Cap 1

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-Andrés, alejate de la ventana!!!- gritó mi madre. 

De inmediato sentí su brazo; me jaló tan fuerte que me caí de la silla y azoté contra el suelo. 

-Solo estaba saludando a Miguel- era lo bastante astuto como para no responderle, pero a veces la boca es más rápida que el cerebro. 

Ese verano me convertí en un luchador.  

Mi madre me dió una cachetada. Fuerte. Mi cabeza rebotó contra la pata de la silla: vi estrellitas de todos los colores.

-No hables con nadie!!- me ordenó mamá -.Te di permiso de ver por la ventana porque tengo un gran corazón, pero te lo voy a prohibir si sigues sacando esa narizota, y,sobre todo, si te pones a parlotear-

-Alex está afuera- murmuré.

-¿Por qué no debería de estarlo? él no es un lisiado como tú- 

Me trague las palabras que iba a pronunciar y agité la cabeza para desvanecerlas. Fue entonces, por fortuna, cuando vi la mancha de sangre mancha en el piso. No la había limpiado. Si mi madre la hubiera visto, no habría durado ni un segundo en atar cabos. Y entonces tendría la soga al cuello. Me deslicé hasta cubrir con el cuerpo y doble mi pie malo.

-Más te vale estar preparando mi té- dijo mi madre, y se sentó al borde de la cama, se quitó las medias y estiró los dedos de los pies, esos pies perfectamente sanos, cerca de mi cara. 

-Sí, madre- respondí, y tapé la mancha de sangre con la silla. 

Me arrastré por el piso, cuidadosamente de mantener el pie cubierto de costras fuera de su vista. Me trepé a  la otra silla, encendí la estufa y puse a calentar la tetera. 

-Córtame un poco de pan y pasame la manteca. Ah, y guárdale un poco a tu hermano -rió-. Si sobra algo, aviéntalo por la ventana a ver si a Miguel le gusta tu cena, ¿Cómo ves?- 

Me quedé callado. Corté dos rebanadas de pan y escondí el resto detrás del fregadero. Alex no vendría a casa hasta que mi madre hubiese partido, y él siempre compartía conmigo lo que hubiera de comer. Cuando el té estuvo listo mi madre se acercó por su taza. 

-No creas que no te estoy viendo, mi amor. Ni se te ocurra que te puedes burlar de mí. Bastante suertudo eres de que te soporte así como estás, y no tienes idea de cómo podrían empeorar las cosas.- 

Yo también me había servido una taza de té. Di un buen sorbo y sentí el líquido hirviendo en mi garganta. Mi madre no bromeaba; yo, tampoco.  










CONTINUARÁ



La historia la hice porque estaba aburrida -w-, las primeras páginas serán un casi copy paste, pero conforme vaya transcurriendo la historia va a ir cambiando la trama. Por favor lean la descripción. 


¿Dudas? 



Tschüss!! 





Palabras: 466 

~Amor en guerra~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora