Flores azules

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Hyunjin está en su habitación pensando la situación, Felix ha seguido "molestándolo", pensó que al dejarlo ese día en su habitación las cosas acabarían ahí, pero se equivocó.

Al día siguiente, el bajito ya pudo ir a la escuela y siguió pidiéndole perdón, llamó su atención, el mayor sintió algo de felicidad por eso, pero la misma siempre se veía opacada cuando notaba como el otro lo ocultaba de los demás.

Tantos pensamientos lo vuelven loco, no puede conciliar el sueño por el debate interno que se disputa entre perdonarlo, o no.

No puede entender como es que alguien se niegue a si mismo, sino es capaz de arriesgarse por él... Tal vez no vale la pena.

Ya en la mañana siguiente, Hyunjin está en el autobús, de nueva cuenta Felix no está ahí y aunque le preocupa, sabe que en el estado en que se encuentra pudo haber tenido cita con el doctor o se volvió a sentir débil, esta vez peleará contra las ganas de ir a verlo, si de verdad quiere olvidar a ese chico empezará ahora.

Las clases fueron normales para él, no entabló conversación con nadie, entregó sus flores como todos los días, y los murmullos detrás no pararon.

Eso no le importa porque hoy es un día que le gusta, no solo porque al ser fin de semana descansaría de las clases sino porque hoy ayudaría en la florería.

Además que visitaría a alguien muy especial.

Terminaron las clases y después del viaje en el autobús y de un gran esfuerzo de su parte por resistir la tentación de avanzar hasta la clase de Felix, llegó al fin a su hogar.

Dejo sus cosas en su habitación y fue a lavarse para comer, pero se dió cuenta de algo que había pasado por alto antes.

Este día no le sobraba ninguna flor, ya no tomó la flor de Felix.

Era una buena señal, su mente poco a poco se iba liberando de la costumbre y con un poco de suerte, también lo haría su corazón.

Mientras tanto, el bajito fue enviado al supermercado a comprar algunas cosas que eran necesarias.

Bueno, en realidad él había insistido en ir, estar en su casa lo hacía sentir más enfermo.

Es verdad que se ha estado sintiendo débil, pero no era para tanto según él, sus papás querían cuidarlo, de verdad tenían miedo, no querían perder a su hijo.

No después de casi hacerlo una vez.

Ya en la fila para pagar con un par de latas solamente vio un rostro frente a él que le pareció familiar, era una mujer que estaba algo avergonzada.

—Lo siento mucho señorita, ¿Podría quitar las sopas? No hice bien mis cuentas— pidió la mujer que logró reconocer, es la tía de Hyunjin.

—Yo lo pago—interrumpió el menor—hola señora.

—¡Felix! Que sorpresa, ya no te he visto en la casa—saludó dulcemente—gracias por el gesto, pero no es necesario.

—Por favor, yo insisto—dijo el chico sonriendo para tranquilizar a la mujer—no es nada.

La tía del mayor asintió sonriendo, pasaron los productos y Felix pagó todo al final después de muchas insistencias.

—De verdad te agradezco mucho, Hyunjin tiene suerte de tener a un amigo como tú—halaga la mujer sosteniendo un par de bolsas siendo seguida por Felix que también la ayuda a cargar.

—Yo soy el suertudo, Hyunjin, es increíble—responde sonrojado—¿Quiere que le ayude a llevar esto hasta su casa?

—No es necesario, tengo que ir a abrir el negoció que tengo, es un pequeño lugar de comida que está cerca, así que me despido, además Hyunjin seguro ya no está en casa, hoy trabaja en florería.

El raro de las flores ୧୨ hyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora