Cap 2

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El dibujo de arriba fue hecho por @Leona345678900 te ha quedado muy bonito gracias <3.



Existen muchas clases de guerras. La historia que estoy contando empezó hace cuatro años, al inicio del verano de 1939. Inglaterra estaba a punto de entrar en otra guerra mundial, la que justo ahora se está peleando. La mayoría de la gente estaba atemorizada. Yo tenía 16 años (aunque por entonces no lo sabía), y si bien había escuchado algo sobre Hitler -palabras aisladas y uno que otro insulto que volaba desde el pasillo hasta mi ventana del tercer piso-, ni él ni ninguna guerra entre países me preocupaban en lo más mínimo. Por lo que he contado, podrían pensar que yo estaba en guerra con mi madre, pero no es así: mi primera guerra, en la que combatía ese juni, era contra mi hermano. 

Alex tenía un mechón castaño oscuro, ojos angelicales y el alma de un diablillo. Mamá decía que tenía 9 años y que entraría a la escuela en otoño. A diferencia de mí, sus piernas eran fuertes y estaban coronadas por dos sólidos pies;  los usaba para huir de mí. 

A mí me aterrorizaba quedarme solo. 

Nuestro departamento, de una sola habitación, estaba en el tercer piso del mismo edificio del bar donde trabajaba mi madre en la noche. Mamá despertaba tarde. Yo era el encargado de darle de desayunar a Alex y el mantenerlo callado hasta que ella se levantaba. Cuando ese momento llegaba, mamá solía salir a comprar algo o a chismear con las otras mujeres en el pasillo. A veces llevaba a Alex pero no muy seguido. Después, en la noche, se iba al trabajo y yo le servía té a mi hermano, lo arrullaba y lo dormía. No recordaba bien desde cuando seguía esa rutina; creo que desde que Alex usaba pañal y era demasiado pequeño para sostener una taza. 

Jugábamos, cantábamos y veíamos el mundo a través de la ventana: el repartidor de hielo con su carro, el ropavejero y su pony peludo, los hombres volviendo de los muelles al atardecer, las mujeres en las escaleras de la entrada con las cubetas rebosantes de ropa para lavar y los niños saltando la cuerda y jugando a "tu las traes". 

Incluso entonces me podría haber arrastrado y bajado las escaleras; me las hubiera podido arreglar para hacerlo. Pero la única vez que me aventuré afuera, mi madre me descubrió y me pegó hasta hacerme sangrar los hombros. 

-¡Eres mi mayor desgracia!- gritó -¡Un monstruo con pies deformes! ¿Acaso quieres que el mundo sea testigo de mi vergüenza?  

Me amenazó  con lo mismo de siempre: con tapiar la ventana si me volvía a escapar. 

Mi pie derecho era pequeño y estaba tan torcido que la planta miraba hacia arriba, los dedos quedaban flotando en el aire y lo que debía ser la parte superior tocaba el piso. El tobillo, por supuesto, no funcionaba, y cada vez que le cargaba un poco de peso me dolía mucho, así que pocas veces  lo intenté. Era bueno gateando. No me importaba quedarme en el cuarto, siempre y cuando estuviera con Alex. Pero cuando Alex creció, quería ir a la calle a jugar con los otros niños. 

-¿Por qué no, si es un niño normal?- decía mamá. 

A Alex le aclaraba.  

-Tú no eres como Andrés, tu puedes ir a donde quieras-      








CONTINUARÁ 

¿Que tal :D?


¿Quedó fachero no 737? 

¿Dudas?  






¡¡TSCHÜSS!!     



Palabras: 570 

~Amor en guerra~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora