IV

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Copa uno: ¿Cómo terminé así? Esa pregunta atormentaba la mente de Samantha. Y es que no lo sabía, no sabía en que momento su vida había girado de tal manera que se encontraba sentada, bebiendo en un bar de dudosa reputación, sola y como una pena en el alma.

Copa tres: ¿En que momento su matrimonio se tornó en algo casi acabado?  El principio fue increíble, salía con Ari a todas partes. Comían juntas en diferentes restaurantes, salían a hacer ejercicio en la mañana y también "ejercicio" en las noches. Eran la pareja perfecta. ¿Cuándo se había perdido la magia?

Copa cinco: ¿Era su culpa que todo acabara? Claro, ella tenía una amante, y era probable que fuese su culpa. Ella había sido infiel, pero ¿Por qué había decidido serle infiel?

Copa ocho: Porque Ama, tenía unas curvas impresionantes. Desde que fue contratada en el despacho, se había insinuado descaradamente en cada momento juntas, no le importo siquiera saber que Samantha era una mujer casada. No, no le había importado. Ella había meneado ese sensual cuerpo delante de sus ojos, todo el día, mostrándole su escote o agachándose sin excusa para que Samantha se fijara en la forma como subía su falda, mostrando piernas tersas y largas.

Copa diez: Y ella había caído, sobre todo cuando Ama la besó en aquella reunión de junta que tuvieron que hacer de emergencia. Era el contrato más importante de la compañía y les estaba costando hacer que firmaran, los días pasaron a ser extensos y agotadores, y esta reunión decidiría todo, y cuando ellas fueron las encargadas de traer la comida del primer piso, jamás se imaginó que Ama la atacaría en el ascensor. Porque la había atacado. Ama la empujó contra una de las paredes y luego tomando el cuello de su camisa con firmeza, jaló hacia ella y la besó. Y Samantha había sentido fuego. La sangre en sus venas se había calentado y estuvieron a punto de hacerlo allí.

Copa once: Y llevaba tanto tiempo sin tener intimidad con su esposa, siempre llegaba demasiado cansada para querer hacer más que dormir. Y que una mujer hubiera logrado hacerla hervir de esa forma, había sido un delicioso shock. Y todo, simplemente se sumó en su contra. Además su vida sexual con Ari era aburrida, ella nunca estaba dispuesta y siempre tenía que ser en la cama y en la misma posición.

Copa trece: Claro que, si era honesta consigo misma y con la verdad, su esposa siempre estaba dispuesta. Cuando llegaba de trabajo, intentaba seducirla, inclusive se había colado en su ducha una mañana. Y ella siempre la había rechazado. Ari no era aburrida, ella fue la que propuso el juego de roles y las esposas, ¡se había colado en su ducha! Lo de que ella hubiese tenido una amante, cosa que aparentemente, su cuerpo ahora rechazaba totalmente, y al parecer su mente también, no había sido causa, ni culpa de su esposa.

Todo fue su propia culpa.

Copa dieciséis: Y, que su matrimonio estuviese en la cuerda floja ahora, que su esposa ni la mirara o intentara seducirla, que saliera cada noche y llegara en la madrugada, y que, probablemente, Ari tuviese un amante, era también su culpa. Porque la descuidó. La abandonó. Y le dio su tiempo, energía, y cuerpo a otra.

Había roto todas las promesas que le hizo en el altar.

Si Abril la dejaba, se iba con otra u otro, Samantha sabía que se lo merecía.

Copa diecisiete: Pero Abril no podía dejarla. Samantha la amaba. La había amado desde el primer instante que la había visto. Ellas tenían planes. Querían tener una familia. Hijos, mascotas, vacaciones familiares. Eso no podía quedar atrás. No, no podía.

Copa diecinueve: Pero, ¿Cómo recuperar a tu esposa, a la que fuiste infiel y amas con todo tu corazón? Y, que al parecer, tiene un amante. 

¿Flores? No, eso es muy vacío. ¿Joyas? No, Abril no es tan superficial. ¿Ropa? No, tampoco, con su nuevo armario tiene suficiente.

¡La verdad! Eso era.

Para recuperarla, le iba a contar la verdad. Todo. Desde el principio. Sin omitir detalles.

Copa veinte: Pero, ¿Si Ari en vez de perdonarla, la dejaba?

¿Cómo viviría sin ella a su lado?

Copa veintiuno: Tenía que decírselo, la verdad purificaría su alma y salvaría su relación.

Copa veintidós: ¿Y si era la excusa que Ari estaba esperando para dejarla? ¿Si su amante era mejor que ella? 

Copa treinta y cinco: Se arriesgaría, le diría absolutamente toda la verdad y, dejaría en sus manos el perdón. Solo rezaba para que su lengua no se trabara al hablar, como parecían estar enredados sus pensamientos.

Infiel. -RivariDonde viven las historias. Descúbrelo ahora