Algo ocurría cuando regrese a casa. Había una gran cantidad de ladridos, y sí, sé que al tener perros es normal que ladren, pero mis perros suelen ser tranquilos, a menos que algo los moleste. Me dirijo a toda prisa a abrir la puerta y vi la cosa más extraña, ninguno de ellos me esperaba como suelen hacerlo.
—Tranquilos pequeños. No quiero lastimarlos, pero ustedes tampoco me lastimen.
La voz de un hombre sale de mi habitación. Sé que la escucho, pero con los ladridos no sé si es real o solo lo me imagino cosas.
—Silvia, Vicente, Luna, Largo, Tigra, Quiquino, Chata —los llamo a todos, esperando a que vengan hacia mí.
Ninguno me hace caso, y me acerco de poco. Sé que no debía hacerlo, he visto demasiadas películas de terror, para saber que no se debe ir en dirección del peligro. Pero esos perros son mi vida, si algo llegase a pasarles me vuelvo loco. Así que poco a poco sigo caminado en dirección a mi habitación. Ellos se han quedado en silencio, y solo ven el closet.
Cierro los ojos y doy un gran suspiro, para recuperar la compostura. Ya más tranquilo, me acuesto sobre la cama, para acariciarlos a todos. Solo que no dejan de observar el closet, me levanto para mostrarles que no hay nada. Y al abrir la puerta, no puedo creer lo que estoy viendo, mi ropa ha desaparecido y aunque está oscuro puedo ver una pequeña luz, y me repito mentalmente, no entres, esto no puede estar pasando. Pero como soy estúpido no me hago caso e ingreso al closet, la puerta se cierra detrás de mí, me giré para intentar abrirla, pero no pude. Lo único que hago es gritar como loco, mis perros se han quedado solos y no puedo regresar.
Me asusto aún más cuando siento la presencia de alguien detrás de mí, grito como loco cuando me toma del hombro. Sigo gritando, manoteo y pataleo.
—Cálmate, por favor —dice la voz de un joven.
—¿Quién eres? ¿Por qué estás metido en mi closet?
—Si te calmas puedo explicarte. Solo sígueme.
Me calmo, pero no bajo la guardia. Aunque no puedo ver nada, lo sigo, pues sigue hablando y cuando por fin puedo ver la luz, lo veo. Es un hombre alto, fornido y con una chaqueta deportiva. Se gira hacia mí, y lo único que puedo hacer es frotar mis ojos una y otra vez por debajo de mis anteojos.
—¿Eres Scott? —pregunto, aun sin poder creerlo.
—Sí.
—¿Estoy soñando? No te lo tomes personal, pero tú... ¿No eres real?
—Si no fuera real, ¿Cómo es que estás aquí? ¿Cómo es que estamos hablando?
—Bueno, está bien, digamos que esto es real. Dime: ¿Dónde está tu hermana y Cloudin?
—En serio, ¿estás conmigo y preguntas por ellos?
Scott era exactamente como lo imaginaba, ni más ni menos. Él me impactó demasiado cuando leí su participación en Mundos en línea, estaba divagando, pero se sentía demasiado bien. Al principio pensé que era más aterrador, todo gracias a como lo describía Cloudin, pero no lo es.
El lugar en donde estábamos era igual a mi mundo, pero era en otro sitio, uno que nos permitía divertirnos sin reparar en miradas curiosas, calmado y vacío, solo para nosotros dos y eso era favorable.
Le pedí jugar un partido de básquet, ambos tenemos la altura para hacerlo. Yo estaba tomando esto como una cita, y era mejor hacerlo como amigos, sería raro invitarlo o pedir que él me invitara un café. Tengo tantas preguntas, que no sé por dónde comenzar. Apenas teníamos unos quince minutos jugando y ya estaba casi muerto.
—¿Te puedo hacer algunas preguntas? —le dije, mientras él saltaba para encestar una canasta.
—Claro —respondió, mientras me arrojaba la pelota.
Fue tan fuerte, que las manos se me doblaron y el impacto me dejo sin aire. Corrió para ver como estaba, pero nada pasó, me ayudó a ponerme de pie y seguimos con el partido.
—Sé que tú crees que eres real, pero creo que sabemos que eres un personaje de mi amiga Day.
—Digamos que tienes razón, aunque estás aquí conmigo. No soy real y soy solo un invento de tu imaginación. ¿Qué es lo que querías preguntarme?
Scott era tan seguro, que me hacía dudar de mi cordura.
—Yo pienso que tú y Cloudin, serían una muy linda pareja.
Él abrió los ojos de tal forma, que pensé que se saldrían de sus cuencas, para luego carcajearse en mi cara.
—Yo tengo una novia y él es novio de mi hermana.
—¿Te das cuenta de que no lo negaste?
—Sí, bueno. Pero no hay nada entre él y yo. —me respondió, y volvió a encestar.
—Del odio al amor solo hay un paso —le dije, quitándole el balón de las manos—. Solo diré que no te cierres a la posibilidad.
Estaba a punto de encestar, cuando sentí todo el peso del cuerpo de Scott sobre mí. Claramente era falta. Yo estaba en el suelo desorientado, y solo lo escuchaba decirme, no te duermas, hey reacciona, mientras me daba unos golpes en la cara. No sé en qué momento perdí el conocimiento, ni por cuanto tiempo. Cuando desperté estaba en la cama, y mis perros acostados junto a mí. Pensé que todo había sido un sueño, pero al levantarme había una nota en buro.
Tenemos que volver a jugar uno de estos días.
Cloudin y yo, solo somos amigos, pero el futuro es incierto.
No sé qué es lo puede pasar, nunca lo sabemos.
Scott.
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Relatos del servidor
Short StoryLos mundo se conectan y las puertas te permiten llegar.