DDay

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Rogó, rogó y volvió a rogar en silencio, deseando de manera ferviente que Jimin no descubriera lo que estaba tramando. Había estado guardando el secreto con tanto esfuerzo que cada día se volvía más dificil mantenerlo oculto.

Cuando vio la oportunidad de escapar, corrió a encerrarse en la habitación y puso el seguro en la puerta. Se cambió rápidamente de ropa y prendió las velas con cuidado, distribuyéndolas por los muebles de la habitación. Ajustó los pétalos de flores, esparciéndolos por todo el lugar, buscando crear un ambiente especial.

Debía ser rápido.

Con el corazón latiendo a mil, Yoongi caminó hacia la puerta, tomando un último respiro antes de abrirla. Y ahí estaba Jimin, justo frente a sus ojos, con el ceño fruncido y ese puchero exquisito que siempre tenía ganas de besar.

—Llegas justo a tiempo —dijo con una voz suave, tapando los ojos de Jimin con sus grandes manos antes de que pudiera ver el interior de la habitación. 

Yoongi guió con cuidado a Jimin, asegurándose de que no tropezara con nada. El aroma dulce de la vainilla se desprendía de las velas, llenando el ambiente de una sensación reconfortante.

—Qué rayos... 

Jimin se quedó perplejo, sin poder completar su frase cuando Yoongi finalmente destapó sus ojos. La cama estaba adornada con pétalos de rosas, y en el centro se encontraba una botella de vino.

—¿Qué es todo esto? —preguntó, sus ojos llenos de asombro y emoción.

Con delicadeza Yoongi se separó de él, su rostro iluminado por una sonrisa radiante. Se acercó a la cesta que reposaba en la mesita de noche y habló:

—Cariño, prepara las maletas, nos vamos de viaje —dijo, sosteniendo los pasaportes con dos boletos de avión dentro. 

Las lágrimas comenzaron a brotar de los ojos de Jimin, quien se dejó caer en el suelo en un mar de emociones. Yoongi se acuclilló rápidamente a su lado y le acarició la espalda con ternura para calmarlo.

—¿Qué pasa, mi amor? ¿No estás feliz? —preguntó con voz suave y llena de preocupación.

Jimin levantó la cabeza, sus ojos vidriosos llenos de gratitud y amor.

—Me encantó, Yoonie —le respondió entre sollozos, mientras se frotaba la manga por la nariz—. Es solo que... me siento tonto —añadió con un puchero de confusión en el rostro.

—¿Por qué, mi vida? —inquirió en voz suave.

Yoongi lo miró con ternura y lo tomó de las mejillas para asegurarse de que lo mirara directo a los ojos. Cuando sus miradas se encontraron, Jimin volvió a estallar en lágrimas. Yoongi lo atrajo hacia su cuerpo, permitiéndole desahogarse en su pecho. 

Con una mano, Yoongi le acarició suavemente el cabello rubio, hasta que los sollozos comenzaron a calmarse.

—¿Mejor? —preguntó con tranquilidad.

Jimin asintió, recuperando poco a poco la calma.

—Perdón, es que pensé que me estabas engañando y... ¡Min Yoongi, no me mires así, estoy hablando en serio! —exclamó Jimin, empujándolo y cruzándose de brazos. 

Yoongi continuó riendo, abrazándolo con fuerza.

—Lo siento si te asusté, pero no quería que te enteraras... y no sabes lo difícil que es ocultarte cosas —se quejó, limpiando un par de lágrimas secas de las mejillas de Jimin. Tomó su mano y le acarició el dorso—. Y antes de que preguntes, sí, Taehyung lo sabía.

It's nice to have a friendDonde viven las historias. Descúbrelo ahora