II

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El dolor de cabeza la estaba matando. Beber hasta casi ahogarse con vodka no era una buena manera de matar los problemas-.Le dolía todo el cuerpo, su estómago se encontraba revuelto, y por alguna extraña razón, sus pies la estaban torturando.

Intentó abrir los ojos para ver a su alrededor, la luz era tan intensa que los tuvo que cerrar de nuevo. Con un gemido se dio la vuelta en la cama e intentó abrirlos otra vez.

Estaba en su habitación, las cortinas estaban cerradas y estaba sola.

Miró en la mesilla para ver la hora y casi soltó un gripo cuando vio el reloj. Eran las 2 de la tarde.

Se sentó en la cama y descubrió que estaba desnuda bajo las sabanas. 

Giró la cabeza y vio que en la mesita de noche había una bandeja con un vaso de agua y analgésicos. Agradecida tomó dos de las pastillas y se bebió todo el contenido del vaso.

Recostó de nuevo la cabeza en la almohada, preguntándose como había terminado la noche, como había llegado a casa, y sobre todo, quien la había desnudado.

Lo ultimo que recordaba del día anterior, era a Nuvia hablándole de  los planes de venganza contra su esposa. Tan pronto pensó en ello, el recuerdo de su esposa siéndole infiel. y entrando en ese hotel con la castaña, la golpeó.

Cerró los ojos mientras el dolor en su pecho comenzaba.

Giró la cabeza y vio la bandeja donde estaba el caso vacío. Bueno, por lo menos se había molestado en dejarle una pastilla para el dolor antes de irse a trabajar y luego con su amante, pensó amargamente,

Decidió que la autocompasión ya no le servía.

Ella había tomando la decisión el día anterior. Se iba a vengar.

Samantha iba a sufrir como ella.

Se dispuso a darse un baño. Tenía que estar lista para cuando su plan comenzara. Luego de media hora de una relajante ducha con agua caliente, entró al armario para ver que se iba a poner, el teléfono de la mesilla sonó, imaginando que sería Nuvia para ver como había amanecido, dejó que la contestadora tomara el mensaje.

La voz de su esposa resonó por toda la habitación.

-Bueno, te llamaba para ver como habías despertado. Supongo que aun debes estar durmiendo. Ayer llegaste bastante tarde y tomada. Te dejé unos analgésicos en la mesita. Llegaré tarde esta noche, asó que si quieres descansar y pedir comida para cenar tu sola, no hay problema. Supongo que con la resaca que tendrás al despertar no querrás hacer nada. Bueno, te dejo. Adiós.

Su corazón había brincado al escucharla, hacia tanto que Samantha no llamaba en el día para hablar  con ella, que el que la llamara para ver como amaneció, le había derretido el alma, pero claro, Samantha no llamaba porque se preocupara por ella o porque le interesara, lo hacía para decir que llegaba tarde por estar con su amante. Fue una ilusa al pensar otra cosa.

Cerró los ojos y le marcó a Nuvia, tenía que comenzar con su plan ahora. Después de horas de compras, masajes y peluquería, estaba lista, Había comprado vestidos sexys, faldas cortas, que escasamente tapaban su ropa interior, blusa con escotes pronunciados y lencería ajustada.

Lo primero era hacer ver a Samantha de lo que se perdía. Abril no era fea, solo que creyó que no era necesario vestir sexy porque su esposa la amaba tal y como era.

Que mentira más grande.

La seduciría, haría que su cuerpo explotara provocándole erecciones tan grandes y duras que dolerían, pero no permitiría que la tocara, solo vería. 

El sonido de la puerta la sobresaltó, eran las 7:30 de la noche, ¿Qué hacía Samantha tan temprano en casa? Dijo que llegaría tarde.

Inmediatamente saltó al armario quitándose la ropa en el camino, le mostraría su ropa nueva.

Estaba terminando de acomodarse el tanga cuando ella entró, se quedó parada en la puerta sin mover ni un solo músculo.

Comenzó a moverse por el armario, haciendo que buscaba una blusa se agachó, dándole una buena vista a su esposa.

Tomó una blusa de seda roja con un escote en V, que mostraba parte de su sostén, también rojo y una falda negra, que se ajustaba a las curvas de su trasero y le llegaba más arriba de la mitad del muslo.

Se sentó en la silla del tocador y vio a su esposa aflojarse la corbata de su traje ejecutivo antes de entrar a la habitación.

Colocó un poco de crema en la palma de su mano y comenzó a aplicarla en sus piernas de forma lenta. Por la esquina de su ojo, vio a su esposa siguiendo cada uno de los movimientos que hacía con las manos. Para darle más picor a la situación, se bajó las copas del sostén, dejando sus pechos al aire y comenzó a esparcir la crema allí también. Frotaba de forma circular y suave. Dejó el sostén así, mientras la crema secaba y esparcía más en sus brazos.

La escuchó carraspear y la miró, sus ojos clavados en sus senos descubiertos, comiéndosela con la mirada. Se arregló el sostén, la mirada de Samantha fue a sus ojos. -Pensé que llegabas más tarde.- Intencionadamente tomó más crema y la frotó en sus piernas. Los ojos de Samantha siguieron el movimiento mientras le hablaba.

-Si, pero tenía que venir a cambiarme. Tengo una reunión.- carraspeó un poco y levantó la mirada, mientras Abril tomaba un secador para peinarse.

-Oh, que bueno que no te quedas, porque la verdad es que tengo planes y no hice nada de cenar. De hecho estuve de compras toda la tarde y ni siquiera tuve tiempo.

Samantha la miró de arriba a abajo, luego a la ropa, que estaba en el banquillo del tocador y asintió con la cabeza.

-Si, ya veo. -la siguió con la mirada mientras se colocaba la falda y la blusa, con movimientos lentos y deliberadamente sensuales.

-Dijiste que tienes planes, ¿A dónde vas? -Abril no tenía ningún plan, ni tampoco idea de adonde ir, esperaba comenzar con su plan mañana, pero Samantha llegó temprano, tomándola por sorpresa. Necesitaba improvisar.

-Oh, si. Voy a tomar algo con una amiga.-La mirada de Samantha se tornó extraña.

Uno de los consejos de Nuvia era que si Samantha preguntaba, no le diese mucha información. Parte del plan era hacerla pensar que ella tenía un amante. Y al dejarla con la duda, la convencería de ello.

El celular de Samantha sonó y ella salió afuera a contestar. Cuando volvió, tenía el rostro algo serio y se veía estresada.

-Cancelaron la reunión. Ya no tengo que salir.- Así que eso era, su amante la había dejado plantada.

Pues bien, eso no cambiaba nada, ella aún saldría, que sufriera y, por lo que se veía de sus pantalones, iba a sufrir mucho.

Se terminó de maquillar y tomó su bolso, metiendo las llaves, la cartera y el celular en él.

Se dio la vuelta, con una sonrisa de disculpa en la cara.- Bueno, podrías dormir temprano, cariño. Has trabajado tanto estos meses, llegando tarde y esforzándote. No me esperes despierta, bye.- le lanzó un beso con la mano y salió.

No tenía idea de a donde iba, no podía a llamar a Nuvia porque tenía una reunión familiar. Entró en el coche y miró a la ventada. Samantha estaba parada allí, mirándola mientras se iba. Sonrió.


No tenía idea de a donde iba, pero eso sí, se aseguraría de llegar muy tarde.

Infiel. -RivariDonde viven las historias. Descúbrelo ahora