Capítulo I

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Una vez más al abrir los ojos se encontraba con el vacío de la cama, el único rastro de que él estuvo allá era la huella sobre la almohada y su aroma, ese aroma que tanto le encantaba…

Fijo su vista en la mesilla de noche y encontró ahí como siempre una hermosa rosa roja, aún no lograba saber como hacia él para meterla sin que ella lo viera, la tomó junto con la nota que estaba a un lado, aspiro el perfume de la rosa y leyó la nota:

“Te amo princesa, nos vemos en la noche”

Cerró los ojos tratando de contener las lágrimas, lo amaba tanto... De pronto en la radio se empieza a escuchar una canción que a ella le llegaba al corazón de una manera especial, era como si la autora conociera su historia y se hubiera inspirado en ellos…

“Siempre, cómo ya es costumbre día a día es igual, no hay nada que decir, ante la gente es así amigos simplemente amigos y nada más...

Pero quien sabe en realidad lo que sucede entre los dos, si cada quién llegando la noche finge un adiós...

Cuanto daría por gritarles nuestro amor, decirles que al cerrar la puerta nos amamos sin control, que despertamos abrazados, con ganas de seguir amándonos, pero es que en realidad no aceptan nuestro amor

Siempre (siempre) con miradas siempre nos damos todo el amor, hablamos sin hablar, todo es silencio en nuestro andar, amigos simplemente amigos y nada más

Pero quien sabe en realidad, lo que sucede entre los dos si cada quién llegando la noche finge un adiós...

Cuanto daría por gritarles nuestro amor, decirles que al cerrar la puerta nos amamos sin control, que despertamos abrazados con ganas de seguir amándonos, pero es que en realidad no aceptan nuestro amor

Cuanto daría por gritarles nuestro amor, decirles que al cerrar la puerta nos amamos sin control, que despertamos abrazados con ganas de seguir amándonos, pero es que en realidad no aceptan nuestro amor...

No, oh, no, no aceptan nuestro amor
No, oh, no, no aceptan nuestro amor (no aceptan nuestro amor)”

Y eso es lo que ella quisiera gritarles a todos, cuanto se amaban, que cada noche al cerrarse las puertas ellos eran uno mismo, que sus cuerpos se unían y sus almas se reencontraban para amarse sin reservas, entregando todo de sí el uno al otro…

Al compás de la canción los recuerdos llegaron a su mente…

Un año antes:

Al entrar al salón donde se realizaba el evento de caridad anual organizado por el círculo de empresarios bogotanos suspiró con fastidió, ella se aburría mucho en esos eventos a los que su padre la obligaba a asistir con la excusa de que tenía que relacionarse para cuando ella tomara las riendas de la empresa de inversiones de su familia.

Apenas pudo se escabullo hacia el jardín huyendo de la vigilancia de su padre, al querer salir, con la prisa no se dio cuenta que alguien entraba y chocó con esa persona perdiendo el equilibrio, ya se veía en el suelo cuando sintió como unos brazos la tomaban de la cintura evitando que cayera, al alzar la vista se encontró con unos profundos ojos cafés que la miraban intensamente y una hermosa sonrisa marcada por unos hoyuelos coquetos, a la que ella correspondió con otra sonrisa…

Hombre: ¿Se encuentra bien señorita?

Mujer: Si, gracias y disculpe mi torpeza es que venía distraída...

Hombre: No se preocupe yo igual venía distraído... (sonriendo) Armando Mendoza, mucho gusto (extendiendo la mano)

Mujer: (tomándole la mano) Beatriz Pinzón Solano, mucho gusto...

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