Jimin se dirigió a casa más tarde de lo habitual esa noche. Estaba oscureciendo ya, y apuró sus pasos. El distrito no era la parte más segura de la ciudad, incluso a plena luz del día, y después de un año en prisión, él todavía se sentía un poco incómodo en la oscuridad.
Jimin eligió ir por el parque, era el camino más corto a casa pero muy pronto, él lo lamentó. El parque estaba oscuro y silencioso, con varios postes de luz tenue iluminando al camino. No había nadie alrededor.
Excepto que él se sentía observado. Hizo que se le pusiera la piel de gallina. Jimin comenzó a caminar más rápido.
Su corazón se aceleró cuando escuchó pasos tras él. No podía caminar más rápido sin echarse a correr, por lo que se mantuvo atento, diciéndose a sí mismo que no fuera ridículo. Un año en prisión no debería convertirlo en un maricón, joder. Él podía cuidar de sí mismo.
-¿Corriendo hacia casa con tu pequeña novia?
Jimin se detuvo abruptamente. Su presión arterial se elevó, su pulso se disparó y su corazón empezó a palpitar. Se paró, inmóvil, mientras los pasos se acercaban a él.
Luego, se volvió lentamente,
Él era tan alto y ancho de hombros como lo recordaba. Su pelo oscuro estaba un poco más largo. No estaba afeitado. Fue surrealista volver a verlo.
Yoongi se detuvo a unos cuantos pasos de distancia. Jimin no podía leer bien su expresión mientras los oscuros ojos de Yoongi vagaban por todo su cuerpo.
Jimin cruzó los brazos sobre su pecho.
-¿Cómo... cómo escapaste de la prisión? ¿Cómo me encontraste?
-No me escapé. -dijo Yoongi, su expresión imposible de leer. - ¿Y qué te hace pensar que estaba buscándote?
Jimin se burló.
-Sí, y nuestra reunión es sólo una coincidencia, seguro.
Yoongi levantó la mano y tomó la barbilla de Jimin, apretándola con fuerza. Un escalofrío recorrió la columna vertebral de Jimin, Yoongi levantó las cejas con una sonrisa burlona.
-Tú fuiste sólo uno de varios juguetes que tuve durante los seis años que estuve en prisión. Tú no eres nada especial, Ojos Azules.
Jimin abrió la boca y la cerró antes de fruncir el ceño.
-Bueno ¿Por qué crees que me importa? No estamos más en prisión, Se acabó. Soy heterosexual.
-Soy heterosexual, también. -dijo Yoongi,
-Bien.
-Bien.
Yoongi entró en su espacio personal, Jimin se humedeció los labios, su corazón comenzando a palpitar.
-¿Yoongi?
Los ojos de Yoongi parecían infinitamente oscuros mientras miraba fijamente en él.
Jimin sintió el calor propagarse a través de su cuerpo y una agitación extraña llenar su estómago.
Los segundos pasaban en silencio mientras el aire entre ellos se volvía pesado y espeso con la tensión.
¿Tenía Yoongi que pararse tan cerca?
Aléjate, maldita sea, se dijo a sí mismo enojado. Él ya no era una cosa de Yoongi. Él era normal.
Pero se sentía como si el último medio año no hubiera pasado nunca, Su cuerpo se negó a moverse. Él estaba temblando.
La mirada de Yoongi estaba fija en el pulso que latía rápidamente en la base de la garganta de Jimin.
De repente, hundió su cara hacia abajo y apretó la nariz contra el cuello de Jimin. Dios. Jimin tomó una profunda respiración que hizo poco por calmar el estremecimiento necesitado que sacudía su cuerpo.