Capítulo I: Inicio de verano

1.9K 178 88
                                    

A veces llamábamos karma a la acumulación de eventos desafortunados que hacían de nuestras vidas algo más miserable, quizá ese era el nombre que deseó ponerle Luke a muchos momentos de esas semanas, pero la palabra ni siquiera se le cruzó por la m...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

A veces llamábamos karma a la acumulación de eventos desafortunados que hacían de nuestras vidas algo más miserable, quizá ese era el nombre que deseó ponerle Luke a muchos momentos de esas semanas, pero la palabra ni siquiera se le cruzó por la mente ese día en el que le gritó a Bruce Hudson que no quería volver a verlo. No le importó estar a mitad de un centro comercial con público a su alrededor que malinterpretó la escena en toda su extensión, no le importó que estuviese ahí su hermano menor, ni que los hubiese escuchado el chico al que violentamente había defendido Bruce.

Nada le había dolido más que eso, ni siquiera el golpe que alguna vez le dio.

Pero para comprender por qué ese día Luke Avery huía al borde del colapso y por qué Bruce no lo seguía, había que volver a los días en el que todo ese malentendido comenzó... y fue al principio de ese verano.

Por seis meses completos, Luke Avery se creyó la peor mentira que le había dicho el universo: Sus problemas se habían terminado. Decir que fue ingenuo era ser benevolente, estúpido le quedaba un poco mejor ahora que estaba por enfrentarse a lo que la vida tenía reservada para él. Debió decírselo el clima, decían que la falta de nubes era de mal augurio, o quizá pudo haberle preguntado a Lara, quien llevaba todo el día repitiendo lo jodida que estaba su suerte desde que perdió el cargador de su teléfono, pero lo único que era seguro es que ese día dijo la mitad de cosas que no debía decir y calló las que pudieron salvarle la vida... la desgracia es que no se enteraría hasta que éste terminase, hasta que el daño fuese una grieta irreparable que comenzase un martirio a cuentagotas y, para hundir aún más a Avery, el error tendría que descubrirlo él mismo.

¿Quién podría culparlo por no ser capaz de darse cuenta? Nadie que hubiese vivido al menos la mitad que había acontecido en su vida, por supuesto, porque entre sus peores momentos estaban un examen de física, un secuestro, un asesinato del que esperaba no haber sido partícipe y haber perdido contra Lara en Mario Kart; nadie podría saberlo con tan solo mirarlo cruzando esos pasillos abiertos porque siempre iba por ahí con cara de pocos amigos, actitud huraña y la nariz pegada a una consola, pero era un jodido imán de problemas.

La última vez que se enamoró terminó rechazando al chico que le gustaba, un precioso jugador de fútbol de Hamilton al que le gustaba Star Wars, porque eligió salir con otro jugador de fútbol de Hamilton que se dormía viendo Star Wars. Y no fue tan inteligente como para elegir a aquel con responsabilidad emocional y actitud de ángel, no, eligió al chico que alguna vez trató de matarlo en el internado del que los expulsaron a ambos.

Así de inteligente y suertudo era Luke Avery, sus decisiones eran cuestionables, pero su felicidad no.

Más de medio año había transcurrido desde que comenzó a salir con el novato estrella de Hamilton, Bruce Hudson, mejor conocido como "bestia", "imbécil" y "suéltame Bruce, llegaremos tarde". Tras todo el drama que vivieron en el invierno por culpa del mejor amigo de ese imbécil, Luke estaba seguro de que ahora la vida no era tan desgraciada, las clases comenzaban por la mañana, desayunaba con Lara, almorzaba con el grupo de amigos que lo había adoptado involuntariamente, se limitaba a hacer sus tareas, quemarse las pestañas frente a una pantalla todo el día y, en algún punto antes del anochecer, el entrenamiento del equipo de Hamilton terminaba y recibía a Bruce en su habitación. O él iba a buscarlo, lo que ocurriese primero, pero cuando estaban juntos lo importante era no perder el tiempo porque Bruce era un asco para desvelarse, era más fácil despertar maldiciones en Egipto que a Hudson sin haber dormido ocho horas. Esa rutina era feliz, era su zona de confort, era-...

¿Y ahora qué? [Bloom - Side Story]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora