Lila se encontraba pasmada, en sus pupilas se podía notar el creciente miedo al observar la figura amenazante de Bob observándola profundamente con sus grandes orbes.
Un silencio mortal inundaba el lugar, siendo únicamente posible escuchar la respiración agitada de Bob cerca del rostro de la mujer, amenazante con el filo del cuchillo contra su piel.
— Me parece que amas demasiado a tu hijo como para poner tu vida ante la de él. — Farfulló manteniendo aquella siniestra sonrisa en su rostro, aumentando ligeramente la presión que ejercía el cuchillo en contra del cuello de su víctima.
De la boca de Lila no salió ni una palabra, ni un sonido, observaba con miedo y furia profundamente a los ojos de aquél hombre, sus ojos se cristalizaban más al pasar de los segundos, haciendo su mayor esfuerzo para no derramar alguna lágrima.
— ¿Pero no sería una pena que la pobre criatura se quedará sin madre? – El tipo dijo con cinismo en su voz, empezando a soltar carcajadas que solo demostraban lo poco de cordura que parecía tener.
Empezó a profundizar ligeramente más el filo del cuchillo contra la piel de su víctima, ella sintiendo como amezaba aquel filo en empezar a adentrarse en su piel, un nudo en su garganta se formó y no pudo evitar liberar aquella lágrima que con tanto esfuerzo retenía, recorriendo lentamente su mejilla, al notar esto ella se sintió humillada.
Aunque en Bob esta pequeña acción provocó en él algún sentimiento de piedad, o al menos algo parecido, así que dejó de hacer tanta presión con el cuchillo, dejándola poder respirar adecuadamente de nuevo.
—No pones ni el mínimo esfuerzo en resistirte, qué cobarde.— Bob rió nuevamente fijando su mirada nuevamente el Lila.
Aunque en su mente, no podía dejar de pensar en cómo sus acciones no parecían lograr algún gran impacto en ella, no planeaba asesinarla o devorarla, al menos no todavía, y si tenía toda la noche disponible para estar atormentandola querría que en ella se sembrara más miedo. Tal vez podría encontrar alguna excusa para poder aumentar el miedo en ella.
Se escuchaba el teléfono a lo lejos, el leve sonido de una voz hablando, Jaune aún se encontraba en la línea. "¡Lila! ¿Estás bien? ¿Lila? ¡Lila!"
El pensamiento de ir a contestar pasó por la mente de ir a contestar el teléfono, pero sabía que si soltaba a Lila por un segundo ella volvería a intentar escapar, y era algo que él no dejaría que sucediera.
Tomó a Lila fuertemente por el cuello y la arrastró con dirección hacia el teléfono, quejidos se escucharon salir de la boca de Lila durante el camino, posando sus manos sobre la de él para intentar escapar de su agarre, pero le fué imposible.
Al llegar, Bob tomó el teléfono con la mano que tenía libre, y se lo acercó al oído, escuchando la voz de Jaune seguir buscando alguna respuesta a sus llamados.
— Ella ya está bien, no te preocupes. — Contestó con una extraña calma en su voz, y después colgó la llamada antes de que Lila pudiera decir tan siquiera algo.
Volteó a ver nuevamente al rostro de Lila con esa sonrisa malévola en su rostro, tal vez ya tenía algo en mente para poder aterrarla un poco.
Tomó nuevamente el teléfono y tecleó algunos números, sin certeza de a quién le estuviera marcando, y al cabo de un momento alguien le contestó.— ¿Sí? — Se escuchó la voz de un joven al otro lado de la línea.
Él guardó silencio por un momento, pues sabía que si hablaba podría correr el riesgo de ser atrapado, pero en este punto ya realmente no le importaba.— Mantén en vigilancia al niño, y si se le ocurre regresar a la casa o pregunta por su madre acabo con él. — Contestó Bob y después colgó la llamada lo más pronto posible, esperando que lo haya dicho él no haya sido de relevancia para quien sea quien haya respondido su llamada.
Lila rompió en un silencioso llanto, abrumada en el peligro que corría su hijo.
﹝•••﹞
El joven que contestó la llamada se encontraba cumpliendo su jornada laboral en la dulcería, unas pequeñas pero notorias ojeras rebosando debajo de sus ojos mostrando el cansancio que cargaba en sí mismo. Había estado atendiendo todo el día el local, y pensó que en la noche lo dejarían salir a descansar, pero no fue así, el dueño del local le ordenó quedarse hasta la noche laborando, pues en palabras del dueño; "La noche Halloween solo significa más clientes, lo que significan más ganancias, y tal vez un mejor salario para tí."
Se encontraba el mostrador, reposando sus codos sobre este, y colocando su cabeza entre sus manos, no había ido mucha clientela como en años anteriores, así que se encontraba relativamente tranquilo, solo esperaba que no llegarán aquellos niños que siempre le causaban problemas en específicamente la noche de brujas.
Al sonar de su celular, pensó que que sería alguien de su familia quien le estaba marcando, solo esperaba llamadas pero al teléfono fijo de la dulcería, su jefe solía marcar para asegurarse de que estuviera presente y no se hubiera ido.
Vió que era un número que se le hizo conocido, recordaba que probablemente lo tenía registrado en el directorio de números de clientes que hacen pedidos a domicilios a la dulcería, decidió ir a abrir el directorio y comprobó que esto era cierto, pero se preguntaba cómo es que habían conseguido su número personal.
Contestó la llamada, pero se llevó un susto al escuchar a una voz ronca diciéndole tan siniestro mensaje.
Deseaba que aquella extraña llamada no tuviera nada que ver con aquellos niños disfrazados de calavera y calabaza respectivamente.
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949 Palabras.
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✦ 𝐕𝐈𝐎𝐋𝐄𝐍𝐓𝐎𝐌𝐄𝐓𝐑𝐎꒱ 𝗟𝗶𝗹𝗮 y 𝗕𝗼𝗯 𝗩𝗲𝗹𝘀𝗲𝗯
Fiksi Penggemar「La violencia también se mide」 ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ ╰► La noche de Halloween en la que aquel sujeto vestido con un traje de demonio regresa en búsqueda de acabar con la vida de Lila, y posteriormente...