Ya se habían acumulado hasta 9 zombies en la puerta del bar, desde la terraza podíamos ver que al parecer sabían que estamos allí.
—¿Qué hacemos? —preguntó Fredo.
—A ver, Oka, Maloy... ¿Si empujo a Fredo por la terraza me odiaréis? —les pregunté.
—No seas tan insensible, solo está preguntando. —me dijo Oka.
—Pero...
—Silencio... Silencio... —dijo Maloy poniendo su dedo índice cerca de sus labios.
Un zombie gordo se estaba acercando, parecía tener mucha fuerza, pero su masa le hacía caminar lento, volvimos a entrar en el bar algo nerviosos y asustados, no sabíamos qué hacer.
—¿Dónde está Fredo? —preguntó Oka.
Fredo había desaparecido, fuimos juntos a buscarle por la estancia, estábamos en el salón y pensamos que estaría en el baño, pero no.
Miramos en la habitación y nada, solo nos quedaba un sitio por revisar, la cocina... Al correr la cortina vimos a Fredo comiendo la comida de la mujer del bar. Estábamos un poco desconcertados, no entendíamos porque estaba comiendo en un momento así.—¿Pero... Qué? —dije. —yo creía que estarías en el baño cagándote de miedo.
—¿Qué? El miedo me ha dado hambre, y he olido salsa de cacahuete.
—¿Así? —me acerqué. —¿Con yuca?
—Me apunto, con tal, vamos a morir. —dijo Maloy rindiéndose.
—Allí en la esquina, hay un montón de yuca. —nos dijo. —Toma este cuchillo, puedes cortarlas. —me dijo.
—¡Bingo! —dijo Oka sonriendo.
—¿Te apuntas a la cogida, osea a la comida? —pregunté.
—¿Con vosotros? Ni juntos podríais darme placer, pero ese no es el caso... Chicos... Los cuchillos. —nos dijo Oka. —¿Por qué los hombres sois tan simples?
Nosotros la miramos con algo de molestia por el comentario que nos hizo, pero la miramos con dudas en cuanto a lo de los cuchillos.
—Idiotas, podemos usar los cuchillos como armas, ¿no veis que tiene bastantes?
—Ahhhhh... —dijimos los tres al unísono haciéndola ver que habíamos entendido.
—Ya lo sabíamos, es que queríamos que lo descubrieras tú sola, no siempre pensaremos por ti. —la dije mientras tocaba el brazo de Maloy con el mío haciendo referencia a que Oka es una distraída.
—Si... Si... Ese era nuestro plan para después de la comida. Pero ésta niña eeeeh. —dijo Maloy.
—Ya te digo, se cree que somos...
—¡Cállense! —nos gritó Oka justo callando a Fredo.
Nos pusimos firmes y en silencio.
—Cojer los cuchillos que podáis y preparaos para salir de aquí corriendo.
Empezamos a ver el catálogo de cuchillos que tenía la señora, como era cocinera y su bar era de comida nativa, había bastantes cuchillos y diferentes.
—Que gruñona, no creo que tendrá novio en su vida. —murmuró Fredo mientras escogía sus cuchillos.
—Ya te digo, muy gruñona la tía. —le respondió Maloy con otro susurro.
—Pues... A mi me ha puesto cachondo. —les susurré.
Fredo y Maloy me miraron raro, yo para desviar la conversación empecé a mirar por los lados y vi una cortina en una de las paredes de la cocina, me acerqué y al tirar de ella, vi jamones colgando, varios cuchillos de jamón y otros para cortar carne.
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¡ZOMBIES!
Science FictionDoddy, Oka, Maloy y Fredo se ven envueltos en un probelma de grandes dimensiones, un día todo cambia cuando un extraño virus comienza a transformar a la población en hambrientos zombies sedientos de sangre. La ciudad de Malabo queda en escombros, y...