9

98 8 3
                                    

Bebop.

Ese fue el género musical que venía a la mente de ambos al pensar en el otro.

Una tarde plateada, alumbrados por los rayos de sol artificiales de aquel bar.

Él tan elegante como siempre, sus labios punzantes, ojos venenosos, piel perleada, cabello oleado.

Mi tipo ideal.

Era de su conocimiento que él tenía un anillo de compromiso en manos.

Oh Kochou
¿Dónde esta la afortunada?

Los colores fríos y depresivos combinaban genial con el rostro de aquel hombre.

Esta mal ser homosexual, sin embargo no puedo sentir alguna clase de arrepentimiento.

Siento las mariposas subir a mis fosas nasales cada que él roza su mano con la mía.

Me sonríe como sí sintiera lo mismo por mí.

¿Por qué no puedes amarme?

Sin embargo me miras con un brillo incontrolable en tus ojos.

Cada que lo quiero hablar me golpeas y dices que no confunda las cosas.

A la semana vuelves a mí, como un perro arrepentido, buscando mi calor.

Cuando me besas puedo sentir el...

...


La pelinegra cerró aquel pequeño libro con lágrimas corriendo por su rostro.

Su padre entró en aquella habitación y la observó, observó el libro.

Caminó hasta sentarse delante de ella y observarla con tristeza.

-En ese entonces estaba tan mal visto ser homosexual, me habrían llevado a la prisión si me encontraban en aquel bar gay. -Lo dijo con bastante tranquilidad y una sonrisa nostálgica.

-Mamá...¿Kanae sabe que tú y su hermano...?

-No. Shinobu y yo comprendimos que no podía ser, reprimí eso cada vez más, hasta convencerme de que no podía hacer nada.

-¿Por qué estas con mi madre? ¿La amas?

-La amo, a ti igual te amo, son mi mayor tesoro, pero mi amor con Kanae nació por el hecho de que yo veía en ella a su hermano.

-Por eso cuando el tío murió te pusiste tan mal.

-Shinobu fue el amor de mi vida, pero al final hice lo que él tanto deseaba, seguir con mi vida.

La menor seguía llorando, muchas lágrimas caían mojando la sabana de su cama.

Recordar cuando observaba a su padre y tío hablar tan animadamente en la mesa mientras su madre y tía cocinaban.

Recordar como varias veces sus abrazos duraban una eternidad.

Recordar cuando observó a su padre romper en llanto escondido en el baño cuando supieron que tío había sido diagnosticado con leucemia.

Recordar como se negó a ir al funeral de él.

La pelinegra abrazó a su padre aferrándose a la ropa de este.

-Lo siento mucho, papá.

Pequeñas Historias [Giyuushino] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora