Capítulo 3: El Club de la Lectura

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Christian

Una vez dentro de la sala del club, pude apreciar las estanterías repletas de libros y una acogedora mesa en el centro de la sala. Varias personas estaban sentadas alrededor de ella. Una chica se levantó y se acercó hacia nosotros.

–Hola Ingrid. –saludó en voz baja para no interrumpir a los demás miembros.
–¿Quién es este chico? –preguntó, mostrando una cierta confusión.

–Hola Greta. –respondió Ingrid tratando de aclarar la confusión. –Él es Christian, un chico nuevo compañero de clase. Tuve que salvarlo de un encuentro con Kevin, y resulta que se quiere unir a nuestro club.

–Oh, Christian, soy Greta, la presidenta de este club, encantada de conocerte. –me saludó Greta con entusiasmo. –Así que quieres unirte a nosotros, ¿verdad?

–Sí, pero antes de nada ¿puedo saber qué le pasa a Kevin conmigo? –pregunté, curioso y confundido.

–No le hagas caso, Kevin Berger es el chico popular y adinerado de la escuela. –me responde Ingrid.

–Bueno, Christian, ven conmigo. Vamos a hacer el papeleo para que te unas oficialmente al club. –propuso Greta emocionada por tener un nuevo miembro al club.

Nos dirigimos hacía una mesa apartada donde tuve que rellenar un formulario que más tarde se lo entregué a la profesora a cargo del club. Al salir de la sala de profesores, me volví a encontrar con Kevin, esta vez estaba solo.

–¡Ni se te ocurra acercarte más a Ingrid!. –gritó Kevin con voz amenazante.

–No tienes derecho a decidir con quién me relaciono. Ingrid es mi amiga y puedo hablar con ella si quiero. –respondí con determinación a la amenaza de Kevin.

Kevin frunció el ceño y dio un paso más hacía mi, entonces, la profesora del club de lecturas salió de la sala de profesores y se percató de la situación.

¿Hay algún problema aquí? –preguntó la profesora con autoridad.

Kevin dio unos pasos hacia detrás y trató de disimular su actitud desafiante. –No, no hay ningún problema. Solo estaba bromeando. –respondió tratando de parecer inocente. Entonces Kevin se retiró rápidamente antes de que la profesora pudiera decir algo más.

La profesora se acercó a mí para asegurarse de que estuviera bien. –Me alegro que hayas elegido el club de la lectura como un refugio. –me dijo con una sonrisa reconfortante.
Agradecí la ayuda de la profesora y regresé al club de la lectura, donde estaban todos los miembros reunidos en una discusión de libros muy animada y entonces me uní.

Destino entre paísesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora