Prólogo

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Era un lugar bastante silencioso, pero bastante bien ambientada llena de colores y algunas cosas estúpidas adornaba ya sea a la sala, comedor o las habitaciones, si que era una dulce casa.Unas pisadas se hacían retumbar en la silenciosa casa ¿Quién será? ¿Será el propietario?Las pisadas cesaron en la entrada principal, aunque cómo tal no era una casa normal, está estaba dentro del muro de la isla Quesadilla, las escaleras daban para el techo así que eso contaba como la entrada principal.Un sonido de unas llaves se hizo presente en la puerta, solo que no se abría tan fácilmente, ¿Será que no sabe usar llaves?Paso algo de tiempo y se abrió lentamente la puerta, rechinaba la puerta algo que molesto a la persona.Era un chico alto, cabellos negro, una sudadera turquesa y las mangas de color lila y mismo color que una capa algo desgastada llevando consigo una mochila con pins de personajes de videojuegos que a él le gustaban, portando en su cara una máscara de esqueleto, unos shorts de pescador de color negro con una línea delgada de un color morado, con unas calcetas con líneas de color morado y azul junto con unas botas de un tono bastante obscuro y en sus brazos unas vendas.Había llegado arrojando su mochila bastante pesada a su sala para luego pasar a su cocina y prepararse algo de comer, pues había llegado exhausto de su encuentro yacía algunos minutos atrás, pensando en lo que le había dicho el otro chico de su encuentro se había puesto a reflexionar y analizar el comportamiento de ese chico.
 —No se veía muy seguro de si mismo— El chico había sacado algunos sartenes de su cocina y las puso en su barra.
—Me puede llegar a servir. . Aunque sería difícil de conseguirlo— Se dijo para sacar un cuchillo y cortar algunas carnes, no era una gran cocinero pero por lo menos sabía hacer comida comestible y no tóxica.
— Si te esmeras Missael podrías conseguirlo, no hay nada que puedas hacer, el mundo está a tus pies— Saco un poco de aceite y tomo el sartén que había dejado en la barra de su cocina para luego calentar su estufa y poner encima su olla con aceite.
— Oh vamos ¿Qué tan difícil puede ser?— Se dijo a si mismo y escuchar que su voz retumbaba por las paredes de la silenciosa casa y para ver a qué ya estaba a una buena temperatura para echar las carnes, se había acercado bastante cercas al sartén y como la gran mayoría se alejaría un poco del sartén para evitar que le saltará el aceite, pero el se quitó su máscara para poner una de sus manos arriba del sartén y empezar a sentir las quemaduras en sus manos y una que otra en su rostro, le excitaba sentir esa sensación de dolor.

𝓢𝔀𝓮𝓮𝓽 𝓞𝓫𝓼𝓼𝓮𝓼𝓲𝓸𝓷Donde viven las historias. Descúbrelo ahora