Happiness. | Capítulo 4

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Minghao pasó casi toda la mañana desempacando la maleta más pequeña de todas, ya que no contaba con que Soonyoung prefería su compañía a la de Seokmin.

Era de esperar, a Seokmin ni siquiera le gustaba estar solo consigo mismo.

Pero había algo en ver a Soonyoung aferrándose a la espalda de Minghao, dejándole besos, murmurando chistes o palabras bonitas que hacían a Minghao reír y bajar la guardia. No importa cuántas veces dijera que lo soltara y lo dejara tranquilo, los tres sabían que en realidad, lo estaba disfrutando. La mirada de Seokmin bajó hasta enfocarse en los brillantes, caros y hermosos anillos de compromiso, y su corazón dolió al recordar que nunca recibió uno de esos.

Deseó no haberlos espiado.

Las manos de Joshua eran enormes comparadas con las de Seokmin.

—No existen ejercicios para hacer las manos más grandes—Joshua se estaba riendo del comentario, pero Seokmin creyó que se estaba burlando de él.

Solía hacer preguntas tontas. La mayoría tenían respuestas obvias, otras no tanto, y otras no tenían respuesta de lo absurdas que eran. No tuvo una infancia normal, así que no experimentó esa típica etapa de curiosidad ya que siempre que hablaba lo mandaban a callar. Ahora, siendo un adulto, y consciente que era ignorante de muchísimas cosas tenía dudas legítimas. Y se dio cuenta que cuando eres niño y haces preguntas extravagantes, eres tierno, pero cuando eres adulto, solo eres estúpido.

Seokmin tenía tanto miedo que Joshua creyera que era tonto.

Joshua dejó de reír, se acercó a Seokmin para revolverle el cabello y se sentó junto a él—Es más genética que otra cosa—Contestó viendo sus palmas.

—¿Ya no van a crecer?—Volvió a preguntar viendo sus propias palmas, el puchero en sus labios y la voz decepcionada le parecieron adorables a Joshua.

—No lo necesitas, amo tus manos tal y como son. Son hermosas, jamás he visto manos tan preciosas, lo digo en serio.

Pero Seokmin aún no parecía muy convencido, aún seguía comparando las manos de ambos. Solo entonces Joshua las tomó y las entrelazó.

—¿Qué te parece? Un rompecabezas humano.

—¿Rompecabezas?

—¿No crees que parece uno?—señaló las manos fusionadas—Tus manos se acoplan a las mías tan bien—su agarre se hizo cada vez más fuerte, más seguro—Cada parte de tu cuerpo encaja perfectamente con el mío.

El rostro de Seokmin ardió. La voz suave de Joshua siempre lo hacía sentir mareado, consolado, y amado.

—¿Por qué dices esas cosas?—balbuceó. Intentó huir de la situación, pero Joshua se negó a soltar sus manos.

—¿Qué? solo estoy diciendo la verdad—fingió inocencia, y jugando en el forcejeo arrastró a Seokmin debajo de él—Tus manos encajan perfectamente con las mías, así como mi lengua con tu boca, y así como mi pen-

—Ya cállate—quería reírse pero no quería perder esta vez, Joshua siempre ganaba y él siempre perdía.

Solo ganaba cuando Joshua lo dejaba hacerlo.

—Déjame ir.

—No, jamás.

Y no fue así.

—Jamás—repitió besando la mano de Seokmin, una y otra vez hasta que decidió besarlo en labios en su lugar.

—Cursi—murmuró Seokmin, el mayor sonrió aceptando el lindo insulto, y volvió a besarlo, esta vez suave y delicadamente. Las manos de Seokmin ahora estaba libres, pero seguían adheridas a Joshua, acariciando su cuello, sus mejillas, su cabello... Cuando abrió los ojos se dio cuenta que tenía un corto y delgado alambre envuelto en su dedo anular. Lo miró confundido mientras Joshua se lo quitaba.

Happiness. | Seoksoo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora