Gea (del latín Gæa) o Gaya alternativamente Gaia en griego antiguo, Γαῖα; romanización, Gaĩa; pronunciación, clásica: [ɡá͜ɪ̀a] Koiné: [ɟˈɛːa] bizantina: [ʝˈea] de Ge en griego antiguo, Γῆ; romanización, Gễ; literalmente ‘Tierra’ es la diosa primigenia que personifica la Tierra en la mitología griega. Es una deidad primordial y ctónica en el antiguo panteón griego, considerada la Madre Tierra, de lo que la referencia más antigua es el griego micénico ma-ka, escrito en alfabeto silábico lineal B.
Gea, por Anselm Feuerbach (1875). Fresco del techo de la Academia de Bellas Artes de Viena.
Su equivalente en el panteón romano era Terra o Tellus Mater. Los romanos, a diferencia de los griegos, no distinguían sistemáticamente a la diosa primordial de la Tierra con la diosa propiamente del grano, Ceres.
No obstante Manuel F. Galiano recomienda que la transcripción correcta en castellano debería ser Tierra y no Gea, pues su nombre en el griego original y en las otras lenguas romances se adecúa perfectamente al sustantivo «tierra», que proviene a su vez del latín «terra».
La Tierra es la progenitora fecunda y antepasada común de todos los dioses, hombres y seres vivos. Su carácter de «madre universal» (παμμήτειρα), «madre de todos» (communis mater) o «gran madre» (magna parens) viene expresado en sus numerosos epítetos.
En la mitología griegaLa Teogonía de Hesíodo cuenta cómo, tras el Caos, surgió Gea «la de amplio pecho», la eterna fundación de los dioses del Olimpo. De su propio ser, «sin mediar el grato comercio», trajo a Urano, el cielo estrellado, su igual, para cubrirla a ella y a las colinas, y también a Ponto, la infructuosa profundidad del mar. Pero tras esto, como cuenta Hesíodo:
Acostada con Urano, alumbró a Océano de profundas corrientes, a Ceo, a Crío, a Hiperión, a Jápeto, a Tea, a Rea, a Temis, a Mnemósine, a Febe de áurea corona y a la amable Tetis. Después de ellos nació el más joven, Cronos, de mente retorcida, el más terrible de los hijos y se llenó de un intenso odio hacia su padre.
Hesíodo menciona que Gea concibió más descendencia con Urano. Primero, los Cíclopes, gigantes de un solo ojo constructores de murallas, a los que posteriormente se les dieron nombres: Brontes (‘el que truena’), Estéropes (‘el que da el rayo’) y Arges (‘el que brilla’): «El vigor, la fuerza y los recursos presidían sus actos.» Luego añade los tres terribles hijos de cien manos de la Tierra y el Cielo, los Hecatónquiros, Coto, Briareo y Giges, cada uno con cincuenta cabezas. Urano escondió a cíclopes y hecatónquiros en el Tártaro para que no vieran la luz, regocijándose de su maldad. Esto provocaba dolor a Gea (el Tártaro era su vientre), por lo que creó un pedernal gris (o adamanto) y de este fabricó una gran hoz, y reuniendo a los titanes les pidió obediencia. Solo Crono, el menor, se atrevió a tomar la hoz y castró a su padre cuando este se acercó a Gea para yacer con ella. De las gotas de sangre y Gea concibió aún a más hijos: las fuertes Erinias, los Gigantes con armadura y las Melias (ninfas de los fresnos). Crono arrojó al mar los testículos de Urano, donde produjeron una espuma de la que nació Afrodita. Tras la castración de Urano, Gea parió a Equidna y Tifón, engendrados por Tártaro. De su hijo Ponto tuvo a las deidades marinas Nereo, Taumante, Forcis, Ceto y Euribia.
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1 \Mitos y Leyendas ( Mitología Griega ) Tomó I parte 1
Ficción históricaSon los mitos griegos y sus leyendas . En portada el Fauno