Capítulo/13

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Chloe Collins

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Chloe Collins

Creo que ese sería el peor amor que podré tener en la vida, si acaso lo que tuvimos puede llamarse "amor" ya que este vino con las peores intenciones desde un inicio y sé que fui una estúpida por soportar eso durante tanto tiempo y tristemente, abrí los ojos en ese momento, en el peor momento.

Los minutos y segundos se volvían eternos, mientras mis lágrimas caían incesantes cambiando de rumbo en la esquina de mi mandíbula.

Mi estómago se retorcía y mi cuerpo simplemente ya no lo hacía; ya no podía, mis intentos habían sido en vano, nadie llegó a mi ayuda, nadie podría llegar a tiempo.

La presión en mis piernas había descendido, mientras que el dolor no era tan intenso, aún cuando el seguía sobre mi con su figura plasmada en el espejo del techo.

Prácticamente estaba desnuda, solo mantenía mis bragas ya que el resto de mi ropa estaba tendida en el suelo, mientras que el succionaba la parte interna mi muslo y las ganas de vomitar se mantenía intactas, quería detenerlo, en verdad quería hacerlo; pero ya no tenía como.

No tenía la fuerza suficiente para hacerlo.

Con la visión nublada y a punto de vomitar de nuevo, el comenzó a subir con lentitud por la misma zona que besaba y cuando estuvo a punto de rozar sus dedos en esa zona, los destellos rojos y la música que subía desde la sala entraron a la habitación.

—Jess —Susurré en un intento de ayuda ya que ni siquiera tenía fuerzas para gritar.

—¡Hey! —Gritó al correr hacia nosotros y tomarlo por los rizos y un collar que se amoldaba a su cuello, llevándolo hacia atrás y provocando que con desesperación arañara su piel antes de caer al suelo.

Él se encontraba en el piso recuperando el aire y Jess se acercó a mí para cubrirme con una manta.

—Estarás bien, todo estará bien, —dijo ella con un expresión que pocas veces había visto.

—Jes... —Ella dio la vuelta y quedó frente a él.

—¿Qué harás?, ¿enserio crees que conmigo harás lo mismo que hiciste con ella? Yo no te tengo miedo y espero que quede claro.

—¿Enserio?, ya lo veremos. —Soltó al empujar a Jess contra una de las paredes y ella en un acto reflejo, llevó su puño directo a su ojo haciéndolo retroceder. 

Mi corazón latía incesante, que me lastimara no importaba, ya que muchas veces pasé por eso, pero no estaba lista para ver qué hiciera lo mismo con mi amiga, simplemente no lo estaba.

Para mí suerte, la que al fin comenzaba a ser buena, Jonathan había entrado a la habitación y el ver el estado de Jess y el mío, fue más que obvio saber lo que sucedía.

En el momento en que estuvo cerca de Michael, golpe tras golpe caían en diferentes partes de su cuerpo, y sonidos de algo rompiéndose se volvían cada vez más evidentes.

La noche de ayer Donde viven las historias. Descúbrelo ahora