17. Como ver estrellas en una noche lluviosa.

66 6 0
                                    

Lo que Usami no podía decir en voz alta, lo escribía.

Se trataban de cosas peculiares, de cosas terribles; cosas por las que se mordía la lengua y pensaba. Dolía mucho, pero era mejor pasar por el dolor de esa mordida antes que lidiar con la respuesta que iba a obtener. La contestación que no quería escuchar.

Aun así, en las historias que escribía, todas terminaban en un final feliz. Una inusitada resolución agradable. Lo que en muchas ocasiones lo hizo ganarse una crítica negativa. Algunos lo tachaban de ser un escritor iluso, mojigato, temeroso de recorrer caminos poco éticos.

¿Por qué trataría de hacer aquello si era consciente de que su realidad iba a ser catastrófica?

A veces se molestaba—consigo mismo— cuando actuaba como un maldito colegial; ya estaba en los treinta y las actitudes de Misaki lo hacían perder los estribos fácilmente. Doblegaba esa presunta madurez y jugueteaba con ella en cada carcajada o puchero que hacía.

Cada reproche, cada comida, cada mañana.

Era una situación trágica. Sabía que nunca tendría la misma capacidad de Misaki de decir todo sin palabras, mientras que él se limitaba a repetir lo mismo una y otra vez.

—Te amo.

Como si una corta e insulsa palabra pudiera englobar lo que de verdad sentía.

Misaki era el único que lograba expresarlo, él solo trataba de compactarlo para hacerlo más digerible.

Usami temía cagarla. Era la primera vez que recibía un amor recíproco, tan sincero y desinteresado. Le aterraba que en uno de esos tantos intentos de atesorarlo terminara por ponerse la pistola en la cabeza.

Era posesivo y odiaba serlo. Era celoso y odiaba no tener la suficiente confianza en sí mismo para no serlo. Era gruñón, sonreía poco y un introvertido que fingía muy bien el papel de extrovertido cuando le tocaba serlo.

Y ahora era un cobarde. Temeroso de conocer los límites del amor.

¡Demonios! Temía todos los días. Cuando lo tocaba, lo sostenía o tenía el descaro de hablarle.

Temía del día en que Misaki, en lugar de responder con un insulto, un sonrojo o una respuesta igual de cursi; desviara la mirada con indiferencia.

Porque Misaki aún era joven y tenía el derecho de hacerlo cuantas veces quisiera, mientras que Akihiko no era más que un adulto que buscaba volver a embriagarse de la dulzura del primer amor.

"—Es solo una fase".

Escribió.

—Te amo".

Apagó un cigarro en el cenicero y continuó:

"—Eres un niño que juega con la adrenalina y trayectoria de alguien mayor".

Él gozaba la experiencia de que el primer amor nunca salía bien.

⊰✩⊱

Viernes 16 de junio de 2023.

20:29 p.m.



A veces me gusta pensar, que Usagi también tenía un montón de dudas acerca del futuro que tendría con Misaki, debido a la inexperiencia de este. En fin: Cosas que no vimos en los comienzos de Junjou Romantica.

Déjame recorrer esta vida contigo (Junjou Romantica)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora