Joy era muy bonita, con curvas en todos los sitios correctos, y esbelta en cualquier otra parte. Ella haría salivar a cualquier hombre con sangre roja.
Aun así, una vez más, Jimin se encontró a sí mismo alejándose y mirando a su blanda polla consternado. Se sentó y se pasó una mano por la cara.
—Lo siento.
Detrás de él, Joy dejó escapar un suspiro.
—¿Quieres hablar sobre ello?
—No. —dijo, rodando fuera de la cama. Su cara roja de vergiienza y dándole la espalda, se puso sus shorts.
No podía mirarla.
—Realmente creo que tu necesitas ver un terapeuta. —dijo ella con cuidado.
Odiaba ese tono. Ella lo trataba como si fuera una persona muy enferma.
Tal vez lo era.
—Yo no necesito un terapeuta. —espetó.
—Sé razonable. —dijo. —Han pasado cinco meses, pero es evidente que tú aún tienes problemas. Yo no estoy incluso hablando sobre... esto. Tu continúas empujándome lejos. ¡Tengo que preguntarte si me puedo quedar a pasar la noche! Apenas duermes, y cuando lo haces, te he visto gemir en sueños, como si estuvieras en dolor, Tú no me hablas. ¡La mitad del tiempo estás tan distante que se siente como si no estuvieras aquí!
—Si yo apesto tanto, ¿por qué sigues aquí? —Jimin espetó.
El silencio siguió a sus palabras.
—¿Quieres que te deje en paz? ¿Es eso lo que quieres?
Suspirando, Jimin se dio la vuelta y caminó hacia ella.
—Lo siento. —Dijo, envolviendo sus brazos alrededor suyo. —Yo no lo decía en serio. Lo siento. Sabes que te quiero.
Él apretó la cara contra su pelo que olía dulce y cerró los ojos. Ella era tan suave en sus brazos. Tan pequeña. Tan frágil.
Tan errada, una voz susurró en el fondo de su mente.
Jimin se mordió el labio con fuerza y abrió los ojos.
—Veré a un terapeuta.
*
—Háblame de él —La voz de la doctora Lee era muy agradable y amistosa.
Jimin se preguntó si era parte de su entrenamiento. Probablemente.
—¿Quién? — Dijo, mirando a sus manos.
—Yoongi. El hombre con el que compartió una celda. ¿Cómo era su relación?
Jimin se encogió de un hombro, todavía mirando sus manos.
— Suficientemente normal, supongo.
La Dra. Lee suspiró.
—Jimin, tienes que ser honesto conmigo. No hay ningún punto en que vengas a verme si no lo eres. Estoy aquí para ayudarte. Cualquier cosa que me digas se queda en este cuarto.
Jimin se la quedó mirando. Los ojos grises de la mujer se encontraron con los suyos. Ella parecía bastante sincera.
—¿Realmente no le dirás nada a mi novia?
—No lo haré. En mi línea de trabajo, la confianza es extremadamente importante. Nunca traicionaría la confidencialidad médico-paciente. Ahora, por favor cuéntame sobre Yoongi.
Jimin volvió a mirarse las manos.
—¿Qué quieres saber?
—¿Has tenido relaciones sexuales con él?