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Nos enfrentamos mirándonos el uno al otro, en el centro de la gran caverna. El suelo era desigual cubierto de rocas disparejas, polvo y suciedad. Vestido nuevamente y sin guantes, con la estaca y mi daga especial entre mis manos. Se había reído de nuevo cuando le exigí que me devolviera mi ropa, diciéndome que no me devolvería mis pantalones jeans porque no tendría fluidez en mis movimientos. Tajantemente le respondí que fluido o no, no lucharía contra él en ropa interior.

Había luces empotradas sobre nosotros en toda el área a nuestro alrededor. Cómo podía tener electricidad si estabamos en una caverna, estaba más allá de mi entendimiento, pero esa era la menor de mis preocupaciones. Como estábamos bajo tierra, no tenía idea de la hora. Podría ser el alba, o aún podia ser de noche. En poco tiempo me preguntaría si alguna vez vería el sol de nuevo.

Él llevaba las mismas ropas que antes, la fluidez aparentemente no era una preocupación. Sus ojos me miraron con impaciencia mientras apretaba sus puños y giraba su cabeza alrededor de sus hombros. Mis palmas estaban sudorosas por la agitación. Tal vez los guantes habrían sido una buena idea después de todo.

"Está bien, conejito. Porque soy todo un caballero, te dejaré hacer el primer movimiento. Vamos. Hagámoslo."

Sin muchas ganas cargué contra él, moviéndome tan rápido como podía con las dos armas apuntadas peligrosamente. Giró en un semicírculo que me dejó a su espalda, riéndose exasperantemente mientras me decía.

"¿Vas a trotar, mascota?"

Refrenándome, lo miré sobre mi hombro. Dios mío, era muy rápido. Sus movimientos eran casi un borrón para mí. Juntando mi coraje, hice unos movimientos amplios a la vez que lanzaba mi derecha. Cuando él alzó un brazo para bloquearme, lancé mi izquierda en un golpe bajo y lo acuchillé antes de recibir una terrible patada en mi estomago a cambio. Doblado en dos, lo vi examinar su camisa con un ceño leve.

"Me gustaba esta camisa. Ahora esta arruinado por tu culpa."

Di otra vez la vuelta, respirando lentamente para combatir el dolor en mi estómago. Antes de que pudiese parpadear, se abalanzó sobre mí y me golpeó a un lado de mi cabeza, lo suficientemente duro para que viese estrellas. En mi defensa estúpidamente le lancé patadas, golpes y apuñale cualquier cosa que estuviera a mi alcance. Los golpes en respuesta no se hicieron esperar, fuertes y muy rápidos. Mi respiración era desigual y mi visión nadaba mientras arremetía con todas mis fuerzas. El cuarto repentinamente giró mientras caía hacia atrás, las rocas cortando mi piel.

Él estaba de pie a diez metros de donde yo estaba tumbado. Claramente, en el combate mano a mano, fui superado. Tuve la impresión de que había sido lanzado desde un acantilado, y no hubiera marcas de ello. Con un destello repentino de inspiración, le arrojé mi cruz. Voló a velocidad increíble y se hundió en su pecho muy pero muy alto.

"¡Infierno ensangrentado, hombre, eso duele!" gruñó con sorpresa, arrebatándolo de su pecho. La sangre fluyó de la herida antes de detenerse bruscamente como si un tubo se hubiese cerrado. En contra de la creencia popular, los vampiros realmente sangran. Me consterné, estaba en el suelo solo con un arma a mi disposición y sin haberle hecho ningún daño aparente. Preparándome psicológicamente, me levanté de un salto, moviéndome con dificultad.

"¿Es suficiente?" me preguntó y olió el aire una vez. Parpadeé confundido, nunca había visto a un vampiro respirar antes. Jadeaba furiosamente. El sudor goteaba por mi frente.

"No...aún no."

Hubo otro borrón de movimiento, y luego estaba sobre mí. Bloqueé un golpe después de otro y traté de responder, pero él estaba imparable. Sus puños aterrizaron en mí con una fuerza brutal.

Medio Camino a la Tumba - #1 - KTH + JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora