El raro de las flores ୧୨ hyunlix

Flores conservadas

Han pasado algunos días desde aquel incidente, Hyunjin sigue con su rutina de regalar flores a las personas que son importantes para él.

Pero ahora siempre le sobra una.

Y es que por inercia siempre arranca cinco flores de su jardín como lo ha hecho durante un año, pero ya no quiere darle la suya a Felix.

Aunque en un extraño giro, el acosador se volvió acosado.

Felix sigue insistiendo en sentarse con él en el almuerzo, al notar que el más alto ya no quiere sentarse con él en el autobús y prefiere ir a pie, el bajito lo imita parándose y haciéndole compañía.

Y es que no pensó que fuera tan molesto tener a alguien detrás de ti todo el tiempo, aunque él siempre lo hacía después de todo.

Quiere perdonarlo, de verdad que sí, solo había probado sus besos un par de veces aunque fueron suficientes para enloquecerlo como una droga. Pero siempre había algo que lo molestaba.

El menor le rogaba por su atención y por su perdón, pero eso solo era cuando estaban solos, notaba como es que volteaba a los lados asegurándose de que nadie los vea.

Y eso lo hace porque a Hyunjin jamás le importó ser llamado raro por darle su regalo diario, no le importaban las miradas, ni las burlas, es algo que su amado chico no está dispuesto a hacer por él.

El más alto sube al autobús igual que todos los dias, le da su respectiva flor blanca a la conductora y luego va a su asiento pero algo extraño sucedió.

Felix no estaba ahí.

Se sienta e intenta ocultar su preocupación, el bajito lo usó, solo fue por subir las notas, no merece su pensamiento.

Pero lo sigue pensando.

Le preocupa porque lo quiere, lo sigue queriendo a pesar de todo.

Estaba tan concentrado que ni siquiera notó cuando el transporte se detuvo llegando a la escuela, al darse cuenta bajó rápidamente con su mochila además de su característico ramo de flores, fue a humedecerlas un poco como lo hacía en las mañanas cuando se topó con dos personas que no había visto desde que se peleó con Felix, aunque ellos no han notado su presencia.

–¿Estás seguro?–le preguntó Jeongin a Minho.

–Su mamá me lo dijo, por eso hoy no vino, me siento mal por él, tengo que quedarme hasta tarde para ensayar la obra de teatro.

–Y yo tengo práctica–contesto el moreno–supongo que iremos mañana.

–¡Ah! Es el gigantón–dijo Minho refiriéndose a Hyunjin cuando lo notó–no te había visto hace días, ya eras parte del grupo y desapareciste ¿Todo bien?

–Si–contesto serio, ahora se da cuenta que ni siquiera le dijo a sus amigos lo que paso, eso lo hizo sentirse peor, pero no pudo evitar preguntar–¿Y Felix? No lo ví en el autobús.

–¿No lo sabes?–preguntó Jeongin sorprendido–bueno, igual eres su amigo así que deberías estar al tanto, resulta que el mareo de Felix, no fue algo tan casual.

–¿Qué?

–Tiene anemia, no es tan grave, parece que lo pudieron detectar a tiempo, pero hoy se sintió muy débil como para venir, Jeongin y yo tenemos cosas pendientes hoy y no podemos ir a verlo.

–Pero ¿Tú podrías ir, no?–le pregunta Jeongin–por favor, queremos asegurarnos que esté bien.

–No lo sé...

–¡Anda! Por favor–pidió de nuevo.

Al verse acorralado, Hyunjin aceptó, o intenta convencerse de que fue por eso, porque la verdad es que vaya que le preocupa ese chico.