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Había pasado un mes desde aquel suceso inesperado por parte del menor, cada mañana despertaba con un nuevo sueño húmedo, todas con su mismísimo jefe, Tomlinson no sabía controlarse a la hora de verlo a la cara, por lo que había estado ignorando al mayor, caminando en circulos alrededor de la sala mayor e incluso, pidiendo favor a otros colegas para entregar los informes.

Esto hacía que el moreno, esté un poco disgustado ante tal cosa, no quería que nadie más se enterase de sus aventuras como lo hacía el castaño, le preocupaba la cantidad de personal que sabría sobre sus aventuras y en cualquier momento se darían cuenta que el menor estaba siendo exclavo de sus propias Barbies a la hora de encerrarse en su oficina.

Decidió hacer las cosas un poco más complicadas para Tomlinson, esto pasaría de horarios normales a horas extras, aparte de eso Tomlinson tendría que preparar su desayuno, almuerzo y cena, adelantarían todos los proyectos de los siguientes meses, sin que el menor protestará, la falta de respeto para el moreno era mucho y más confiando de ese castaño, no podría escapar nada, no estaría listo para un nuevo rumor, arruinando su imperio en el que estaba sentado ahora mismo.

— ¡Tomlinson,  en mi oficina ahora mismo! —el pitido de la llamada anunciaba, el moreno lo esperaba con ansias, esa ansiedad por saber.

El castaño lentamente, se levanta de su asiento para dirigirse a la oficina de su jefe, quién con manos temblorosas duda unos instantes para ingresar, una semana logró ignorarlo, pero conociendo a su jefe, no lo toleraba, establece el hacer pasar como si nada, pero las imágenes recorren su mente una y otra vez, la chica en su escritorio, siendo azotada, mientras la mirada se enfocaba en él, en esta ocasión, nadie de las secretarias se encontraba con él, solo el mismo, sentado tecleando un par de palabras en el navegador.

— ¿Vas a entrar, o te quedarás allí todo el día? —exclamo el mayor, haciendo referencia a que debe entrar.

— lo siento, ¿para que me necesita? —preguntó el menor, acercándose y de esa forma permanecer parado.

— le daré un nuevo horario, a partir de hoy sientase un secretario más, el cuál me seguirá a todas partes... —comentó el moreno, dirigiendo su mirada al pequeño— tome asiento, que hoy no hay prisa —volvió a mencionar.

— me preguntó de que trata esta vez —murmuró, a tal punto que su jefe logró escuchar.

— su visita no es casual, como aquella vez —entonces según Tomlinson, el sabía porque lo ignoraba— me preguntaba, los motivos, por el cuál mucha gente ha estado ingresando en mi oficina, sin que ninguno de ellos sea¿usted? —esta vez el moreno se encontraba mirando cara a cara con el pequeño, por primera vez había visto los ojos azules de ese muchacho, su cabello despeinado y poco colorido, como la camisa habia salido de lugar y el saco poco arrugado, mientras la corbata ya hacia fuera de lugar.

— tengo mis razones, me encontraba ocupado, por lo que solicite ayuda de los demás compañeros... —murmuró bajo, como si fuera a llorar, labios y manos temblorosas se encontraban frías, el mayor comprende lo que sucedió la otra vez, pero aún así quería jugar con él, ser dueño de todo su cuerpo, su respiración y sobre todo, esos redondos y gruesos glúteos siendo apretados por aquel pantalón.

— bien, a partir de hoy ya sabes, despide a esas dos muchachas, y tú, estás a cargo de todo —mencionó.

El menor no encontraba explicación, pero hizo lo que le pidió, las dos chicas, estaban molestas, muy a decir verdad, Zayn les había prometido ingresar a unas oficinas ejecutivas y no lo cumplió, ya que las despidió todo a causa de Tomlinson, así el menor estaría mas cerca suyo.

Para Louis seria su próximo infierno, para Zayn su próxima víctima de la lujuria, en su mente vagaban miles de pensamientos sucios, masoquistas y sobre todo no tendría que dar explicaciones a nadie, mucho menos mencionar el "me gustas" para Louis.

Louis sería un simple peón satisfaciendo sus necesidades en la cama, oficina y vida, porqué vida, por esta ocasión estaría acompañando al jefe a todas partes, dónde sea reuniones, almuerzos, despedidas, bailes, cócteles, todo relacionado a su jefe o a sus invitaciones.

Louis sabía que está vez no tendría una vida digna, está vez, tendría que salir, salir a todos lados dónde vaya el moreno, estaría detrás suyo, como si fuera su propia sombra, que cuándo menos espero, ya se encontraban en el ascensor bajando a la primera planta.

— bien Tomlinson, recuerda que me perteneces, a partir de hoy más que nada —mencionó el mayor, girando hacia su lado, para acorralarlo allí mismo, mientras la respiración del menor se agitaba lentamente.

— ¿A qué se refiere Jefe? —comentó con la voz temblorosa.

— me refiero a que desde que firmaste el contrato, me perteneces —dicho esto susurrando cerca de sus labios carnosos, el ojiazul iba a desmayarse, sabía que pasaría, pero no en este momento, más adelante quizás, la voz silenciosa del jefe le erizaba la piel, le hacia temblar.

Si todo eso sucedía en unos segundos, que pasaría con él, en las habitaciones siguientes, que pasará en la semana, ahora se convertirá en su esclava sexual o en su oficinista bien pagado.

𝓩𝓪𝓯𝓲𝓻𝓸 - 𝓩𝓸𝓾𝓲𝓼 𝓜𝓪𝓵𝓲𝓴𝓼𝓸𝓷Donde viven las historias. Descúbrelo ahora