Capítulo VI (Final)

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Margarita llega a la mansión Mendoza donde es recibida por su fiel María:

M: Margarita, pensé que estarías en el hospital, ya te iba a llevar ropa y algo de comida...

DM: Llego la hora de enfrentar el pasado María, mi hijo está pagando por mi cobardía… ¡Fue Hermes quien lo mando golpear!

M: ¿Cómo sabes eso?

DM: Ya lo sospechaba, pero hoy me he visto con él y cínicamente lo acepto, me dijo que esto era una advertencia…

M: Ese hombre esta loco…

DM: Si, pero ya no me voy a dejar chantajear... ¿Ya llego Roberto?

M: Si, dijo que estaría en su recamara descansando un rato antes de ir al hospital..

DM: ¿Camila esta acá?

M: No, hablo para avisar que tenía un almuerzo con unos proveedores.

DM: Voy a subir a hablar con Roberto, por favor prepáranos unas valerianas que las vamos a necesitar…

M: (abrazándola) Tranquila Margarita, él te ama, te va a entender y apoyar, tú eres una víctima en esa historia

DM: (llorando) Eso espero Maria, que mis hijos y Roberto no me odien pero sobre todo que no sufran.

M: Será algo doloroso eso no se puede evitar, pero ellos te aman y entenderán...

DM: (suspirando) Llegó la hora de la verdad, que sea lo que Dios quiera…

Margarita se encamina a las escaleras en busca de su gran amor… Al llegar a la puerta de la recamara, respira profundo, eleva una plegaria al cielo e ingresa, mira a Roberto sentado con los ojos cerrados en el sillón, se acerca y le habla suavemente:

DM: Roberto ¿podemos hablar?

Roberto abre los ojos y la mira frente a él, se incorpora y le extiende la mano a la vez que le dice:

DR: (suavemente) Claro que si Margarita, ven siéntate acá a mi lado, ¿al fin vas a contarme que te pa?

DM: (bajando la mirada) Si, pero ¿Cómo sabes?

DR: Te conozco, y tus ojos no me engañan, sabes a través de ellos puedo ver tu alma, puedo leer tus emociones, y hasta hace unos días solo reflejaban miedo, dolor, angustia,  pero ahora puedo ver determinación y temor... Mi amor estos 38 años de convivencia no son en vano, te conozco y me conoces perfectamente, por eso no podía creer que hubieras cambiado tanto de la noche a la mañana, y me dolió mucho que no confíes en mi, por primera vez en todos estos años sentí que me ocultabas algo…

DM: (llorando) Perdóname mi amor, no era mi intención hacerte sufrir, pero tenía… tengo miedo de que cuando sepas la verdad me odies y que mis hijos sufran… Pero ya no puedo ni debo seguir callando…

DR: (tomándole las manos) Mi amor yo jamás te odiaría, te amo, eres la mujer de mi vida, mi amiga, mi esposa, la madre de mis hijos, se que eres incapaz de hacer daño a nadie, y mucho menos a nosotros... (limpiándole las lágrimas con los pulgares) Ya no llores cielo, tranquilízate y dime que es eso que te aflige tanto…

DM: (mirándolo a los ojos) Antes dame un abrazo por favor…

Roberto la abraza y la besa en la frente, luego le toma el rostro entre las manos y le va besando los ojos, las mejillas, hasta llegar a su boca donde deposita un dulce beso, lleno de amor…

Los golpes en la puerta los hacen romper el contacto... Roberto pregunta quien era, y al oír que se trataba de Maria le dice que pase, esta entra y les deja las valerianas para luego retirarse… Margarita toma las valerianas y le da una a Roberto, se sienta otra vez y luego de darle un trago a la bebida respira profundo para iniciar con su relato:

¿SIMPLEMENTE AMIGOS?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora