Capítulo II: Mensaje Enviado

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Se sentía como un traidor a sus propias fantasías

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Se sentía como un traidor a sus propias fantasías.

Desde que Bruce le había prometido escaparse las veces que fuese posible, Luke se sintió con la libertad de imaginarse que algunas veces él llegaría sin aviso previo, lo encontraría en su solitaria habitación extrañándolo y la mitad de lo que ocurriría después sería digno de una película porno, pero ahora el plan se había ido al drenaje junto a sus esperanzas, sus ganas de vivir y los residuos de una cena que observó en silencio mientras escuchaba las risas desde el comedor.

Había vuelto a casa desde hace dos días.

Lo que era peor, se quedaría el resto de las vacaciones en casa y ni siquiera le había dicho a su novio —aún le costaba referirse así a Bruce—, pero suponía que estaría demasiado ocupado con sus propios problemas como para prestarle atención al hecho de que había arruinado la oportunidad que tenían para encontrarse solos, además, se acobardaba un poco cada vez que miraba el teléfono con la intención de enviarle un mensaje. ¿Se vería como un desesperado? ¿Sería molesto? La vida era más fácil cuando no se preocupaba por lo que Bruce pensara de él, pero, ¿cómo mierda iba a enterarse de que ahora Luke había vuelto a su habitación llena de posters de Star Wars, bebidas energéticas y colores lúgubres iluminados por luces RGB?

Reescribió el mensaje por enésima vez:

«Bruce, tuve que volver a casa»

Muy formal. Muy directo.

«Hey, adivina a quién secuestró su madre también»

No, no más chistes de secuestros, seguro llamaba a la policía.

«Te extraño, tuve que volver a...»

Cursi. Asquerosamente cursi, lo borró al instante. Estúpido Bruce, era un imbécil por hacerlo sentir tan tonto.

«Eres un imbécil»

—¿Y me juzgas a mí por esconderme para mensajear?

Su estúpido hermano le sacó el susto de su vida, el teléfono estuvo a punto de irse a morir junto a los platos sucios mientras Kiam se reía y, en el intento de Luke por mantenerlo con vida, lo tomó casi con las uñas.

—¡Idiota! ¿Quién se está escondiendo?

Incluso a carcajadas se parecía mucho a él, no eran los gemelos Byron, pero tenía la misma cara que cualquier matón de instituto querría golpear y el corte que quiso imitarle a Luke cuando descubrió que no le quedaba tan mal. Al igual que él, heredó el castaño del cabello de papá y los oscuros ojos de mamá, pero era más bajito, solo eso lo hacía sentir mejor consigo mismo porque en todo lo demás parecía superarle, desde las calificaciones hasta la vida social. Era el tipo de chico que se reunía con sus amigos los fines de semana y se pasaba horas hablando con ellos en el ordenador, Luke a sus quince difícilmente sabía lo que era salir al sol.

¿Y ahora qué? [Bloom - Side Story]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora