Infiel. -Rivari

V

*Ari*

La casa estaba oscura, ni una luz que la esperara.

Sabía que la idea de darle celos a Samantha, saliendo vestida de semejante forma, no era buena. Porque, si Samantha sintiera celos de ella, ¿Para qué tenia una amante? No tenía sentido.

Pero, aunque el hecho de darle celos no había funcionado, si había conseguido excitarla. Si, el bulto grande y bastante visible en sus pantalones, era una muestra de lo mucho que la había excitado. Pero ciertamente, ella no quería excitarla. Era tan fácil ir a quitarse la calentura con la otra.

Ella quería que Samantha sufriera, que sufriera por ella. Y no lo estaba consiguiendo. Pero eso sí, Abril no pensaba rendirse.

No, señor.

Tenía meses y años para conseguir vengarse de Samantha.

Tomó sus cosas y bajó del auto. Tal vez lo que debería hacer era conseguirse una amante de verdad, no solo pretender tenerla.

Pero no podía. Aún era muy temprano. Ese era el ultimo punto de la lista.

No, el último punto de la lista era hacer que Samantha viera el video con su amante.

Le pediría el divorcio luego de verla sufrir por ella y le dejaría el video en la cama. Lo único malo de esa idea, era que no iba a poder ver la cara de su esposa cuando lo viese. Pero bueno, solo saber que la destruiría sería suficiente.

La casa dentro se veía demasiado silenciosa. Aunque claro, Samantha no la había esperado despierta las otras noches, ¿Por qué iba a hacerlo ahora? Se quitó los zapatos y los tomó con sus manos. Los tacones eran un martirio.

Subió las escaleras y entró en su habitación. Estaba vacía. Encendió la luz y vio en la silla, el traje que Samantha llevaba cuando ella se había ido. Así que la muy infeliz había vuelto a las andadas.

¿De que se sorprendía? La dejó excitada y era de esperarse que buscara alivio. Sentándose en la cama se llevó las manos al pelo.

Samantha seguía con la otra, nada de lo que ella hiciera iba a cambiar eso.

Estaba quitándose las joyas, cuando el sonido de un auto la alertó. Su esposa se bajaba tambaleando de un taxi. Pero, ¿Desde cuando Samantha bebía? A pesar de que su cabeza le decía que la dejara, que no era problema suyo, no pudo evitar bajar las escaleras.

Por el estado en el que la había visto caminar, era muy probable que tuviera problemas para subir. Del otro lado de la puerta se escuchaba el sonido de llaves y la voz de Samantha maldiciendo. Soltó una ligera risita.

Si tenia para encontrar la llave de la casa, en un llavero que solo contenía tres llaves, realmente tendría que estar muy borracha. Abrió la puerta y Samantha casi se va de espaldas. Ella tuvo que acercarse y agarrarla de la cintura para que no cayera.

- ¡Oh! El cielo me mandó un ángel para que me ayude. Menos mal. Estas tontas llaves no encajan, creo que alguien me robó las mías y me las cambió por estas. - Era difícil entender lo que decía, ella arrastraba las palabras haciéndolas casi incomprensibles.

Aún así, no pudo evitar soltar una carcajada con la cara de confusión que Samantha tenía mientas miraba las llaves. De verdad parecía creer que no eran suyas, pero ¿qué otra persona tendría un llavero de una tortuga a la que se le salen los ojos?

-Me gusta tu risa. Es taaaaaan melodiosa. Y tus dientes son chiticos y ferpectos. - Hacía tanto que lo le decía palabras bonitas que Abril se quedó sin habla, ni siquiera pudo corregirla cuando pronuncio mal "chiquitos" y "perfectos"

- Siempre fuiste la más hermosa. Alegre, risueña, inteligente, bonita y preciosa. Todos mis amigos me envidiaban, porque yo tenía la chica per...fer... - Debería ayudarla a encontrar la palabra, pero estaba embobada escuchando lo que decía de ella, que su cerebro no colaboraba. Sabía que no debía dejarse engatusar por ella, pero Samantha nunca se emborrachaba y... ¿no dicen que los niños y los borrachos siempre dicen la verdad?

-Perfecta. Eso es. - Comenzó a reír como demente y luego se cayó abruptamente. - Yo tenía que decirte algo. Pero no me acuerdo que era. Creo que estoy perdiendo la memoria. - Su tono era bajo, como si le estuviese contando un secreto. Se rio con ella cuándo tropezó con el sofá y la hizo sentarse.

-Enserio, yo tenía que contarte algo. ¿Sabes que era? - La miro mientras ladeaba la cabeza y la cara de pequeña niña perdida, le derritió un poquito del hielo, que rodeaba su corazón.

Samantha se levantó de un salto del sofá cogiéndola por sorpresa, Abril tuvo que agarrarla para que no cayera.

-¡Ya recordé que quería decirte! -Se alejó un poco y mirándola a los ojos, soltó las palabras que no había esperado oír de nuevo. – Te amo. – Abril tuvo que tomar aliento profundamente y cerrar los ojos, para no echarse a llorar. Llevaba tanto tiempo sin escucharla decirle que la amaba, tanto sin sentirla cerca, sin sus caricias y besos, que no esperó que jamás volviera a suceder.

Se alejó de Samantha y apoyo una mano en el sofá. Ella no podía hacerle eso, no podía decirle que la amaba cuando le era infiel, no podía, no era justo. Aunque tal vez ella no sabia que se lo decía a Abril, tal vez estaba tan borracha, que había perdido el norte y creía que se lo decía a la otra, pensó cínicamente.

-No llores, por favor, no llores. -se acercó y tomo su rostro entre las manos. El aliento le apestaba a Whisky, pero la ternura en su voz impedía que la alejara de ella. – Yo he sido una mala esposa, y me he equivocado, pero no llores. Te juro que me rompes el corazón. Yo te amo, Abi, te prometo que te haré feliz si me das la oportunidad.

Entre lágrimas levantó su rostro hacia Samantha. Estaba borracha, no podía creer sus palabras- Aunque sus ojos se vieran tan sinceros.

-Mira... yo... si ya no me amas, lo entiendo. Yo no te merezco. Pero si me das la oportunidad, te prometo que cambiaré y te hare infinitamente feliz. Pero si no quieres, entonces me voy. Te lo juro. Por favor, no llores. Hago lo que tú quieras. Lo que sea porque dejes de llorar. -Secó delicadamente las lágrimas que salían de sus ojos, luego besó sus parpados y su nariz.

Abril sabía que no debía creerle, que no debía confiar en Samantha.

Ella la engañaba, probablemente desde hace meses. Había roto todas las promesas que le había hecho de hacerla feliz, no debería darle otra oportunidad, no debería.

Pero una vez que los labios de Samantha tocaron los suyos, estuvo perdida.

Ella era su esposa y Abril la amaba con toda su alma.

Tal vez debería dejar que la besara.

Tal vez debería cambiar la venganza por el perdón y crear un plan donde recuperaba a su esposa.

Tal vez debería luchar por Samantha.

***

amigos quiero noviecita swiftie papurita 😔😔😔😔