos...

—Uuf... No me puedo creer que se nos haya olvidado mirarte, te mordió un zombi. —dije.

—Si... Era por encima del pantalón y pude salvarme. —me respondió Oka.

—Yo creía que iba a ver porno en vivo. —intervino Maloy con una cara sarcástica.

Nos reunimos en la sala de estar, ya habíamos pasado bastante tiempo en la casa, teníamos hambre, y nos sentamos alrededor de una pequeña mesa de cristal.

—Chicos, la situación allí afuera es bastante espeluznante. Estoy seguro de que sería más seguro quedarnos aquí esta noche. Pero necesitamos provisiones para sobrevivir. —dije mirando la ventana. —Y ya es tarde, que raro que aún haya corriente eléctrica.

—¡No te preocupes amigo Doddy! Yo, el gran Maloy, el maestro del ingenio, encontrará las provisiones más deliciosas y divertidas para todos nosotros. ¡Será como un picnic en medio del apocalipsis! —dijo con mucho optimismo.

—No sé, chicos... ¿Realmente deberíamos salir a buscar provisiones? Podríamos quedarnos aquí y esperar a que todo esto pase. —dijo Fredo con muchos nervios.

—Fredo, entiendo que estés nervioso, pero necesitamos asegurarnos de tener suficiente comida y agua para sobrevivir durante algunos días. No podemos quedarnos de brazos cruzados. —le dijo Oka.

—Estoy de acuerdo con Oka, Fredo. No podemos darnos el lujo de quedarnos sin provisiones. Pero debemos ser cautelosos y asegurarnos de no atraer la atención de los zombis. Todos debemos ir juntos y mantenernos alerta. Supongo que la dirección que tomaremos después será la casa de Oka. —dije.

—Entonces, vamos a Comercial Santy, nos surtimos, descansamos y vamos a mi casa. —habló Oka.

—Si. —dije.

—Sigo pensando que esta historia acabará con nuestras muertes. Le voy a romper su madre al dueño de la historia. —dijo Maloy.

—Por alguna razón siento que me estás hablando a mi. —le dije a Maloy.

—Primero pensemos en dormir, enchufar los teléfonos, quizá se vaya la corriente luego. —dijo Oka.

Todos enchufamos nuestros teléfonos, estábamos muy nerviosos, las bombillas apagadas, solo oyendo gruñidos de zombis y evitando hacer ruido, ojalá todo fuera un sueño.

......

¡ZOMBIES!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora